Más allá de cifras exponenciales que bien expresan los daños ocasionados por el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba, esa política con más de cinco décadas de existencia se concreta en la historia cotidiana de muchos cubanos, y aun así este territorio del Caribe no ha cesado en su empeño por salvaguardar lo esencial, los derechos inalienables del ser humano.
Ese fue el hilo conductor de un panel dedicado a exponer las principales consecuencias del cerco en diversas esferas de la sociedad cubana, celebrado en la XV edición del Congreso Pedagogía 2017.
Al decir de la doctora Ileana Morales Suárez, directora nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública, en ese ramo las secuelas del bloqueo se materializan en la vida de los pacientes y sus familiares, el personal de salud y los propios ciudadanos estadounidenses, que no pueden, por solo mencionar un ejemplo, recibir tratamientos médicos en Cuba.
La imposibilidad de adquirir medicamentos, reactivos, piezas de repuesto para equipos médicos, instrumental y otros insumos, que el gobierno cubano debe obtener en mercados distantes y en muchos casos con una menor calidad, figuran entre otras de sus secuelas.
El doctor Paul Torres Fernández, subdirector general del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, explicó, por su parte, que en el sector de la educación esas implicaciones se manifiestan —grosso modo— en los ingresos dejados de percibir por exportación de bienes y servicios, pérdidas de carácter financiero por reubicación geográfica del comercio, afectaciones a la producción y los servicios y el impedimento de utilizar el dólar estadounidense en el comercio exterior cubano.
A modo de ejemplo, el especialista subrayó que las escuelas de idiomas existentes en el país carecen de laboratorios y equipamiento audiovisual avanzado, se han tenido que reducir los planes editoriales para las bibliotecas escolares y los centros de información educacional, al tiempo que se han encarecido los recursos educativos para la educación especial y ha sido imposible acceder a herramientas indispensables para la producción de multimedias educativas.
A la imposibilidad de comprar implementos deportivos para las 35 federaciones deportivas de Cuba, y las dificultades enfrentadas para obtener las tecnologías de procedencia norteamericana, que permiten la re-acreditación del Laboratorio Antidoping de La Habana, hizo referencia el director de este centro y del Instituto de Medicina del Deporte, doctor Jorge Pavel Pino.
El viceministro de Cultura, Fernando Rojas Gutiérrez,destacó que en ese sector las afectaciones del último año se registran en más de 29 millones de dólares, y una parte importante debido al encarecimiento de la exportación de bienes y servicios y de las importaciones. Mencionó, además, que hay un daño «esencialmente cultural, y es lo que pierden aquellos que no pueden disfrutar de la extraordinaria riqueza de la cultura cubana».
Por otra parte, Enrique Valdés Cárdenas, subdirector de la Dirección Política Comercial con América del Norte, del ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, sostuvo que se estima, en el año 2015, una pérdida para la industria turística cubana de 1 890 millones de dólares; mientras que la afectación económica total para la industria biofarmacéutica asciende a más de 171 millones.
Asimismo, Yaima de Armas Bonchang, especialista de la Dirección General de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, puntualizó que hasta abril del 2016, el daño económico ocasionado al pueblo de Cuba por la aplicación de esta política —considerando la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional— ascendía a 753 688 millones de dólares.
COMENTAR
Responder comentario