Muchas veces Cuba ha llorado sola a sus muertos, como aquel octubre de 1976, cuando un brutal acto de terrorismo hizo estallar, en pleno vuelo, un avión de cubana. foto: Jorge Oller«Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; (…)
la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente,
nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti».
John Donne
Por aquello de «estar en el momento y el lugar equivocados», los hombres matan a otros hombres. Y el equilibrio natural del mundo se estremece. Por ser blancos o negros, homosexuales o judíos, políticos o religiosos, los hombres matan a otros hombres. El pecado, contradictoriamente, ocurre en nombre de un Dios, o de un «jefe». Y el bendito equilibrio se retuerce.
La voluntad de prevenir y rechazar los horrores del terrorismo, más que de una doctrina política, debería emanar de la mismísima naturaleza humana. Ni el más fanático de los creyentes, ni el más fiel de los subordinados, ni el más radical o extremista podría justificar la muerte de una sola de las personas inocentes que habitan nuestra «aldea global». Pero el terror prefiere a los inocentes.
«La muerte de cualquier hombre me disminuye», decía el poeta metafísico inglés John Donne. Si su máxima fuera aplicable a todos, hay ciertos personajes, algunos connotados, que ya se hubiesen extinguido. Pero lejos de disminuirlos, la muerte los reconforta, y sirve, desnaturalizadamente, como ofrenda mercenaria o «religiosa», satánica diría yo.
Y por más desnaturalizado que resulte, no todos los muertos valen lo mismo, ya sea económica o mediáticamente hablando, aunque tengan en común la inocencia o la posibilidad de una vida entera por vivir. En términos de muerte, las tarjetas de crédito hacen la diferencia, las cuentas bancarias y hasta la latitud, porque en estos casos pesan los efectos de la fatalidad (casi maldición) geográfica.
Son altavoces o silenciadores mundiales los dineros del país donde ocurre la barbarie, su peso en la balanza de poder internacional e incluso, su capacidad para tener aliados influyentes. Las «muertes desarrolladas» cambian el curso de la historia; las muertes tercermundistas o «en vías de desarrollo» apenas son historias.
No habría que hurgar para exponer en blanco y negro los ejemplos. El mundo guardó luto por París y compadeció a Bruselas; las matanzas del Sur, en cambio, pasan sin penas ni glorias y se comentan, acaso, entre las cuatro paredes de alguno de los dolidos. Los pobres, muertos, lo son más.
De ese reparto desigual de condolencias, al estilo de las riquezas, también hemos sido víctimas los cubanos, tanto como lo hemos sido del terrorismo, que nos ha obligado a vivir con la muerte de 3 478 de los nuestros y con las mutilaciones de otros 2 099.
Muchas veces Cuba ha llorado sola a sus muertos, como aquel octubre de 1976, cuando un brutal acto de terrorismo hizo estallar, en pleno vuelo, un avión de cubana con 73 pasajeros a bordo: 57 cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos.
Ya se había dicho antes, pero en su discurso de conmemoración por el aniversario 25 de la barbarie, Fidel fue explícito al asegurar que «nadie, salvo un grupo de personalidades e instituciones amigas, compartió nuestro dolor; no hubo conmoción en el mundo, ni graves crisis políticas, ni reuniones en la ONU, ni inminentes peligros de guerra.
«Pocos tal vez (…) comprendieron el terrible significado de aquel hecho. (…) Era como algo habitual. ¿No habían muerto ya miles de cubanos en La Coubre, el Escambray, Playa Girón y en cientos de acciones terroristas, ataques piratas u otros hechos similares?».
Pese al ensañamiento, esta tierra siempre ha condenado cualquier acto de terror, sea contra el país que sea, incluso contra aquel que ha dado techo y cobija a los asesinos más acérrimos.
Cuba ha suscrito los 19 convenios internacionales existentes en esa materia y es Estado parte de todos, excepto del Protocolo que modifica el Convenio sobre las infracciones y ciertos otros actos cometidos a bordo de las aeronaves, del 2014, pues este aún no ha entrado en vigor.
Además, cumple de manera estricta los compromisos emanados de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y ha participado de forma activa en los debates sobre la labor del Comité contra el Terrorismo.
Nuestro país también mantiene su compromiso con la aplicación de la Estrategia Global de Naciones Unidas contra el Terrorismo, especialmente de sus cuatro pilares, referidos, en sentido general, a las medidas para prevenir y combatir el terrorismo; aumentar la capacidad de los estados en esa lucha y asegurar el respeto de los derechos humanos para todos.
Los antecedentes de esa postura, sin embargo, no se circunscriben al periodo revolucionario. Se remontan a 1937, cuando Cuba agonizaba y estaba lejos aún de poder valerse por sí misma y de hacer valer algún pronunciamiento.
Pero en la política, siempre contradictoria, muchas cosas no son lo que parecen, y las explicaciones casi siempre andan del lado de la conveniencia. Conveniente debió ser, entonces, que en fecha tan temprana Cuba estuviera entre los firmantes de la Convención para la Prevención y la Sanción del Terrorismo.
Digo conveniente, y hasta contradictorio, porque en 1937 un gobierno de turno servía de marioneta y los hombros neocoloniales seguían recargándose de vejámenes.
Para quienes movían los hilos, la firma, probablemente, se tornó fachada; para los cubanos, en cambio, sentó las bases de un compromiso mucho más trascendente y que luego de 1959 se hizo definitivo. Tanto, que más allá de las diferencias, en reiteradas oportunidades las autoridades nuestras han trasladado a las administraciones estadounidenses su disposición de cooperar en el enfrentamiento al terrorismo.
La lista es extensa. Al azar, elijo lo hecho en1984, cuando Cuba alertó sobre un plan de atentado contra el presidente Ronald Reagan, que condujo a la neutralización de los involucrados por parte de las autoridades norteamericanas. También en 1998 se le informó a la administración de William Clinton respecto a la intención de hacer estallar bombas en aviones cubanos o de terceros países que viajaban con pasajeros estadounidenses.
En 1997, 1998, 2005, 2006 y 2010, nuestro país entregó de modo oficial a representantes del Departamento de Justicia y a la Oficina Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés), miles de documentos contentivos de datos sobre terroristas radicados en los Estados Unidos y en otras naciones.
El resumen no podría obviar que en el 2001 y el 2002, la Isla presentó a las autoridades estadounidenses un proyecto de Programa de cooperación para combatir el terrorismo. Propuesta que, de manera expresa, rechazó la administración de George W. Bush.
Las negativas no frenaron las intenciones y en el 2009, 2010 y 2011 Cuba reiteró al Gobierno de los Estados Unidos su disposición a cooperar en esta esfera. Y ya en el 2012 entregó, por escrito, una propuesta para acordar un programa bilateral, que garantizara la prevención eficaz o la erradicación de cualquier actividad terrorista.
El tránsito hacia la normalización de las relaciones tampoco ha estado exento de tales pronunciamientos. En marzo del 2015, el Ministerio de Relaciones Exteriores trasladó el interés de suscribir acuerdos sobre temas de aplicación y cumplimiento de la ley, principalmente en áreas relacionadas con el enfrentamiento al terrorismo. A finales de ese año tuvo lugar el primer diálogo bilateral sobre dicha materia y desde entonces han ocurrido varios encuentros técnicos.
Recientemente, en junio del 2016, se realizó en La Habana un encuentro técnico entre autoridades de Cuba y los Estados Unidos, encargadas de la prevención y el enfrentamiento al terrorismo, quienes coincidieron en la importancia de la cooperación y acordaron continuar los encuentros en el futuro.
Los resultados, en la práctica, aún aguardan; pero ello no ha menguado la disposición de avanzar, aunque a los cubanos todavía nos sangren las heridas.
INSTRUMENTOS JURÍDICOS INTERNACIONALES SUSCRITOS POR CUBA REFERIDOS AL ENFRENTAMIENTO AL TERRORISMO
1. Convenio sobre las infracciones y ciertos otros actos cometidos a bordo de las aeronaves. 1963
2. Convenio para la represión del apoderamiento ilícito de aeronaves. 1970
3. Convenio para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de la aviación civil. 1971
4. Convención sobre la prevención y el castigo de delitos contra personas internacionalmente protegidas, inclusive los agentes diplomáticos. 1973
5. Convención internacional contra la toma de rehenes. 1979
6. Convención sobre la protección física de los materiales nucleares. 1980
7. Protocolo para la represión de actos ilícitos de violencia en los aeropuertos que presten servicio a la aviación civil internacional, complementario del Convenio para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de la aviación civil. 1988
8. Convenio para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de la navegación marítima. 1988
9. Protocolo para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de las plataformas fijas emplazadas en la plataforma continental. 1988
10. Convenio sobre la marcación de explosivos plásticos para los fines de detección. 1991
11. Convenio Internacional para la represión de los atentados terroristas cometidos con bombas. 1997
12. Convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo. 1999
13. Convenio Internacional para la represión de los actos de terrorismo nuclear. 2005
14. Enmienda de la Convención sobre la protección física de los materiales nucleares. 2005
15. Protocolo relativo al Convenio para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de la navegación marítima. 2005
16. Protocolo relativo al Protocolo para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de las plataformas fijas emplazadas en la plataforma continental. 2005
17. Convenio para la represión de actos ilícitos relacionados con la aviación civil internacional. 2010
18. Protocolo complementario del Convenio para la represión del apoderamiento ilícito de aeronaves. 2010
19. Protocolo del Convenio sobre las infracciones y ciertos otros actos cometidos a bordo de las aeronaves. 2014



















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Miguel Angel dijo:
1
14 de octubre de 2016
13:50:08
eutelio dijo:
2
14 de octubre de 2016
15:27:59
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