
La pesca parece haber sido una de las principales razones que condujeron al escritor norteamericano Ernest Hemingway a La Habana, donde después vivirá por más de 20 años, hasta 1959.
En una crónica que el propio Nobel de Literatura escribiera en 1949, entre las razones que argumentó de por qué escogió Finca Vigía como su residencia permanente, habló de la Corriente del Golfo, que estaba a sólo 45 minutos de su casa y donde según él se podía hacer la pesca mejor y más abundante que había visto en su vida.
La primera edición del Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja de La Habana, que siempre llevó el nombre de Hemingway con su aprobación, se realizó el 26 de mayo de 1950. Hemingway participó en ellos y logró el primer puesto desde 1953 al 1955.
En 1959 el célebre novelista viajó a Idaho, Estados Unidos, pero apasionado de la pesca de la aguja, regresó un año después para realizar la premiación del XI Torneo, y en ese momento tiene su primer encuentro con el líder de la Revolución Fidel Castro, a quien se homenajea este 2016 por su 90 cumpleaños.

En esa ocasión Hemingway entregó a Fidel varios trofeos en el Torneo por su captura de cinco piezas. Del encuentro se han publicado numerosas fotos, aunque, como dijo la directora del Museo Hemingway, Ada Rosa Alfonso, en uno de los Coloquios sobre la vida y obra del escritor, no se sabe qué conversaron.
Alfonso también señaló que durante décadas Fidel Castro mantuvo en su despacho del Palacio de la Revolución una foto en la que el Premio Nobel de Literatura exhibe un enorme pez, con la dedicatoria: “Al Dr. Fidel Castro, que clave uno como este en el pozo de Cojímar. Con la amistad de Ernest Hemingway”.
Fidel ha mantenido privacidad sobre su relación con Hemingway —afirmó Alfonso— pero que un periodista y escritor, con absoluto dominio de la palabra y su semántica utilice el término amistad dice mucho.
El propio Fidel en 2005 en entrevista con el periodista Ignacio Ramonet, publicada bajo el título Cien horas con Fidel, indicó que habló con Hemingway en dos ocasiones, aunque brevemente. Dijo entonces que admiraba la sed de aventuras del Nobel.
Con anterioridad, en 1975, en diálogo con los norteamericanos Kirby Jones y Frank Mankiewicz, y publicado luego por estos en un libro, Fidel revelaría: "De los autores norteamericanos, Hemingway es uno de mis favoritos... Conocía sus obras desde antes de la Revolución... Leí Por quién doblan las campanas, cuando era estudiante... Hemingway hablaba de la retaguardia de un grupo guerrillero que luchaba contra un ejército convencional... Esa novela fue una de las obras que me ayudó a elaborar tácticas para luchar contra el ejército de Batista...".
Indagar pormenores de la relación, de los encuentros, saber cómo y cuando el escritor hizo llegar la foto constituyen retos para los investigadores, apuntó la directora del Museo Hemingway.
FINCA VIGÍA, COMO LA DEJARA EL ESCRITOR

Ernest Hemingway llegó por primera vez a la habana en 1928 con su segunda esposa, Pauline Pfeiffer y regresó en 1932 para la pesca de la aguja. Se hospedaba en el hotel Ambos Mundos, en la concurrida calle Obispo, y la habitación que ocupara por ese entonces, la del quinto piso de la esquina nordeste, hoy se mantiene intacta.
El novelista también dejó su huella en el bar El Floridita, donde hoy una estatua del autor de Islas en el Golfo, es atracción y memoria.
El escritor y su tercera esposa Martha Gellhorn compraron Finca Vigía, situada a unos 15 kilómetros al este del centro de La Habana, en el año 1939 y sería durante más de veinte años su residencia. Se convirtió en el Museo Ernest Hemingway después de su muerte el 2 de julio de 1961, cuando se suicidó de un disparo con una escopeta en su natal Idaho.
La casa se ha conservado prácticamente igual a como la dejara el escritor. Tiene una colección de unos 22.000 objetos personales y documentos como cartas y fotos, libros, trofeos de caza, discos, armas, documentos, y además su yate El Pilar, que tuvo como patrón al pescador Gregorio Fuentes, quien inspiró el solitario personaje de El viejo y el mar, publicada en 1952.

En ese refugio campestre surgieron sus mayores obras,Por quien doblan las campanas, A través del río y entre los árboles, El Viejo y el Mar, París era una fiesta e Islas en el golfo, el primer libro de Hemingway que se publicó después de su muerte.
Por El viejo y el mar recibió primero el Premio Pulitzer y el Nobel de Literatura en 1954. Hemingway decidió donar la medalla que le entregaron por ese alto galardón literario al santuario de la Virgen de la Caridad de El Cobre, Patrona de Cuba y de los pescadores.
Los escenarios naturales de El viejo y el mar son precisamente los de la Corriente del Golfo y el propio Hemingway dijo en una oportunidad que el argumento de esa novela había surgido de la rica experiencia que vivió "en medio de la gente de Cojímar", localidad marinasituada al este de La Habana, un lugar donde se sentía "ciudadano".
Tras su suicidio en 1961, los pescadores de Cojímar, que lo llamaban “Papa”, recolectaron pedazos de ancla y otros objetos de bronce y mandaron a fundir un busto, instalado el 21 de julio de 1962 a orillas de la ensenada.
John y Patrick Hemingway, hijos de Grégory, (1931-2001) el menor de los tres descendientes del Nobel de Literatura, celebraron en Cojímar en 2014 el 60 aniversario del galardón de su abuelo. Depositaron una ofrenda floral en el busto y visitaron el restaurante La Terraza, a orillas del mar, donde Hemingway solía comer con Mary Welsh, su cuarta y última esposa.
La revista Bohemia, no. 50 de 1982, publicó un trabajo de otro Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, quien si mantuvo estrecha amistad con Fidel, en el cual hace referencia a Finca Vigía luego de la muerte de Hemingway.

Dice el autor de Cien años de soledad: “el propio Fidel Castro…se ocupó de la última esposa de Hemingway —Mary Welsh— en las dos ocasiones en que estuvo en La Habana después de la muerte de su marido. Fueron ellos quienes acordaron los términos para que Finca Vigía quedara intacta…lo único que la viuda se llevó fueron los cuadros de la estupenda colección particular de los mejores pintores contemporáneos…”
En el último viaje Mary Welsh llevó a Estados Unidos además papeles y libros que quedaron depositados en la hoy Biblioteca JFK de Boston, pero dejó en La Habana miles de documentos más.
Además de esas huellas concretas, cada dos años se celebra un Coloquio Internacional dedicado al escritor norteamericano para revelar facetas aún desconocidas de su vida y obra, resultantes de nuevas investigaciones académicas.
De esos encuentros se ha llegado, por ejemplo, a acuerdos de cooperación cultural que han permitido el envío a la Biblioteca JFK de miles de documentos digitalizados procedentes de la casa del escritor en Cuba, entre ellos una versión alternativa del final de la novela Por quién doblan las campanas, las notas que tomó cuando navegaba por la bahía intentando avistar submarinos alemanes en los cuarenta, su pasaporte y una carta a Ingrid Bergman.
Gracias a esa colaboración, además de la restauración de Finca La Vigía, ahora se construirá un nuevo edificio con controles de temperatura y humedad, resultado del restablecimiento de las relaciones bilaterales en 2014.
La mayoría de los estudiosos coinciden en que el Hemingway que abandonó Cuba era ya un hombre enfermo, con una “última voluntad”, legar Finca Vigía al pueblo cubano, aunque dejó intactas sus pertenencias y papeles en La Habana… como quien regresaría pronto.
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Alfredo Ballester dijo:
1
3 de mayo de 2017
11:05:45
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