Litoral holguinero en red

HOLGUÍN.—Componentes de una red ac­tiva por las acciones que realiza y su variada com­posición, los centros comunitarios de edu­­cación ambiental en funcionamiento en los municipios costeros de la provincia contribuyen a la protección de la biodiversidad en esa amplia zona.

La estrategia de crearlos en Antilla, Banes, Gibara, Frank País, Mayarí, Moa y Rafael Frey­re ha estado determinada por la necesidad de enfrentar con urgencia los problemas que dañan los peculiares ecosistemas del litoral, refirió Norkis Ochoa Aguilera, coor­di­na­dora de Edu­cación Ambiental en la delegación pro­vincial de Ciencia, Tecnología y Medio Am­biente.

Objeto priorizado de su labor son las escuelas en general y las comunidades aledañas al mar, en las cuales, junto a conferencias, talleres y encuentros con la presencia de personalidades que propician debates a favor de la preservación de la naturaleza, se organizan y emprenden jornadas de reforestación y de recogida de desechos sólidos.

Para la funcionaria, la nueva mirada que se impone sobre la interacción de las personas en interés de la preservación del entorno de­viene convocatoria permanente a la que es­tán respondiendo positivamente organismos y entidades estatales.

Si de referencias se trata, hoy es inevitable colocar en los primeros planos al municipio de Antilla porque su centro comunitario de educación ambiental es el promotor y rector del Festival de la Bahía de Nipe, un evento que ya planea su tercera edición con la certeza de que involucrará mayor número de po­bladores en la ejecución de tareas a favor del saneamiento de la importante rada.

También constituye un buen ejemplo el mu­nicipio de Rafael Freyre por el avance de acciones comunitarias que instruyen a los re­si­den­tes en la costa acerca de las consecuencias del cambio climático, así como im­pulsan la siembra de plantas propias del litoral en sustitución de especies colocadas allí imprudentemente años atrás.

Los antecedentes de la valiosa red, recordó Norkis Ochoa, están en Moa. “En aquel municipio dos décadas atrás surgió Eco-Arte, un proyecto dirigido a elevar la cultura ambiental de los niños en un territorio impactado por el ejercicio de la minería. Sus experiencias son el mo­tor impulsor de lo hecho hasta ahora”.