Si hoy la industria láctea lograra cumplir, con precisión milimétrica, los niveles productivos contemplados en sus planes, ni siquiera ello garantizaría la satisfacción de las necesidades en disímiles surtidos. Simplemente, porque la demanda dista sobremanera tanto de la planificación como de la disponibilidad de las capacidades fabriles.
A partir de ese desequilibrio, cualquier contratiempo, como es lógico, tensa aún más la balanza. Contratiempos que aparecen y reaparecen, como cuentas de rosario, ante una industria envejecida y carente de mantenimiento.
Han sido los años de explotación y el cúmulo de problemas (solubles a tiempo, irreversibles después) los que han puesto a las empresas lácteas en condiciones muy desfavorables para asumir sus compromisos de cara al mercado.
En diálogo con Granma, Iván Carranza Ojeda, jefe del Grupo Lácteo del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (Geia), reflexionó sobre las limitaciones derivadas de la obsolescencia tecnológica, con énfasis en los deficientes sistemas de frío y vapor. Abundó además en el deterioro y déficit de los medios de transporte para el acopio y la distribución, así como en las dificultades relacionadas con la calidad de la materia prima fundamental (leche fresca).
Son insuficientes, según explicó, las capacidades de envase en cantidad y surtidos; resultan bajos los niveles de automatización y control informático de los procesos, sin desconocer la ausencia de mecanismos de formación y capacitación del personal especializado.
También aludió al detrimento de las condiciones higiénico sanitarias de muchas unidades, ya sea por la poca exigencia de los jefes, la pérdida de la disciplina laboral de algunos trabajadores, como por las afectaciones de la infraestructura civil que dañan sensiblemente la calidad y ponen en riesgo la inocuidad de los alimentos. A ello se une la falta de medios de laboratorios para examinar las materias primas y los productos terminados.
Ante este panorama, ya está en marcha, reiteró Juan Carlos Domínguez Márquez, director de la División Agroalimentaria del Geia, “un programa de recuperación de capacidades de la industria láctea, el cual se extiende hasta el 2020, encaminado, en primer lugar, al mantenimiento constructivo con el propósito de asegurar las condiciones higiénico sanitarias y de inocuidad”.
Posteriormente y de manera paulatina, las inversiones estarán encaminadas a la sustitución de líneas tecnológicas y máquinas independientes, equipos de refrigeración, sistemas de generación de vapor y medios de transporte.
Aseguró que para la concepción de un cronograma racional se tuvieron en cuenta, entre otros aspectos, la localización de las instalaciones y sus capacidades actuales, la ubicación de las mayores potencialidades lecheras, y las posibilidades de minimizar los traslados de leche entre provincias.
“Camagüey, Villa Clara, Sancti Spíritus y Matanzas son los territorios de más alto acopio de leche, y es ahí donde están priorizándose los trabajos, pues el programa resulta coherente con la proyección de desarrollo de la ganadería”, acotó.
Durante el 2015, abundó, “fueron contratadas las piezas de repuesto de las máquinas de envase; se concluyó el montaje de las calderas planificadas para ese periodo en los lácteos de Santiago de Cuba, Ciego de Ávila y Sancti Spíritus. Además, fueron convenidas las tres que necesita el Complejo Lácteo de
La Habana, de las cuales dos arribarán en junio del 2016”.
No obstante, las mayores problemáticas están concentradas, en su opinión, en las líneas de helado y yogurt de soya del Complejo capitalino y en sus homólogos de Santiago de Cuba y Cienfuegos.
Es por ello que este año, puntualizó, “las principales acciones estarán destinadas a garantizar la estabilidad de la empresa habanera. También debemos adquirir algunos equipos de frío que se instalarán en otras entidades del país, así como medios de transporte y máquinas de envase. Todo ello debe tributar al mejoramiento de la industria, pero no se puede hablar aún de un salto en la producción”.
Al mantenimiento, añadió, “se le ha otorgado un nivel importante de recursos para que las fábricas puedan recuperarse gradualmente, aunque no se trata de todo el financiamiento que necesitamos”.
LUCES Y SOMBRAS AL INTeRIOR DEL PAÍS
Si una provincia debe ser reconocida por todo lo que ha hecho en la rama láctea es Camagüey, el menos es un criterio compartido por varios directivos del Geia. Según Juan Carlos Domínguez, han emprendido un programa de mantenimiento y recuperación de las instalaciones, tanto en lo civil como en lo industrial, que les permite asumir sus compromisos en todas las áreas.
En este territorio, insistió, “han sido más emprendedores, más exigentes, y han logrado mayor unidad de acción en su consejo de dirección, un movimiento con los propios trabajadores. Han sido capaces de gestionar mejor el presupuesto asignado que es similar al de los demás”.
Sin embargo, no soplan los mismos vientos por el Combinado Lácteo santiaguero, el cual, tras más de 40 años de rigurosa explotación, confía en que el programa de recuperación concebido revierta la obsolescencia tecnológica y del transporte, que a duras penas asegura las producciones básicas normadas y limitados renglones vendidos de manera liberada a la población.
La mayor afectación se aprecia, precisamente, en el que por su volumen y alcance podría considerarse el producto fundamental: el yogurt de soya, destinado a niños entre los 7 y 13 años, la merienda escolar y otros destinos sociales.
Jorge Félix Perodín Carralero, director de la Empresa de Productos Lácteos en la provincia, informó que el pasado año fue incumplido el encargo estatal en alrededor de 5 000 toneladas de yogurt de ese tipo, y de un plan para el 2016 ascendente a 17 000, la instancia nacional lo redujo a 11 700.
El sustancial decrecimiento obedece principalmente a problemas acumulados en el bloque energético, donde recientemente fue instalada una caldera nueva y fue reparada la anterior; pero de los cuatro compresores de amoníaco requeridos solo trabaja uno, en virtud de las adaptaciones realizadas por los aniristas de la entidad.
Agravada por el funcionamiento de solo de uno de los tres bancos de agua helada existentes, la seria afectación en el sistema de enfriamiento incide también negativamente en la fabricación del yogurt natural, los quesos, queso crema y otros renglones.
Noel González Hernández, director del Combinado Lácteo Santiago, señaló que, dirigida a elevar los volúmenes y calidad de las producciones, la recuperación emprendida prevé la instalación en este semestre de dos compresores, la reparación de un banco de agua y la adquisición de un condensador evaporativo.
Mientras, en el área civil está prevista la impermeabilización de la cubierta de todas las dependencias, el montaje de la nueva carpintería de aluminio y el falso techo, la reparación del sistema eléctrico y la climatización del salón de envase del yogurt de soya y el laboratorio.
En opinión de González Hernández, las mejoras tecnológicas redundarán en una mayor calidad de los productos, unido a los beneficios derivados de la remotorización de varios camiones que apoyarán la distribución y el acopio de leche fresca.
No obstante, para asegurar el florecimiento de una industria deteriorada por la falta de mantenimiento sistemático, a la dignificación de las instalaciones debe sumarse la elevación de la disciplina tecnológica y de la exigencia de los jefes intermedios, el mayor control de los recursos y una mejor organización del trabajo.
Entretanto, el Complejo Lácteo de La Habana parece caminar por la cuerda floja, pues de acuerdo con su director, Modesto Pérez Cabrera, de los tres compresores que demanda la unidad energética, solo tienen uno y de las tres calderas necesarias, apenas trabaja una, y se encuentra en mal estado. Por ello, hablar de estabilidad hoy es casi una quimera.
Explicó que está prevista la llegada en junio de dos calderas nuevas, cuyo montaje se extendería hasta septiembre, fecha establecida para retomar sus compromisos productivos habituales, sobre todo en materia de yogurt de soya, pues este es el renglón más afectado hoy.
Pese a los contratiempos, enfatizó Pérez Cabrera, producciones fundamentales como los quesos, la leche en polvo, la mezcla para batido y el yogurt natural muestran sobrecumplimientos al cierre de abril. Aunque, como advertimos al inicio, la demanda no siempre es proporcional a los planes.
Solo los volúmenes correspondientes al helado y al yogurt de soya marchan por debajo de lo previsto, con acumulados que rondan el 78 y 84 %, respectivamente.
Por fortuna, “esta industria forma parte de las prioridades del Grupo Lácteo, por lo que en este 2016 también debemos recibir tres máquinas de envase de leche en polvo, 15 de envase de yogurt, cinco compresores, 53 camiones isotérmicos para la distribución y siete refrigerados”, dijo Pérez Cabrera, al tiempo que aludió a las cuatro bombas de amoníaco recién instaladas y al nuevo sistema de limpieza de la planta de soya.
Resulta evidente, luego del intercambio con los directivos de la industria láctea, que las problemáticas y carencias están bien identificadas. También está trazado, pormenorizadamente, el camino de las soluciones. Camino que ya comienza, de a poco, a recorrerse. Ojalá su tránsito efectivo logre resolver los actuales desequilibrios entre oferta y demanda y reivindique, de una vez, las acumuladas deudas de calidad.




















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Angel dijo:
1
20 de mayo de 2016
04:16:33
Demo dijo:
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20 de mayo de 2016
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3
20 de mayo de 2016
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eloina porven dijo:
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20 de mayo de 2016
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lorenzo Jurista dijo:
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Bavaro 41 dijo:
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jp Respondió:
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20 de mayo de 2016
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Lorenzo Jurista Respondió:
20 de mayo de 2016
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carlos dijo:
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Orestes Oviedo dijo:
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Luis dijo:
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Jesus D' Oro dijo:
12
20 de mayo de 2016
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