
SANTIAGO DE CUBA.—Marcada en los últimos años por la inestabilidad y los incumplimientos, la producción de huevos transita actualmente por una franca recuperación en la provincia santiaguera, donde por encima de los recursos dispuestos ha predominado el trabajo organizativo y la dignificación del personal y las instalaciones.
Si bien es cierto que el huracán Sandy destruyó miles de metros cuadrados de cubiertas de naves, cientos de jaulas y otra infraestructura, que afectaron a la avicultura en general, también resulta incuestionable que el apoyo material recibido del país y las autoridades del territorio, adoleció de una respuesta productiva efectiva.
El importante renglón alimenticio se convirtió entonces en una carga pesada para la agricultura en el territorio, de ahí que al asumir hace diez meses el cargo de directora de la empresa, la doctora en Medicina Veterinaria Milka Fernández Olivares, se dio a la tarea de incentivar en la base la respuesta esperada por la población.
“Es que se hablaba de muchos problemas —confiesa—, algunos objetivos como el deterioro del 10 % de los fondos de las jaulas, el déficit de comederos de importación para las aves y la escasez de agua, pero también subsistía el deficiente manejo del rebaño y falta del sentido de pertenencia en lugares claves.
“Considerando que se trataba de inculcar la cultura en la producción avícola, emprendimos una batalla para que el trabajador se sintiera como el eslabón principal de la cadena productiva.
“Había que rescatar sus valores —añade—, la participación en la concreción de los planes, el enfrentamiento al delito, mejorar las condiciones de las unidades atendiendo a que el personal permanece en ellas hasta en fines de semana y días feriados, y desde luego incrementar sus ingresos salariales”.
Determinante resultó igualmente la compenetración entre las 22 unidades productivas, las tres comercializadoras y dos de aseguramiento, que en ocasiones parecieron eslabones aislados de una cadena que en el movimiento de los animales, el suministro del pienso y la distribución del huevo, no admite fisuras.
Basados en esa estrategia, aun cuando resta por concluir el reemplazo de las gallinas y permanece el abastecimiento de agua en pipas a cinco unidades que agrupan cerca de 300 000 ponedoras, nada refleja más el vuelco experimentado como el sobrecumplimiento de las cifras de huevos fijadas en el trimestre que concluye.
“La imagen negativa ha desaparecido con el sostenido crecimiento productivo —confirma Milka—, y el cambio se aprecia desde el puesto de labor de cada uno de nuestros 1 300 hombres y mujeres, en el desvelo por la salud de las aves, su adecuada alimentación, la limpieza de todas las áreas, y la presencia en general de las unidades”.
Una visita a la UEB El Brujo, ubicada al este de esta ciudad, permite apreciar tanto la viabilidad de sus 84 000 animales que reciben agua en pipas, como el control en el pienso y los huevos acopiados, y las transformaciones iniciadas en el taquillero, el comedor y demás dependencias de la unidad.
La entrega identifica tanto a la directora Yubexis Durán Barroso, como a los naveros, entre quienes Raúl Montero Revilla y Tamara Sánchez González aseguran que la permanente atención a los animales y la constante recogida de los huevos, demanda caminar más de cinco kilómetros diarios en sus naves de 110 metros de largo.
Hasta la fecha, un millón 550 000 unidades por encima del plan han aportado sus 84 avicultores, entre quienes no pocos se han beneficiado con ingresos que una vez reemplazadas todas las ponedoras deben estabilizarse en alrededor de los 3 000 pesos mensuales.
Similar comportamiento comparten las restantes granjas, que en el caso de Guaninao (Contramaestre) reporta ingresos de hasta 4 000 pesos al mes, como resultado del esfuerzo de toda la empresa por entregar los 136 millones 700 000 huevos, que con el máximo de eficiencia espera el pueblo santiaguero.
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Amaya dijo:
1
11 de mayo de 2016
10:27:54
manuel dijo:
2
11 de mayo de 2016
16:24:22
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