ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

HOLGUÍN.—Si a la familia Albuerne Lu­que le es posible hoy continuar sustentándose con la alfarería, una tradición que se re­monta en ese núcleo a más de 70 años, es porque el Banco Popular de Ahorro les tendió la mano.

Lo dicen Alexander y Ariagna, padre e hija, en el taller que funciona en la calle Ma­riana de la Torre, en el reparto Libertad, de la capital provincial.

Ambos vieron en las ofertas crediticias del Estado la posibilidad de volver a insertarse en el mercado, hecho que les llegó a parecer imposible porque la instalación sufrió un grave deterioro y los tubos de barro, su producto estrella durante mucho tiempo, apenas eran solicitados debido a la aparición de artículos similares construidos con plástico.

A finales del 2014 la familia decidió acudir al Banco, el cual respondió afirmativamente después de hacer sus evaluaciones y prestó 150 000 pesos en julio del 2015, explica la mu­chacha.

“Nos pusimos a trabajar enseguida, estimulados, además, por los tres meses de gracia que nos concedieron. Compramos tornos, construimos una nave de paredes de ladrillos y techo de zinc para sustituir la que estaba vieja y en mal estado, así como el almacén de materia prima, que no existía; reparamos el horno y el brocal del pozo”.

Alexander añade que hace poco recuperaron la moledora y compraron una parte de la máquina para preparar la pasta cerámica. “Ahora estamos techando el área donde se muele el barro y más adelante vamos a levantar otra chimenea”.

El incremento de la capacidad productiva va acompañado de la variedad de productos, porque en el taller ahora elaboran vasijas para uso ornamental y comederos de animales, rasillas para techos, conexiones de uso en baños y tejas decorativas, entre otras cosas. Así mantienen contratos importantes con empresas estatales y el sector particular.

Ariagna, quien hace varias labores en esta empresa familiar, entre ellas llevar exhaustivamente las cuentas, asegura que se sienten có­modos con el financiamiento otorgado porque tienen cinco años para pagar intereses al banco.

“Como garantía pusimos una propiedad, es decir, una motocicleta. También recurrimos a una cuenta pignorada, que consiste en dar al banco una suma fija mensual de 2 000 pesos que no se puede tocar en cinco años. Una de las opciones que da es que pasado ese tiempo, si amortizas el crédito de acuerdo con el compromiso contraído, el dinero de esa cuenta lo recuperas”.

Todos confirman que las cosas con el BPA van “viento en popa”. En febrero de este año la entidad les aprobó la ampliación del financiamiento en otros 50 000 pesos, muestra de que existe confianza en ellos.

Esas buenas relaciones también han servido a la familia para adquirir conocimientos y habilidades. Para solicitar el crédito debieron hacer una proyección de ventas por un periodo de cinco años y eso a la vez los llevó a ser meticulosos en la determinación del costo de cada producto.

El entusiasmo de Ariagna aumenta porque en uno de los recientes intercambios con el BPA, este les brindó nuevos servicios, entre ellos el uso de la Banca Remota, es decir tener acceso desde una sala de navegación a la cuenta corriente propia con el fin de consultar el saldo, pagar los impuestos y hacer transferencias.

Y lo bueno es que se crean condiciones para hacer las operaciones desde la casa con una computadora propia a través de la wifi. Eso sí es facilitar el trabajo, comenta.

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LMLP dijo:

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18 de abril de 2016

11:32:06


El dinero hay que convertirlo en resultados para eso son indispensables entre otras cosas la voluntad y el oficio, el protagonismo aqui no es de las bondades del BPA sino de los alfareros de la historia.

yanet sanchez carrazana Respondió:


18 de abril de 2016

12:53:51

coincido con usted ,no se trata de las bondades del banco que son entre comillas, porque los interese a pagar son bastatante altos ,sino de la voluntad del hombre de emprender y crear aún con carencias y dificultades.