ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fidel inició el ataque con una ráfaga contra la posta. ilustración: Virgilio Martínez

El regreso de Guillermo García con otros tres compañeros apresuró la partida. Venían con las averiguaciones pedidas sobre el objetivo a atacar y cuatro armas, entre ellas dos fusiles semiautomáticos. A media tarde del do­min­go 13 de enero de 1957 la columna se puso en marcha. Por uno de los estribos del monte Caracas alcanzaron un firme. Atra­vesando bos­ques y cafetales, ya oscuro, alumbrados por una parpadeante luna, llegaron a un claro de monte, tibio y seco, con un piso de hojas que asemejaba a un colchón. Allí pasaron la noche.

Con las primeras luces del lunes 14 reemprendieron la marcha. Pendiente abajo, les aguardaba el río de la Magdalena. En una límpida y fría charca se asearon, algunos lavaron ropa. Fidel aprovechó para redistribuir el armamento. Aunque eran 32 combatientes, solo tenían 21 armas largas: 18 fusiles —nueve con mirilla telescópica, seis semiautomáticos, tres de cerrojo—, dos ametralladoras Thompson y una escopeta calibre 16. Aparte, dos pistolas
Star de ráfaga y cuatro revólveres. Hicieron una económica práctica de tiro, las balas no estaban muy abundantes.

Al día siguiente, avistaron el objetivo de la acción a menos de un kilómetro. Como Fidel había explicado a sus compañeros, era necesario dar a conocer
la existencia de la guerrilla al pueblo de Cuba y al mundo. Y el cuartel de La Plata era idóneo. Su alejada ubicación y la cantidad de tropas acantonadas allí hacían factible un asalto victorioso para el pequeño, bisoño y mal armado destacamento rebelde.

El sitio geográfico de La Plata es un pequeño llano costero de forma triangular. Hacia el centro de ese claro estaba erigido el cuartelito, con el frente hacia el río que, a unos 200 metros, fluía con poca profundidad. Al fondo un bosque de anacahuitas cortaba el paso hacia el lomerío. Dos edificaciones se alzaban a la derecha: la casa del mayoral y el rancho de yaguas que servía de almacén.

La casita usada como cuartel, una construcción rectangular de tablas y techo de zinc, era por aquellos días un apostadero de la Guar­dia Rural, habilitado para alojar una pequeña guarnición, que en la fecha del combate sumaban unos 12 hombres, al man­do de un sargento.

En las últimas horas del 16 de enero, los rebeldes se aproximaron al objetivo. Para llevar a cabo el ataque, Fidel dispuso que Juan Al­meida y sus hombres, entre los que se hallaban Guillermo García y Crescencio Pérez, se apostaran por el norte, perpendicularmente al camino que conduce al lugar, mientras que por el oeste ubicó a la escuadra de Raúl Castro Ruz, que incluía a Ciro Redondo y Efigenio Ameijeiras, entre otros. Más a la derecha se situaron el propio Fidel, Che y cuatro combatientes. Cerraba la formación, por la extrema derecha, la escuadra de Julito Díaz, integrada por Camilo y otros rebeldes.

Ya madrugada del 17, ametralladora en ristre, Fidel inició el ataque con una ráfaga contra la posta. Inmediatamente sus compañeros accionaron su armamento. Dos rebeldes intentaron incendiar un rancho cercano don­de se almacenaban cocos, pero fracasaron. Al final el combatiente Luis Crespo lo logró. Dos guardias batistianos huyeron en dirección al río. Su escapada fue exitosa.

Ya de la casita de zinc no disparaban. Fidel ordenó alto el fuego. Se oyó una voz desde el cuartelito que pedía salir con un herido. Cuando se le autorizó hacerlo, traspuso la puerta el soldado que había voceado antes con un herido que sangraba profusamente. Tras ellos, dos soldados más, ilesos. Raúl, al ver la gravedad del herido, avisó al Che.

Mientras atendían al herido, Raúl le reprochó al primer soldado: “¿Por qué no se rindieron antes? Así hubiéramos ahorrado sangre derramada inútilmente por defender un gobierno ilegal y de bandidos”. El muchacho contestó: “Porque pensábamos que ustedes no­s iban a matar”. “Eso es lo que hubiera querido el gobierno, para abrir el odio entre nosotros. Pero a fin de cuentas somos hermanos, y nosotros lamentamos la muerte de ustedes, jóvenes cubanos como nosotros. Ustedes combaten por un hombre, nosotros por un ideal”.

Fidel, tras orientar que quemaran al cuartelito y todas las edificaciones del lugar, le comunicó al soldado que quedaba en libertad, al igual que sus compañeros. El guardia no po­día creerlo. Se despidió de Raúl y apenas un año después, abandonó el ejército batistiano y se incorporó a las fuerzas rebeldes. Según testimonio del Che, terminó la guerra con el grado de teniente. Falleció en un accidente aéreo en los primeros años de la Re­volución, totalmente integrado a ella.

Sobrecargados con las armas, municiones y demás pertrechos capturados, la columna guerrillera enrumbó hacia el este, por el ca­mino que bordea la orilla del mar, en dirección a las zonas más intrincadas de la Sierra Maestra. Fidel calculaba que, tras el combate de La Plata, el ejército se iría tras el rastro de los rebeldes e iba pensando dónde sería más factible tenderle una emboscada.

Fuentes consultadas: los Diarios de guerra del Che y Raúl

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Miguel Angel dijo:

1

16 de enero de 2016

04:28:29


De forma muy concreta y amena el periodista Pedro Antonio García nos realiza la descripción del primer combate victorioso de la diezmada guerrilla rebelde después del bautizo de fuego de Alegría de Pío, de los 32 combatientes q participan, 18 eran expedicionarios del Granma, el resto eran campesinos incorporados y 3 combatientes enviados desde Manzanillo por el M 26/7. Se pone de relieve la valentía de aquel grupo de jóvenes liderados por Fidel, pero mas relevante es la forma digna, respetuosa, humanitaria como son tratados los militares de la tiranía heridos y capturados, lo q se mantiene como un principio inviolable durante toda la contienda, lo mismo ocurre con los mercenarios de Playa Girón, el propio Che atiende a los militares heridos, durante la existencia de la guerrila en tierras Bolivianas se mantiene invariable esta conducta, sin embargo, el Che después de capturado herido no es atendido adecuadamente, no se le presta atención médica, mal tratado y vejado, para posteriormente ser vilmente asesinado, así actúan los sicarios, los militares q no defienden un ideal, una causa justa, sin principios éticos y morales. Algunos de aquellos guerrilleros cayeron durante la lucha, otros por enfermedad, por ventura tenemos entre nosotros al Comandante en Jefe, a Raúl, Guillermo García como testigos vivos de aquella prueba de fuego. Después del triunfo revolucionario cambió por completo la vida de los campesinos del lugar, se creó un poblado q cuenta con energía eléctrica, escuelas, asistencia médica, estomatológica y otros servicios, hace varios años q no se registra una muerte infantil de menores de 1 año, ni materna. Con aquellos disparos comenzó el cambio revolucionario de La Plata y de toda Cuba.

Armando Cardona dijo:

2

16 de enero de 2016

18:50:20


Interesante relato, muy necesario para conservar la memoria histórica. El valor, la dedicación, el arrojo, el patriotismo y la nobleza de carácter que fueron exhibidos una y otra vez por tantos cubanos y cubanas en la lucha contra la tiranía batistiana y que culminó en la victoria del 1ro de enero de 1959 son elementos de una epopeya que no tiene nada que envidiarle a ninguna revolución popular y a ninguna lucha libertadora.

Latigo Tapir dijo:

3

17 de enero de 2016

12:06:24


Recuerden todas esas batallas,para que ejerzan sus mentes y mantengan sana sus memorias..

Miguel Angel Respondió:


17 de enero de 2016

13:47:36

Estos trabajos periodísticos mantienen viva nuestra historia mas reciente. Es la sabia de q debe alimentarse ideológicamente nuestro pueblo, conociendo el pasado sabremos hacia donde vamos. Gracias.

Eusebio Castillo Marcial dijo:

4

17 de enero de 2016

16:16:56


Muy importante mantener viva nuestra tradiciones de luchas desde el mambisado, el ejército reverde y las misiones internacionalistas. En nuestra tradiciones de combate jamas se permitió asesinar, vejar, humillar ni maltratar al enemigo. Sus heridos fueron atendidos por nuestros médicos, respetados y liberado. Así nos educaron. Así somos los cubanos. Por esto y mucho mas somos invencible. Viva Cuba.