ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
César Bolaño Foto: de la autora

En calidad de invitado al VIII Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Información y la Comunicación (ICOM) y al IX Congreso Internacional de la Unión Latina de la Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura (ULEPICC), se encuentra en Cuba el periodista brasileño y doctor en Economía César Ricardo Siqueira Bolaño; incluso desde algunos días antes de la arrancada —a desarrollarse la tarde de este lunes en el Palacio de Convenciones de La Habana— pues también lo trajo hasta aquí el móvil de impartir clases a los alumnos de la Maestría en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de La Habana la pasada semana.

César Bolaño —como suele citársele en el ámbito académico— es uno de los referentes fundamentales de la sistematización de la Economía Política de la Comunicación y la Cultura en América Latina. Entre algunos de sus libros más importantes destaca Industria cultural, información y capitalismo. En los últimos años, ha direccionado su interés hacia temas como la Economía Política en Internet y la crítica de la Economía Política del conocimiento, entre otros.

Minutos después de concluir una de sus conferencias estaba listo para dialogar con Granma —en su casi perfecto español— el también fundador y socio actual de la ULEPICC, y quien fuera su primer presidente, sobre las expectativas a solo unas horas de iniciar la edición “más relevante” del evento, según anunciaron sus organizadores.

—¿Por qué elegir a Cuba para un evento de Economía Política de la Comunicación y la Cultura? ¿Qué motivaciones lo impulsaron a asistir?

—Hay que partir primero de entender de qué estamos hablando. Se trata básicamente de aplicar las herramientas del análisis de la crítica de la Economía Política, a la Comunicación y a la Cultura. Así surgió históricamente en distintos lugares del mundo. Es una perspectiva marxista del campo de la comunicación, centrada en la lectura de la obra económica de Marx, y que busca entender en los elementos micro y macro económicos, cómo funciona el trabajo en las industrias culturales. Evidentemente, esto desde una perspectiva crítica del capitalismo.

“Cuba evidentemente es una incógnita, un reto, porque es un sistema distinto. Se trata de analizar cómo puede ser útil para la realidad cubana, desde la interdisciplinariedad en la cual se mezclan la Comunicación, la Economía Política, las Ciencias Sociales, sobre todo en un momento de cambios que es muy interesante.

“Mi contacto y aproximación con Cuba fue en la condición de presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC). Teníamos una propuesta de preparar un evento que finalmente no se concretó, y en estos momentos estamos en proceso de la organización por la parte cubana del Congreso de la ULEPICC, que viene a ser la consolidación de ese proyecto más antiguo y la posibilidad de fortalecer el diálogo”.

—¿En qué contexto surge la ULEPICC?

—La ULEPICC tiene sus antecedentes en el grupo de trabajo de Economía Política de la Comunicación de la Sociedad Brasileña de Estudios Interdisciplinares de la Comunicación (INTERCOM) y de la ALAIC.

“Fui fundador de ambos grupos en los años ´90, y en un momento que era coordinador de los dos se creó la revista Eptic On Line, un sitio web que tiene 17 años y fue el primero a nivel internacional. Por ahí pasaron muchos autores, y en estos tres ámbitos se fue desarrollando el campo de la Economía Política de la Comunicación y de la Cultura en América Latina.

“Primero se organizó, promocionado por la revista Eptic On Line, una reunión en Buenos Aires en el 2001, y luego una segunda en Brasilia en el mismo año, donde se decidió fundar la ULEPICC y se programó un Congreso para el 2002 en Sevilla, en el cual se constituyó la primera junta. Luego fue necesario crear capítulos nacionales, que hoy existen en Brasil, España, Mozambique y México, aunque también hay socios individuales que participan de muchos otros países de América Latina”.

—¿Cómo caracterizaría el momento en que se encuentran hoy los estudios en el campo de la Economía Política de la Comunicación? ¿Cuáles son los desafíos más urgentes de sus investigadores?

—En todos los campos del saber, por lo menos en las ciencias sociales, existe una lucha epistemológica de distintos paradigmas que están puestos en relación.

“El campo de la comunicación sufrió en las últimas décadas una expansión enorme de cursos y posgrados; pero al mismo tiempo, este proceso provocó que el pensamiento crítico fuera muy perjudicado. Mi idea es que la Economía Política de la Comunicación participa de la construcción de un paradigma crítico general en el campo de la comunicación.

“Su ascensión desde los años ´90 hasta hoy responde a un nuevo cambio más positivo. Lo que yo entiendo es una articulación entre la Economía Política y las perspectivas más críticas de los estudios culturales, los estudios de comunicación popular y alternativa, y muchos otros, que podrían articularse y preservarse.

“El riesgo de crecimiento de la ULEPICC es trasformarse en una asociación que produce eventos, y que está visible, pero sin perder también su característica de crítica y alternativa. El reto para sus investigadores es mantener esto, y aprovechar el proceso de crecimiento junto a otros sectores para producir una teoría social crítica”.

—¿Cuál es su percepción sobre cómo ha transfigurado Internet la realidad de los procesos de información y comunicación en los últimos años?

—El problema de Internet es que fue una revolución, porque toda la estructura de los sistemas tradicionales de las industrias culturales se van a ver afectado en sus formas de funcionamiento más comunes; y es que Internet es engañosa, porque aparentemente se trata de un proceso de democratización de comunicación interactiva, pero esto esconde algo más complicado porque se trata de un sistema de manipulación de control social como los otros.

“Entonces el reto es entender las posibilidades efectivas de democratización y de emancipación, pero al mismo tiempo las formas de sofisticación de los elementos de control y manipulación. Es una especie de victoria de la lógica mercantil en los procesos comunicativos. Creo que ese es el punto clave”.

—Expectativas con el Congreso…

—Tengo las mejores expectativas con este evento, y el hecho de hacerlo en Cuba, resultado de una lucha de cinco años, es toda una felicidad. He visto en estas clases un público muy interesado, con una formación que ayuda al diálogo. Por otra parte, en estos momentos estoy leyendo los trabajos de los estudiantes y veo en ellos una perspectiva ante los cambios muy realistas y críticas. Un aspecto positivo que pienso debe prevalecer en el ámbito cubano es mantener la autonomía cultural frente a lo que viene de fuera, que nosotros tal vez hayamos perdido. Esa autonomía puede ayudar a producir un cambio muy positivo sin apartarse de principios que son fundamentales si se quiere pensar un nuevo modo de desarrollo.

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