Las tunas.—Aunque algunas de las violaciones asociadas al servicio eléctrico puedan sustentarse en el desconocimiento por parte de usuarios privados e incluso estatales, la práctica sigue confirmando que el grueso de las irregularidades tienen como base la negligencia e irresponsabilidad conscientes.
Manipular de forma premeditada un metro contador o la acometida, “colgarse” o facilitar que otros “se cuelguen” en tendedera y reconectarse para burlar el corte del servicio, son algunas de las más recurrentes prácticas en que incurren determinadas personas... y no precisamente por ingenuidad o azar.
En ello coinciden inspectores y especialistas del sector eléctrico, al meditar acerca de un fenómeno como ese, que se manifiesta en mayor o menor grado en todo el país.
Sobre la base de lo establecido en el Decreto 260 (acerca de contravenciones personales de regulaciones del servicio eléctrico), el pasado año en Las Tunas fueron impuestas 1 865 multas, con un monto superior a los 520 000 pesos.
Según explica Reiner González Rodríguez, jefe de inspección en la empresa eléctrica provincial, a ello habría que añadir otros 382 809 pesos, como resultado de la aplicación del concepto de energía recuperada, entre quienes procedió tal medida, de acuerdo con las particularidades y gravedad de la violación.
Esa, sin embargo, es solo la parte visible del asunto: la que en su cotidiana rutina de trabajo detectan inspectores que, por demás, tienen otras tareas.
¿Cuántos ciudadanos transgreden lo establecido, se sirven a copa llena y no abonan nada o pagan una ínfima parte de lo que derrochan? No sé si alguien podría ofrecer una cifra exacta.
¿Cuánto pierde la economía cubana en energía y en dinero como consecuencia de esa nociva praxis? Difícilmente haya estadísticas precisas.
El fraude eléctrico, no obstante, está ahí, enchufado a la mentalidad y a la actitud de quienes tienen bien cortos los circuitos de la sensibilidad, de la gratitud y del razonamiento.
La trayectoria que ha empezado a delinear el 2015 no dista, en esencia, de lo que en violaciones y multas han remarcado los últimos años.
Podría parecer que tal fenómeno solo sucede en el entorno hogareño, con núcleos familiares indolentes, pero no es exactamente así. La realidad muestra cómo ese problema también suele involucrar a personas e instalaciones sujetas a formas de trabajo por cuenta propia y a determinadas entidades estatales, con mayor incidencia en la gastronomía, según opina Reiner.
Lo cierto es que, si gota a gota el agua se agota, kilo a kilo (watt) se escapan mega-volúmenes de una energía eléctrica que quizá en el futuro venga toda del viento, del agua o del Sol (sin tanto gasto) pero que hoy le cuesta millones de dólares a la nación, por ser generada fundamentalmente a partir de combustible fósil.
Las acciones para enfrentar y revertir ese asunto no pueden descansar, por tanto, solo en inspectores, técnicos y especialistas de la rama eléctrica.
Si la educación (en general) comienza desde la cuna (casa), también la disciplina y el orden deben tener allí su primer y más importante peldaño, al cual bien pueden sumarse las estructuras del barrio, organizaciones y organismos de la sociedad, incluido el influyente rol de los medios de difusión masiva.
De otro modo, no será fácil suturar grietas por donde unos pocos derrochan “a tomacorriente lleno” ese recurso imprescindible, cuya falta ojalá no tengamos que lamentar todos un día.



















COMENTAR
tom ross dijo:
1
3 de abril de 2015
08:46:26
Roqui dijo:
2
3 de abril de 2015
09:29:35
Carlos de New York City dijo:
3
3 de abril de 2015
10:06:14
fernando lopez dijo:
4
3 de abril de 2015
11:36:51
MIGUEL ANGEL dijo:
5
3 de abril de 2015
13:28:43
Aníbal "Revolución" dijo:
6
3 de abril de 2015
14:43:45
Jorge Luis dijo:
7
3 de abril de 2015
16:50:15
Aristoteles Manani dijo:
8
6 de abril de 2015
19:53:49
Osniel Pulido dijo:
9
8 de marzo de 2023
20:37:13
Responder comentario