Más del 85 % de la producción de viandas y hortalizas obtenidas en Cuba durante el 2014 estuvo en manos del sector cooperativo y campesino, de ahí la importancia de este para el país.
Conscientes de ello, los miembros de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) continúan los debates de su XI Congreso, en los cuales se reflejan los principales problemas que entorpecen los resultados que vienen del campo.
Ganaderos por excelencia, los campesinos de Camagüey aprovecharon la asamblea de la provincia para analizar las causas y determinar cómo revertir el decrecimiento de los últimos años en la producción lechera, a partir de la eficiencia y de un mejor manejo del rebaño.
Lo primero que reconocieron los delegados es que se ha perdido cultura en el sector, pues muchos productores son nuevos usufructuarios de tierra y necesitan capacitación, asesoría y atención directa por parte de las juntas directivas.
Nuevamente salieron a relucir deslices en el vínculo de estas con la base productiva, deficiencias en el proceso de contratación, insuficiente siembra de pastos y forrajes, desvío de las producciones, incumplimiento de la rutina de ordeño y deficiente trabajo de mejoramiento genético de la masa.
“Eso también es funcionamiento”, aseguró Rafael Santiesteban Pozo, presidente nacional de la ANAP, al ilustrar cómo se favorece el desempeño de las cooperativas cuando se trabaja, en estrecha comunión con el campesinado, en la eliminación de estas y otras muchas deficiencias.
Igual enfoque predominó entre los tuneros, pues desde la primera hasta la última intervención demostraron que el funcionamiento de las cooperativas es la permanente acción, tanto en el orden organizativo como en la producción, para asegurar resultados ventajosos para los asociados, la sociedad y la economía.
Cuando las cosas no marchan como corresponde, es imposible hablar de 24 toneladas de saludable pimiento en menos de una hectárea de inapropiada tierra, sin emplear ni una gota de producto químico, como sí puede referir el tunero Reiner de la Cruz, de la cooperativa de crédito y servicios Mártires de Bolivia, o como pudieran mostrar otros campesinos, al estilo de Miguel Mendoza, en Jobabo, o los esposos Calzadilla, en las cercanías de la cabecera provincial.
Tampoco sería posible revertir el panorama como ocurrió en la cooperativa Asalto al Polvorín, de Puerto Padre, donde hoy aportan más leche las vacas que ayer corrían el riesgo de morir por hambre y sed.
Que la ANAP funcione bien es evitar que para “proteger” a las reses frente al hurto y sacrificio ilegal por parte de malhechores, continúe la práctica de encerrarlas desde media tarde en una corraleta, sin agua ni comida, lo que genera otro problema igual o más grave aún: depauperación del ganado e incremento de las muertes; como bien criticó el campesino de Amancio Rodríguez, Marcelo Arias Basalto.
Y es también señalar las inconformidades, como lo hicieron los camagüeyanos con relación a la excesiva carga de animales que presentan sus fincas, motivadas por la no oportuna compra del ganado por parte de las empresas agropecuarias, sobre todo de las hembras de desecho, asunto que influye de manera negativa en el flujo zootécnico de las unidades.
De igual manera con otros asuntos, como las deudas con el sector campesino.
Ambas asambleas —caracterizadas por el compromiso de los campesinos con la producción para el pueblo—, contaron con la presencia de la máxima dirección del Partido en el territorio, además de dirigentes del Gobierno y el Ministerio de la Agricultura, entre otros.



















COMENTAR
rafael estrada pastor dijo:
1
6 de septiembre de 2015
08:32:51
Responder comentario