ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El 26 de Julio del pasado año se realizó por primera vez una guardia de honor en el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, la cual se reeditará en cada nueva conmemoración de la efeméride. Foto: Otoniel Márquez

ARTEMISA.— Cada paso convida a un en­cuentro con la historia. Desde sus singulares va­lores conjuga lo más genuino del arte con páginas gloriosas que nacen desde este terruño para trascender a otros espacios e inmortalizarse en el tiempo.

Así se levanta ante los ojos del visitante, el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, recinto donde descansan los jóvenes artemiseños que participaron en los sucesos del 26 de Julio de 1953. En una obra excepcional, que fusiona diversas expresiones artísticas, donde la escultura mural, el montaje museográfico y museológico, y el trabajo en vitrales se hacen cómplices del entorno, se propicia además, desde una atrayente concepción arquitectónica, una enor­me proyección social.

“A petición de los familiares de los jóvenes caídos en la gesta del Moncada y de los combatientes que sobrevivieron a la acción, se construye el Mausoleo en el reparto La Ma­tilde, donde muchos vivían y partieron aquel 24 de julio a su cita con la historia, para rendirle un homenaje eterno a los asaltantes”, precisa Mabel Martínez Deulofeu, directora del Mausoleo.

Este conjunto arquitectónico —que cobró vida el 16 de julio de 1977, gracias también a la labor de los arquitectos Augusto Rivero, Marcial Díaz y Dolores Espinosa, unidos a un equipo multidisciplinario—, está integrado por un monumento central, una red de monumentos ubicados en la carretera central (en el tramo comprendido entre Artemisa y Gua­najay), un panteón exterior (inaugurado el 17 de enero del 2000 y en el que intervino el arquitecto Eduardo Suero) y un área socio-administrativa.

Una vez en la rampa que conduce al túnel, como parte del monumento central, el  andar es más pausado y la mirada se pierde entre imágenes perpetuadas en seis paños escultóricos, que trascienden por su significado para quedar grabadas en el subconsciente del es­pectador. Entonces, se arriba a la cámara mortuoria, concebida también bajo tierra, desde cuyas paredes en forma de talud que permiten el constante vínculo con el exterior, nacen 17 nichos con los rostros de los jóvenes caídos en el asalto, y en los días siguientes. La luz, el sonido de las aves y de la vida en la comunidad, incluso hasta la lluvia, penetran en el interior de la cámara.

A continuación, en una sala museo se muestran objetos pertenecientes a los combatientes, y desde su centro una escalera en forma de espiral permite el ascenso —como mismo se elevaron sus ideas—  hacia el interior del Cubo de la Victoria, elemento que atrapa desde el primer momento por sus dimensiones, enorme fuerza visual, y belleza artística. En una de sus caras, resalta un vitral en colores, que con la imagen de Fidel, Raúl y otros combatientes de la Sierra con las armas en alto, cual símbolo de rebeldía y lucha revolucionaria, constituye una gigantesca obra de arte.

Del interior del Cubo se accede a una explanada que antecede al panteón donde reposan los moncadistas que pasaron a la inmortalidad posteriormente. Y a su vez, se disfruta del contacto directo con la naturaleza.

El pasado 26 de Julio se realizó por vez primera en el Mausoleo una guardia de honor a los Mártires de Artemisa, a propósito de la celebración de la histórica fecha, la cual tendrá lugar cada año.

“Este sitio desempeña una gran labor co­munitaria, divulga la vida y trayectoria revolucionaria de más de una treintena de hijos de esta provincia que participaron en la gloriosa gesta, contribuye a la formación política e ideológica de las nuevas generaciones y forma parte del patrimonio cultural de Artemisa y de Cuba. Un promedio de cuatro mil a cinco mil visitantes recibimos mensualmente”, agrega la directora.

Y es que, como expresara el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés hace 36 años en su inauguración: “Este Mau­so­leo es un símbolo de la historia combativa de Artemisa y representa un patrimonio revolucionario que debemos cuidar celosamente. Él será como un centinela vigilante que nos recuerde siempre que la Revolución es un relevo de hombres y de generaciones, y que por los ejemplos de los que se sacrificaron ayer, otros cubanos se sacrifican hoy, y habrá otros que deberán sacrificarse mañana.”

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el Hidalgo dijo:

1

10 de junio de 2014

20:47:10


Excelente artículo.Invito a todos los foristas a visitar este emblemático lugar y a compartir con sus trabajadores que saben através de la historia llegarle al corazón de cada visitante.