Cuba llega otra vez a Italia, ahora a Turín, en la región de Piamonte. Es la segunda brigada en esa nación europea. La primera ya cura en Lombardía, el epicentro de la COVID-19 en esa nación, y como esta, otros 38 cubanos –21 médicos, 16 enfermeros y un coordinador logístico–, salvarán vidas sin pedir nada a cambio, porque la solidaridad no se cobra.
Compartimos con otros pueblos atención médica, vida, escribió este lunes el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, en su cuenta en Twitter, para significar el gesto admirable de los profesionales antillanos, comprometidos en primer término con la suerte de los suyos, pero sin olvidar a otros por un elemental sentido humanitario.
Desde su arribo a Turín, para la brigada, que forma parte del Contingente Internacional Henry Reeve, no faltaron las muestras de agradecimiento de residentes en esa región, al norte del país.
Tanta fraternidad no la toleran la contrarrevolución y sus medios, que revelan mala fe; se duelen de su significado. Buscan a cualquier precio que las naciones no acudan a Cuba, y para ello intentan escamotear la calidad profesional e integridad de los galenos. Arremeten contra los médicos cubanos, justo a la par del reclamo internacional para poner fin al bloqueo, política que el imperio traza ahora con más rabia. El mundo se
pregunta el porqué de tanto odio hacia la Revolución cubana por parte del gobierno estadounidense.
Pero, a pesar de la política del imperio, hay una realidad innegable. Cuba dispone de nueve médicos por cada mil habitantes, un lujo casi exclusivo, y por si fuera poco, en el venidero mes de julio graduará a 9 000 más. Cuenta con 84 000 enfermeros, y cursan estudios 34 000 alumnos de enfermería y tecnología de la salud, una fortaleza profesional a disposición de su población.
Mientras el bloqueo mata pueblos, Cuba salva vidas. Ya son 20 brigadas Henry Reeve (425 médicos, 722 enfermeros, 50 técnicos), batiéndose por la vida de quienes sufren de la COVID-19.
Un amigo de la Revolución daba este lunes respuesta terminante: «Hay que ser muy miserable para defender el régimen de sanciones contra la Isla en estos momentos, o para criticarla frente a todos los elogios que suscita a nivel internacional la actitud solidaria de Cuba, con el envío de brigadas a distintos lugares del mundo, incluso a países de la propia Europa».
Es el sentimiento de frustración de un enemigo que no perdona la honra de un pueblo insumiso, capaz de compartir lo poco que tiene con otros del planeta, pobres o ricos, y defender su independencia con admirable valentía, como lo hizo en abril de 1961 en las arenas de Playa Girón.
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Zailys dijo:
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14 de abril de 2020
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lorenzo dijo:
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14 de abril de 2020
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yoirgis Justo Moreno dijo:
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WILFREDO JESUS BLANCO dijo:
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Isabel Cristina Batista Sosa Respondió:
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Elber Vargas dijo:
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Dr. Victor julio Quintero C.l.4.324.612 dijo:
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Jaime Muñoz C dijo:
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Maritza Barizonte dijo:
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Ruben Juan Cambon dijo:
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27 de abril de 2020
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