
La pediatra Gladys Fuentes Fernández, del Hospital Centro Habana, señala que la amigdalitis aguda es una afección común en la infancia, por lo general de causa infecciosa, que se puede presentar con mayor frecuencia en el niño mayor de dos años y cursa con una afectación de la faringe y de las amígdalas faríngeas.
De ahí que también sea denominada faringoamigdalitis, cuya función es básicamente de defensa del organismo a ese nivel.
—¿Su origen puede estar dado indistintamente por virus y bacterias?
—Sí, pero la mayor frecuencia es viral. Para definir la causa se debe tener presente la edad del paciente, la estación del año, la zona geográfica y la presencia de otros familiares enfermos, lo que es considerado como elementos epidemiológicos. En los niños más pequeños predominan las causas virales y en los mayores de cinco años por lo general la etiología es bacteriana, cuyos elementos clínicos difieren unos de otros.
—Precisemos: ¿cuáles son las diferencias, o las similitudes, entre la amigdalitis, un dolor de garganta y una faringitis?
—La amigdalitis puede cursar con dolor de garganta o dificultad para tragar. Como existe participación de la faringe en este proceso también puede tener dolor, ardor o cosquilleo en esa zona faríngea, por lo que existe similitud entre los síntomas locales.
—¿La amigdalitis, para ceñirnos en adelante al tema de nuestra Consulta, es una enfermedad propia de la infancia? ¿Hace alguna “distinción” entre hembras y varones?
—Es una enfermedad muy frecuente en la infancia y más común en los varones, como sucede en todas la infecciones respiratorias agudas en la edad pediátrica.
—¿Se conoce el porqué algunas personan presentan amigdalitis recurrentes?
—Ocurre por diferentes razones: que no hayan llevado el tratamiento adecuado ni cumplido los días indicados por el facultativo, que padezcan de alguna inmunodeficiencia, que el tratamiento prescrito no sea el apropiado para la etiología que presente el paciente.
—¿Cuáles son sus signos y síntomas principales?
—Varían con relación a si estamos en presencia de una amigdalitis bacteriana o viral. En el caso de la primera se caracteriza por fiebre de moderada intensidad, dolor de garganta, dificultad para tragar, cefalea, vómitos, pueden tener dolor abdominal y cuando examinamos la orofaringe encontramos amígdalas aumentadas de tamaño con enrojecimiento marcado y exudados o “placas” en ambas amígdalas. En las amigdalitis virales la fiebre no suele ser tan elevada, el estado general del paciente está más conservado y puede cursar con secreción nasal, conjuntivitis, tos e incluso diarreas.
—¿Cómo se establece el diagnóstico de certeza?
—Con un buen interrogatorio y examen físico donde se precisen las características de la orofaringe y teniendo en cuenta la edad del paciente y la sintomatología se podrá llegar con mayor exactitud al diagnóstico.
—¿En qué consiste el tratamiento? ¿Con qué éxito y cuánto dura como promedio?
—En el caso de las amigdalitis virales la duración es autolimitada y no se usa tratamiento con antibióticos, solo se debe llevar a cabo un tratamiento sintomático. Cuando estamos en presencia de una amigdalitis bacteriana el tratamiento de elección son las penicilinas y no debe exceder los diez días.
—¿Hay alguna indicación médica precisa para su extirpación?
—Debe valorarse de conjunto con el especialista en otorrino, pues está en dependencia de la recurrencia y, también, de complicaciones que haya tenido el paciente.
—¿Y en cuanto a criterios médicos a favor y en contra de la eliminación?
—Debemos recordar que la función de las amígdalas es la defensa del organismo a ese nivel. Por tanto, se deben evaluar rigurosamente aquellos pacientes tributarios de someterse a tratamiento quirúrgico, y cuándo debe realizarse, para evitar la presencia de infecciones respiratorias bajas. En los casos ya realizados la mejoría de los pacientes es notable.
—En general, ¿cuál es el pronóstico de estos pacientes?
—Es bueno.
—¿Es posible adoptar medidas de prevención para evitar esta dolencia?
—Las medidas de prevención están basadas en mejorar las condiciones de vida, evitando el hacinamiento, si tenemos en cuenta que la vía de transmisión es por las gotitas de saliva al hablar, toser o estornudar.
—¿Hay remedios caseros que puedan ayudar a sentirnos mejor de la garganta?
—En el caso de adolescentes y adultos para aliviar el malestar en la garganta pueden hacerse gargarismos de agua fresca o ingiriendo abundante agua, lo cual es también recomendable para el niño pequeño.
—¿Algún criterio final?
—Cuando sospeche que su niño está enfermo con una amigdalitis no lo medique con antibióticos ni vitamina C, llévelo al facultativo que indicará el tratamiento a llevar, pues no se deben prescribir antibióticos en todas las amigdalitis si tenemos en cuenta que la mayoría son de causa viral.
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