ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Entre los aportes hechos por el Grupo de Investigación en Muerte Súbita, está la identificación de los factores de riesgo. Foto: Dunia Álvarez Palacios

La reciente celebración del iii Simposio Internacional, la iv Convención Iberoamericana y el v Simposio Nacional de Muerte Súbita Cardiovascular, aportó nuevos conocimientos enfocados en disminuir los notables impactos de ese tipo de evento de salud a nivel mundial.

El doctor en Ciencias Médicas Luis Alberto Ochoa Montes, especialista de ii grado en Medicina Interna y Cardiología y presidente del Grupo de Investigación en Muerte Súbita de Cuba, detalló a Granma que a la cita asistieron unos 200 profesionales de 15 naciones, entre ellas Estados Unidos, Portugal, España, Colombia, Canadá y Chile, vinculados a la cardiología, la medicina interna, la neurología, la pediatría, la terapia intensiva, la anestesiología, la medicina deportiva, la medicina legal, la genética y otras especialidades.

«Los debates e intercambios de experiencias versaron sobre el diagnóstico y prevención, los mecanismos desencadenantes, la situación epidemiológica de las enfermedades cardiovasculares en la región de las Américas, en nuestro país, los desafíos de la muerte súbita cardiovascular en el nuevo milenio, sus factores sociales, contextuales, y de qué manera aumentar la preparación del personal de Salud encargado de enfrentar esa emergencia sanitaria».

Según indicó el profesor Luis Alberto Ochoa, se trató, además, la carga aterosclerótica coronaria como causa de muerte súbita, desde los factores de riesgo cardiovasculares, los aspectos morfométricos del corazón en la aurícula derecha y su papel en la ocurrencia de esa forma de fallecimiento, además de las consideraciones acerca de la presión arterial elevada y el riesgo de muerte súbita cardíaca.

En el caso particular de Cuba, aseveró, presentamos los resultados de las investigaciones que permitieron identificar el perfil de riesgo vascular aterosclerótico del fallecido de muerte súbita cardiovascular en el país.

«Lo anterior condujo a tipificar estadísticamente a los individuos cubanos expuestos a presentar una grave crisis aterosclerótica, capaz de provocar la pérdida de la vida por ese motivo.

«Son ellos, el ser hombres de edad avanzada, con hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad, cardiopatía isquémica, tabaquismo y engrosamiento del corazón, fundamentalmente.

«Igualmente, expusimos la Guía cubana para el trabajo investigativo en muerte súbita cardiovascular, y nuestro Protocolo de actuación para el abordaje de esta problemática de Salud, aplicable a nivel internacional».

En las sesiones de trabajo, resaltó el doctor Ochoa Montes, fueron evaluadas las acciones para mejorar el registro estadístico, a fin de lograr una aproximación a la magnitud real del asunto, y la urgencia de promover el diagnóstico precoz de la parada cardíaca y su asistencia básica y avanzada en los primeros minutos de sucedido el evento, para evitar el fallecimiento del paciente.

No menos significativo resultó la indicación de abordar las enfermedades no transmisibles, en particular las cardiovasculares, mediante un enfoque interdisciplinario e intersectorial, otorgando la prioridad al primer nivel de atención de Salud, en el que se manifiesta el evento en el 90 % de los casos en poblaciones con factores de riesgo.

 COMPORTAMIENTO EN CUBA

Para dar respuesta a los retos que planteaba al Sistema Nacional de Salud el aumento de la mortalidad por esa causa, en 1995 se creó en Cuba el Grupo de Investigación en Muerte Súbita (Gimus), adscrito en la actualidad al Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras.

El término define toda muerte natural ocasionada por causas cardíacas, que se presenta con pérdida de conciencia brusca y muerte instantánea, o por síntomas de agravamiento del estado cardiovascular. Suele suceder en el plazo de una hora tras el comienzo de los síntomas agudos, en personas con una cardiopatía conocida o no por el paciente, pero el tiempo y el modo del fallecimiento son inesperados.

Sobre el tema, el doctor Luis Alberto Ochoa resaltó que el 80 % de los casos ocurre por un problema estructural del corazón, su sistema bioeléctrico o sus canales iónicos, en ausencia de una falla estructural que la provoque.

«Asimismo, pueden conducir a ese desenlace fatal diferentes enfermedades del sistema neurológico, entre ellas embolias, hemorragia hipertensiva y la llamada muerte súbita de causa no explicable, en pacientes epilépticos. También, algunas dolencias respiratorias, la embolia pulmonar, el neumotórax espontáneo y defectos congénitos del pulmón.

«Si bien la incidencia aumenta de forma gradual a partir de los 35-40 años de edad, en asociación directa con el riesgo vascular que confieren algunos factores, su máxima expresión se observa en la población geriátrica, entre los 75 y 85 años.

«Como sucede en el mundo, en Cuba las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte desde hace más de cinco décadas, con un incremento en la tasa por cada 100 000 habitantes de 148,2 en 1970, a 360,7 en el año 2024.

Datos aportados por la Dirección Nacional de Registros Médicos y Estadísticas de Salud, del Ministerio de Salud Pública, ilustran que la tasa específica de fallecimiento inesperado para 2024 fue de 108,2 por 100 000 habitantes, equivalente al 9,0 % de las muertes naturales, es decir: un evento de muerte súbita cada 50 minutos.

«Mediante los estudios realizados por el Gimus, se logró identificar la magnitud de ese problema en nuestro país, sus variables sociodemográficas, clínicas, epidemiológicas y los patrones electrocardiográficos, caracterizando su ocurrencia en grupos poblacionales con riesgo cardiovascular alto.

«Reducir hasta en un 25 % de la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles, es un reto para la medicina cubana que demanda controlar los factores de riesgo asociados al sedentarismo, la obesidad, la diabetes mellitus, el tabaquismo, la hipertensión arterial y la contaminación del aire», recalcó el profesor Ochoa.

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