Tomando en cuenta el azote de los huracanes Flora y Cleo en el Oriente cubano y el impacto de sequías significativas recurrentes, en 1965 la máxima dirección del país apostó por acelerar el proceso de fortalecimiento del sistema meteorológico nacional, que venía gestándose desde hacía dos años.
Así, en la noche del 12 de octubre de ese año, tuvo lugar, en el hemiciclo del Capitolio Nacional, el acto solemne que dejó constituido de manera oficial el Instituto de Meteorología (Insmet), fruto de la fusión del Observatorio Nacional con el Departamento de Meteorología, creado por la Academia de Ciencias de Cuba 15 meses atrás.
Como plantea el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba (SometCuba), la creación del Insmet fue el resultado de un proceso de integración en el que convergieron diversos organismos y entidades, con la finalidad de renovar y aglutinar las funciones operativas, investigativas y metodológicas vinculadas a las ciencias de la atmósfera en la Mayor de las Antillas.
Comentó que la entidad contó desde un inicio con una unidad docente, la Escuela de Meteorología, la cual asumió la formación de los recursos humanos requeridos que permitieran dar respuesta a las nuevas perspectivas de desarrollo de esa disciplina científica.
Para el profesor Ramos Guadalupe, resulta ineludible recordar, en el aniversario 60 del Insmet, los nombres de quienes, en diferentes etapas históricas, hicieron notables aportes a la Meteorología cubana. Son los casos de Andrés Poey y Aguirre, Benito Viñes, Mariano Gutiérrez Lanza, José Carlos Millás, Luis García Carbonell, Luis Larragoiti, Mario Rodríguez Ramírez, Roberto Ortiz Héctor, Rolando Martínez Cantero, Arnaldo Alfonso, Rosendo Álvarez y Maritza Ballester.
HITOS PARA RECORDAR
Entre los hechos significativos del quehacer de la institución en una primera etapa, resalta la puesta en funcionamiento de 50 estaciones sinópticas y climatológicas a lo largo de todo el archipiélago cubano, con la colaboración de especialistas de la extinta Unión Soviética.
Destaca, asimismo, la inauguración, el 6 de septiembre de 1966, del radar meteorológico de la Gran Piedra, fecha en la que entró en servicio la primera red de radares, conformada por ese y los equipos instalados anteriormente en La Habana y Camagüey.
Otro suceso memorable fue la inauguración, el 23 de marzo de 1969, de la primera estación receptora de imágenes satelitales.
Junto con la introducción de los primeros modelos numéricos y analógicos y el inicio de la medición del ozono troposférico, en la década de los 70, el 15 de abril de 1977 se creó el Laboratorio Conjunto Cubano-Soviético para el Estudio de la Meteorología Tropical y los Huracanes.
Además de tributar a los trabajos investigativos vinculados a la influencia activa (lluvia provocada), esa colaboración bilateral posibilitó la participación de especialistas cubanos en los vuelos realizados durante cinco días consecutivos en septiembre de 1988 al centro del potente huracán Gilbert.
Imposible pasar por alto que, en 1996, Cuba se unió al reducido número de naciones en crear su propio pronóstico estacional sobre el comportamiento de la actividad ciclónica, desarrollado por las doctoras Maritza Ballester, Cecilia González y por el doctor Ramón Pérez Suárez.
REFERENTE REGIONAL
Más allá de asumir su misión más conocida de hacer el pronóstico del estado del tiempo, el Instituto de Meteorología es una pieza clave en las investigaciones vinculadas al Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático (Tarea Vida) y en la Comunicación Nacional a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
El doctor Celso Pazos Alberdi, director general del Insmet, informó a Granma que en la actualidad la entidad lidera o participa en 56 proyectos investigativos, además de coordinar el programa nacional de cambio climático, el programa sectorial de meteorología y siete programas territoriales en las provincias.
Perteneciente a la Agencia de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), la institución asume el funcionamiento de siete sistemas de alerta temprana (SAT) que ilustran la fortaleza adquirida por el servicio meteorológico nacional, compuesto por nueve centros nacionales especializados, 14 centros provinciales, 68 estaciones, y la red nacional de ocho radares, que se logró automatizar en la primera década del presente siglo gracias al aporte de los ingenieros y técnicos del Centro Meteorológico Provincial de Camagüey, y cubre todo el país y mares adyacentes.
La relación de los SAT incluye, por ejemplo, el de ciclones tropicales y otros fenómenos peligrosos, ozono troposférico, sequía agrícola, incendios forestales y el destinado a informar a las instituciones de Salud, con un plazo de uno y hasta tres meses de anticipación, sobre posibles brotes y alzas de enfermedades diarreicas, respiratorias y dengue, principalmente.
Dentro de los resultados notables de los últimos tiempos, con impacto en la economía nacional, aparecen la determinación del potencial eólico del país, la contribución de los especialistas del Insmet al desarrollo de la energía fotovoltaica y la elaboración del primer documento del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero, correspondiente al periodo 1990-2022, de suma importancia en la toma de decisiones para implementar acciones de mitigación de los impactos del cambio climático.
«Los principales retos que enfrentamos consisten en mantener la tecnología disponible, fortalecer la innovación, asimilar nuevos desarrollos y conservar la estabilidad de los recursos humanos», recalcó.
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