¿Armas terapéuticas para el futuro?

Condicionado en gran medida por el envejecimiento de la población, proceso entendido como el aumento de la proporción de personas de 60 años o más con respecto a los demás grupos de edades, las afecciones óseas van camino de ocupar un espacio notable entre los problemas médicos más frecuentes a nivel internacional.

La creciente incidencia de la osteoporosis (causa importante de las fracturas de caderas junto a las caídas), los trastornos de las articulaciones y otras afecciones ortopédicas, unido también al aumento de las lesiones traumáticas provocadas por los accidentes del tránsito, desastres naturales y conflictos bélicos, determinaron que en el transcurso de la segunda mitad del siglo XX la comunidad científica mundial concediera máxima prioridad al de­sa­rrollo y empleo de los biomateriales.

Dicho de manera general y sencilla, se trata de materiales diseñados para actuar con sistemas biológicos dirigidos a tratar, reemplazar o reconstruir algún tejido, órgano y función del cuerpo deteriorada e incluso totalmente perdida, por diferentes causas.

Nuestro país también encara el complejo desafío económico y social que constituye el envejecimiento de su población. Si en la actualidad el número de personas inmersas en la sexta década de vida representa alrededor del 19 % del total de habitantes, en el 2035 estarán en el orden del 33 % (aproximadamente 3,6 millones de habitantes), según proyecciones difun­didas por el Centro de Estudios de Pobla­ción y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Lo anterior repercutirá en el incremento gradual de la demanda de biomateriales más efectivos y duraderos, capaces de estimular la regeneración y reparación del tejido óseo dañado por diferentes causas, facilitando una rápida recuperación de los pacientes y la reducción de los costos quirúrgicos.

LOABLE ESFUERZO

Durante las últimas tres décadas investigadores cubanos lograron obtener dos tipos de biomateriales basados en la hidroxiapatita, principal componente inorgánico del hueso.

Uno de ellos es el registrado con el nombre comercial de Coralina HAP-200, creado por es­pecialistas de la dirección de Química del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), a partir de corales blancos abundantes en la plataforma insular de la Mayor de las Antillas.

El producto ha sido utilizado en más de 20 000 pacientes que requirieron implantes óseos en las especialidades de ortopedia y traumatología, estomatología, cirugía maxilofacial y neurocirugía, así como en la reconstrucción del globo ocular en personas que lo perdieron debido a tumores, traumas o secuelas quirúrgicas, con resultados clínicos y estéticos favorables.

Igualmente el Centro de Biomateriales (Bio­mat) de la Universidad de La Habana, primero de su tipo en América Latina, creado el 23 de oc­tubre de 1991, desarrolló una hidroxiapatita sin­tética denominada Apafill-G, cuyas aplicaciones  se centraron básicamente en el relleno de cavidades quísticas y alveolares, la fijación de im­plantes dentarios intraóseos, en recubrimientos pulpares para la rehabilitación de lesiones radiculares y craneotomías.

Sin embargo y al igual que los creados en otros países, estos dos biomateriales presentan algunas desventajas, como son la pobre resistencia mecánica, la lenta cinética de reabsorción en comparación con el tejido circundante y cierta fragilidad.

A ello se suma que para su obtención re­quie­ren por lo general de elevadas temperaturas, con­dición que propicia su presentación en for­ma de gránulos y bloques, lo cual trae consigo en cierta medida para el primer caso la mi­gra­ción del material depositado fuera del sitio del implante y en el segundo una adaptación más difícil a la forma del defecto óseo a rellenar.

Con la finalidad de superar tales inconvenientes y disponer de un producto de mayor si­militud biológica a la estructura del tejido del hue­so, un equipo de científicos del departamento de Biomateriales Poliméricos de Bio­mat, en­cabezado por la doctora en Cien­cias Químicas Yaimara Solís Moré, y el profesor y doctor en Ciencias Carlos Peniche, lograron obtener a nivel de laboratorio novedosos biomateriales compuestos, basados en polímeros naturales de quitosana y nanoapatita para la regeneración del tejido óseo, investigación que recibirá hoy uno de los Premios Nacio­nales de la Aca­demia de Ciencias de Cuba correspondientes al 2015.

Según explicaron a Granma ambos especialistas, las formulaciones citadas muestran propiedades superiores de osteoconductividad, homogeneidad, bioactividad y biodegradabilidad, además de presentar una composición muy similar al tejido óseo que se desea reparar o sustituir. Ello abre nuevos horizontes de aplicaciones terapéuticas futuras en el cam­po de la ortopedia y la traumatología, con respecto a los biomateriales que le preceden.

Como a la vez son mucoadhesivos, mantienen las partículas de relleno en el lugar donde se colocaron, elevando la efectividad y eficacia del implante, aseveró la doctora Yaimara Solís.

El doctor Peniche indicó, además, que los nuevos biomateriales pasaron de manera exitosa todas las evaluaciones a escala de laboratorio. Luego en una segunda etapa deben iniciarse los ensayos preclínicos con animales de experimentación para ver qué pasa en el tejido vivo y en dependencia de los resultados, co­menzarán a validarse finalmente en grupos de pacientes.

Avalado por su publicación en revistas científicas arbitradas de primer nivel internacional y propuesto como la mejor Tesis Doctoral defendida en el Tribunal Nacional de Ciencias Quí­mi­cas, el trabajo contó con la participación de la doc­tora Natalia Davidenko, del departamento de Ciencias de Materiales y Metalurgia de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido; el doctor Raúl García Carrodeguas, del Instituto de Cerámica y Vidrio del Consejo Superior de In­vestigaciones Científicas de España, así como de expertos de la Facultad de Zootecnia e Ingeniería de Alimentos del departamento de Ciencias Bá­sicas de la Universidad de Sao Paulo, y del Ins­tituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Federal de Bahía, de Brasil.