Hace algún tiempo escribí a esta sección, refiriéndome al mismo tema: el ruido ensordecedor en la ruta 27, en la que viajo todas las mañanas del Vedado a La Habana Vieja. En esta ocasión, además de tener que padecer a todo volumen un rap en inglés —hago la aclaración que lo mismo sería Mozart, Van Van o un reguetón de los más decenticos—, también el chofer llevaba una velocidad excesiva, que acompañaba tocando el claxon en cada esquina y a todo momento.
No puedo entender cómo se sigue permitiendo esto en el transporte público de nuestra capital. Sobran razones para prohibir esto. ¿Cómo un chofer puede estar alerta a lo que lo rodea con música a su alrededor? Los accidentes del tránsito cada día aumentan y acciones como estas contribuyen a ello. Además, al ómnibus suben personas que perdieron un familiar, que tienen un dolor de cabeza y como última razón, importantísima. ¿Por qué tengo que oír la música que otro quiere que yo oiga?
Nota: Esto sucedió el 12 de mayo del 2015 en el ómnibus de la ruta 27 que me dejó a las 9:00 a.m. en la Plaza de Armas y cuyo número de carro era 5257, con chapa, HXC283.
El socialismo y la sociedad internacionalista y solidaria que construimos nada tienen que ver con la falta de respeto a la individualidad de cada persona.
Dania Pérez Rubio
Calle B, No: 462, entre 19 y 21. Vedado Plaza de la Revolución. La Habana
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carlosvaradero dijo:
6
5 de junio de 2015
10:53:20
John Frost dijo:
7
6 de junio de 2015
11:39:08
roberto dijo:
8
8 de junio de 2015
15:46:45
carlos dijo:
9
21 de agosto de 2015
15:15:51
jp dijo:
10
27 de agosto de 2015
09:22:56
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