TOKIO.-Japón es enigmático, obsesiona con su cultura y con su mezcla de tradición milenaria, tecnología y vanguardia. Lo japonés cautiva porque es un lenguaje de símbolos que invita a la interpretación. Por ejemplo, no existe un vocablo más usado aquí que wa, diminuta partícula expresada en ocho trazos de un kanji o carácter, que hospeda a la esencia de esta nación.
Esas dos letras abarcan el concepto de la cultura y la identidad japonesas. Así nos lo contó Yumi, que no es una lingüista, pero sí una apasionada de los saberes de su país, quien laboró en La Habana, en la embajada nipona, aunque en los Juegos ejerce su profesión de farmacéutica.
Wa es tan importante que, cuando comenzó a desarrollarse la caligrafía japonesa, ese carácter, que significa cohesión, paz o armonía —según el diccionario—, se podía leer como Japón. También es un prefijo para definir cosas, especialmente, de este territorio insular, como por ejemplo, washoku, comida japonesa.
La pequeñita pero gran expresión está basada en la antigua filosofía china, sobre todo, en el confucionismo y en el budismo, que ejercieron gran influencia en Japón. Sin embargo, alcanzó especial relevancia, cuando en el año 604, el príncipe Shotóku Taishi emitió la primera constitución nipona, que fijó, en su Artículo 1, que wa ocuparía un lugar prominente en el sistema de valores. Sin embargo, en aquellos momentos también tenía otras connotaciones, al decir de Yumi; comportarse de una manera similar al resto, mostrar conformidad y no desobedecer órdenes.
Pero además de lo simbólico, la cultura japonesa se asienta en costumbres y tradiciones muy fuertes, y todo lo que aquí sucede siempre tiene una explicación.
Así, a diferencia de muchas sociedades occidentales, en Tokio no se puede fumar en las calles, solo en lugares estratégicos y acondicionados para ello, y en los bares. Quizá sea la razón por la que, según las autoridades de salud del país, cuenten con la esperanza de vida más alta del mundo: 86 años para las mujeres y 79 para los hombres.
También está prohibido hablar por el móvil en el transporte público, o lo que es lo mismo no hay porque enterarse de los problemas de otros, o molestar al de al lado con un tema que, casi a gritos, se comparte en esos espacios. En Tokio, eso no se puede hacer.
Ojo con los contactos acá, porque no están bien vistos. Si no quiere pasar por un momento difícil, o al menos de incomprensión, no des la mano si te presentan a alguien, y mucho menos un abrazo. Especial cuidado hay que tener con la mujeres, no se les toca.
Es muy habitual la reverencia, pues es una forma de respeto. Hay varias de ellas, si es entre colegas o personas del mismo rango, laboral o familiar, la inclinación es de 15 grados, si es ante el jefe inmediato, es de 30 grados, pero si es frente al director de la empresa, la inclinación llega a los 45 grados. Los hombres la hacen con los brazos al lado del cuerpo y las mujeres los cruzan.
Estas, entre muchas, son algunas de las experiencias de la apasionante sede de los Juegos Olímpicos que este viernes llegan a su primera semana, con una tabla de medallas en la cual, hasta las 2:00 p. m. del jueves aquí, le había dado espacio a 63 de los 205 pabellones participantes, es decir, solo un 30 % de los invitados ha alcanzado alguna golosina, y aún son menos los que han podido comer del pastel de la fiesta: únicamente 37 tenían presea de oro, un 18 %. Y los hay de clase alta, pero muy pocos: entre los diez primeros hay 71 coronas de las 104 repartidas, el 68,2 %
Unos de los de la decena vanguardista, llamado a estar entre los tres primeros lugares al finalizar los Juegos, es el mítico y deslumbrante Japón, con sus tradiciones y modernidad, a cuestas.
Roberto Cornelio Manzo dijo:
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8 de agosto de 2021
13:07:37
En Japon todo es diferente al mundo occidental son muy disciplinados y se respetan las tradiciones y costumbres es un país maravilloso.