
CACOCUM, Holguín.—Si se desea conocer acerca del acontecer reciente en el Consejo Popular de Cristino Naranjo, basta conversar con cualquiera de sus habitantes. Pero en esa masa de interlocutores no puede faltar Carolina Adams George, o simplemente Carola.
Al dialogar con esta mujer de 71 años, jubilada del sector azucarero, destaca que en sus vecinos ha renacido la buena costumbre de participar en la solución de los problemas y poner a un lado el hábito de señalarlos y pedir que otro los asuman.
“Donde ahora están el gimnasio biosaludable y la cancha de baloncesto, era un área con corrales de puerco y muchos trastos abandonados. Para que los constructores cumplieran sus tareas, los vecinos nos reunimos y limpiamos el sitio. Luego estuvimos apoyando en todo lo necesario”, recuerda.
“Miras para cualquier lado y hay cambios. El local de la Oficoda es recién construido y si pasas por la bodega Los Cristales, la farmacia y el taller de reparación de efectos electrodomésticos, te das cuenta de que los dejaron nuevos. Y si vas al policlínico o a la secundaria básica, compruebas lo mismo”.
Responde afirmativamente ante la observación de que parece estar al tanto de cada detalle: “Soy nacida y criada aquí y me interesa lo que ocurre en mi pueblo, sobre todo si son beneficios sociales”.
Un comentario casi similar introduce en la conversación a Radiel Almaguer Santos, chofer de la Empresa de Transporte Escolar. Primero habla de la recién inaugurada terminal de ómnibus, que era una parada y se convirtió en una instalación confortable con unas 60 butacas, para que las personas puedan esperar cómodamente.
A renglón seguido, se refiere a la calidad de las acciones constructivas que han alargado la vida útil de los inmuebles correspondientes a la sala de rehabilitación y el telecorreo de la localidad.
En el igualmente remozado Joven Club de Computación, su administrador, Rafael Aguilera Ballester, destaca que los ocho trabajadores del centro, mediante trabajo voluntario, intervinieron en la reparación de mesas, la reposición de luminarias y la instalación de la red hidráulica.
Novedad agradable deviene el complejo cultural. Hasta hace poco la instalación fue empleada únicamente como biblioteca, pero, debido a su amplitud, ahora también es sede de la Casa de la Cultura. La directora de esta, Yaneisys de la Cruz, asevera que hay muchas posibilidades para desarrollar la literatura, la música y la danza.
Diligente, sugiere pasar por el restaurante La Plaza “para ver otra instalación bella”, lo cual es cierto. Totalmente rehabilitada, compite con cualquier instalación de su tipo de la capital provincial.
Ya es inevitable parar el recorrido. Al pasar la línea ferroviaria, aparece una instalación anexa a la escuela primaria Modesto Campo Portilla. Las viejas tablas de madera de las paredes fueron sustituidas por sólidos bloques. Igualmente son nuevas las redes eléctrica e hidrosanitaria. En fin, es otra.
Los vocablos remodelación, reconstrucción y rehabilitación se escuchan según el orden de aparición de un mercado agroestatal, un círculo infantil, un anfiteatro, un restaurante del sistema de ayuda a la familia, un mercado artesanal e industrial y una panadería-dulcería.
José Ángel Portelles Landrove, presidente del consejo popular, resume que en saludo al 26 de Julio fueron terminadas 111 obras. “El presupuesto ascendió a 4,7 millones de pesos, con los que dimos respuestas a más de 130 planteamientos hechos por la población en diferentes momentos en las asambleas de rendición de cuenta. Todo el tiempo recibimos apoyo de los organismos de la provincia y del municipio, con la guía del Partido y del Gobierno”.
Y, coincidencia total con la entusiasta Carola, deja claro que el triunfo siempre viene con el empuje de la mayoría.
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