ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

No hay mejor lugar de trabajo para un sociólogo que el asiento trasero de un almendrón que «botea» por las calles de La Habana. Estrujado, entre una señora enorme con una niña a la que han vestido de adulta —labios pintados, collar de cuentas y pantaloncito ajustado—, y un joven que mira con desgano por la ventanilla, pero lleva una bata blanca cuidadosamente do­blada en las piernas, ob­servo y escucho lo que acontece. En el asiento de­lantero se ha acomodado a sus anchas un hombre que exhibe sus músculos y sus ca­denas de oro. Entre este y el chofer, so­brevive una adolescente vestida con el uniforme de secundaria, a la que parece no importarle nada fuera de su celular. Encima de la pizarra del carro hay dos banderas, una cubana y una estadounidense.

La señora a mi lado le agradece al chofer por habernos recogido. Dice: «es que nadie va para la Víbora». Por un momento, el reguetón de moda en la reproductora del carro parece anular sus palabras. Pero El Musculoso suelta de repente una carcajada: «todos van para la Víbora señora, pero dividen el viaje en dos para ganar más». El chofer es bueno, en el buen sentido de la palabra, y añade: «yo sé que a esta hora la gente está desesperada y recojo a todo el mundo». El fortachón, que se baja cerca, replica: «no seas bobo, aprovecha el momento, siempre aparece al­guien dispuesto a pagar el doble». El joven médico lo mira, pero no puedo percibir las señales que emiten sus ojos. Irrumpe un silencio incómodo que nos traslada al espacio ético de aquel reguetón.

Algunos choferes, al pasar, hacen con la mano la señal de que se quedan cerca. Si uno la reciproca, se detienen. Pero no recogen a nadie que vaya hasta la Víbora o hasta Playa o hasta el Ca­pitolio —según los diferentes itinerarios—, a no ser que el pasajero proponga los 20 pesos o se encuentre situado en la segunda mitad del trayecto. Así es como burlan el tope de precio establecido por el Estado para proteger a la po­blación. Es cierto que tienen que pagar impuestos, y mecánicos (a veces, tan inescrupulosos como ellos), y gasolina o petróleo y piezas de reposición, etc. Pese a todo, sacan en limpio en un día, tanto o más que lo que esos viajeros desesperados al mes.

Hay otros choferes, como el de mi cuento, que aparecen como ángeles salvadores para los menos desesperados o los con suerte. Este, es ya un hombre maduro. Sabe que su tarea diaria no es ganar dinero, sino prestar un servicio a la sociedad por el que gana dinero; le dijo a una anciana que se montó por un breve tramo en el carro, al ver que buscaba insegura en su cartera: «no se preocupe abuela, si no tiene el dinero no importa».

No pretendo reducir la sociedad toda al mínimo espacio de un almendrón, que solo adquiere representatividad en el conjunto de sus viajes y pasajeros. Pero tomaré de modelo ese escenario para la reflexión.


II

¿La ganancia máxima de unos po­cos, está por encima de la voluntad y de los intereses de la sociedad?, ¿de la so­ciedad socialista, quiero decir? Me construí una historia de vida para el joven médico: puede que estuviese en un consultorio de montaña, o en un policlínico urbano, o que se haya expuesto, quizá, durante el terremoto de Haití o en uno de los países africanos afectados por la epidemia del ébola. Su salario fue incrementado, es cierto (el botero, aún así, gana mucho más). Trajo de esos países algún dinero, que ahorró como buen padre de familia. Pero, ¿maximizó las ganancias?, cuando le pidieron su disposición para asistir a los enfermos de ébola, ¿pensó en maximizar las ganancias?, ¿lo hizo cuando atendía a cualquier otro botero de la capital en el consultorio de la familia o en un gran hos­pital? Algunos quieren ganar más a costa de la necesidad de los otros, pero, ¿están dispuestos a poner sus propias necesidades en juego?, ¿qué sociedad queremos construir?

Las dos banderas que el chofer o el dueño —no siempre son la misma persona—, ha colocado frente al parabrisas del carro, representan las opciones, los símbolos a elegir: dos banderas, dos historias, dos modos de vida. Los símbolos no permanecen estáticos, con el decursar del tiempo añaden nuevos significados al que les dio origen; la bandera de los fundadores de los Estados Unidos no es la actual, aunque sea idéntica en sus formas y colores. Tampoco lo es la bandera cubana.

La norteamericana, la de las barras y las estrellas, ha incorporado el comportamiento interno y externo del país que representa y es hoy uno de los símbolos mundiales más visibles del imperialismo. Digo esto, consciente de que la gente de pueblo, en ambas orillas, tiene mucho en común. Pero en cada bandera, en cada símbolo, se objetiva una historia, más allá de la voluntad de los individuos.

Hay cambios de ruta que determinan, a veces, cambios de bandera: la República española tuvo una enseña diferente a la que conocemos hoy —es común en el Estado español que los proyectos de vida autonómicos, se hagan representar por banderas diferentes según su filiación clasista—, y algunos símbolos, como el de la swástica, alcanzan tal negatividad histórica que sepultan cualquier contenido previo.

Los cubanos no tuvimos que cambiar de símbolo, porque nuestra bandera, la mambisa, expresa un concepto de Patria vigente, que aspira a la solidaridad y a la justicia social entre todos sus ciudadanos. Pero la historia reciente de Cuba ha enriquecido ese símbolo. Cuando un extranjero enarbola su solidaridad con la Revolución cubana y levanta para ello nuestra enseña, aparecen en ella las aspiraciones de los revolucionarios de todos los tiempos. A veces, algunos latinoamericanos dibujan el rostro del Che en la bandera cubana; es un acto redundante. El Che y Fidel, Mella y Guiteras, Martí y Maceo, están inscritos ya en sus colores y formas.

Supongo que el dueño o el chofer del al­mendrón no reivindica, al colocar la bandera de las barras y las estrellas, su esencia imperialista, sino su imagen seductora y neocolonizadora: el american way of life. Confunde Hollywood con la sociedad estadounidense. Sin embargo, José Martí luchó para que Nuestra América pudiese construir una sociedad diferente a la de los Es­tados Unidos. Co­mo ha destacado Ro­berto Fernández Re­ta­mar, el Apóstol no tuvo una visión completa de aquel país hasta que se asentó en él: «Solo entonces sabría en qué medida profunda nuestra América no solo es distinta de «la América europea», sino de que no puede realizarse más que por otras vías que las que tomaran los Estados Unidos» (1).

Esas banderas simbolizan también dos concepciones de vida en pugna: la que prioriza el tener y la que prioriza el ser. En aquel sistema de valores, lo que sitúa a un actor en el star system no son sus cualidades histriónicas, el personaje que ha interpretado, si Hamlet o Rambo, sino la cuantía del pago recibido. El origen de la riqueza es intrascendente: no importa si es heredada, o resultado del juego, si es robada (en tanto no sea atrapado el ladrón de «cuello blanco» o de pistola en mano), si proviene de un matrimonio «afortunado» o si fue amasada a base de talento y esfuerzo; en cualquier caso, el «triunfador» será reverenciado por su dinero.

No se suponía que la nueva sociedad empezaría a construirse en una isla sin recursos naturales, pobre y bajo hostigamiento económico y mediático, pero la apuesta es diferente: el socialismo no desestima el bienestar material, pero aspira a que cada individuo tenga según lo que es (lo que aporta), porque el sentido de la vida lo determina el ser.

Cuando una persona que es, y tiene, llega, nadie nota lo segundo. Por lo co­mún, aquel que necesita mostrar que tiene, no está seguro de lo que es o no le importa. Es un problema de prioridades. No rechazo la ropa que está de moda, cara y de marca, si es cómoda y bella para quien la usa. Para gustos, colores y prendas de vestir. El dilema es otro: hacernos servir por los objetos que adquirimos, o servir a los objetos; que ellos existan para hacernos la vida más cómoda y bella, o vivir para ellos, lo que implica vivir para mostrar lo que tenemos.

Que una sonrisa inteligente valga más que una cadena de oro, es también parte de nuestra tradición cultural. José Martí se lo explica, de manera insuperable, a su niña María Man­tilla. Si he ha­blado de banderas, de símbolos y de conceptos de vida, es porque mis compañeros de viaje en el almendrón, de alguna manera, sabiéndolo o no, se acercan o se alejan de ellos. Recordar a Martí, después de un viaje «a bordo» de un almendrón, es tarea útil:

(…) «Es hermoso, asomarse a un colgadizo, y ver vivir al mundo: verlo nacer, crecer, cambiar, mejorar, y aprender en esa majestad continua el gusto de la verdad, y el desdén de la riqueza y la soberbia a que se sacrifica, y lo sacrifica todo, la gente inferior e inútil. Es como la elegancia, mi María, que está en el buen gusto, y no en el costo. La elegancia del vestido, —la grande y verdadera—, está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poca alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere disimular lo poco. Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada: se sabe hermosa, y la belleza echa luz. (…) Deja a otras el mundo frívolo: tú vales más. Sonríe, y pasa». (…) (2)


NOTAS:
1. Roberto Fernández Retamar: «La revelación de Nuestra América», en Cu­ba Socialista, No. 1, enero–abril 2016, 4ta. época, p. 138
2. José Martí: Carta a María Man­tilla, 9 de abril de 1895, en Obras Com­pletas, T. 20, p. 216-220

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Bellatriz dijo:

1

5 de octubre de 2016

01:48:52


Me ha gustado mucho esta reflexión. Hay quienes se toman la atribución de hablar por otros, sin siquiera saber que, tal vez, ese dinero que emplea para llegar con urgencia a un lugar, es el que hubiera podido destinar a otra prioridad.

Ramón. dijo:

2

5 de octubre de 2016

02:01:58


Imprescindible artículo. Hoy más que nunca debemos reivindicar los valores sagrados del socialismo. Enhorabuena Enrique Ubieta por tan docentes palabras. ¡¡ VIVA LA BANDERA CUBANA!!

Ernesto dijo:

3

5 de octubre de 2016

02:41:19


Excelente articulo!! Es asi, y no con consignas vacias, como se acrecientan y solidifican los valores patrios. Hay que explicar, argumentar, convencer y reflexionar junto con las personas para que comprendan, entiendan y asimilen la Historia y la Filosofia de nuestro ideal de ser humano!!!

barbaro martinez dijo:

4

5 de octubre de 2016

04:04:47


"FANTASTICO"

Mendaro Gregory dijo:

5

5 de octubre de 2016

05:35:20


PREGUNTO PARA APRENDER ¿Si estatalmente se le vendiera a los trabajadores particulares del transporte gasolina y petróleo a precio mayorista (este precio puede ser el mismo en que ahora, según dicen, ellos adquieren esos productos en el “mercado negro” proveniente de instituciones estatales) no se vería, entonces, más justa y lógica una limitación al precio que ellos podrían cobrar, aún en oferta y demanda? Mendaro Gregory mendaro.gregory@gmail.com

Michael Vazquez Montes de Oca Respondió:


7 de octubre de 2016

12:00:13

Creo que debe establecerse un precio por zonas,como lo haria un Taximetro.Para ser justo, realmente recorrer toda la Habana por 10.oo CUP o 20.oo no me parece excesivo tomando tambien en considerecion los gastos que tienen que hacer en reparaciones,piezas,neumaticos y otros insumos que el Estado no proporciona a precios mayoristas.

Villanueva Respondió:


12 de octubre de 2016

15:45:53

para los de mas edad, no tanta, recordemos en la capital los taxis particualres de la desaparecida ANCHAR, con sus piqueras autoreguladas, que poseian un carton plasticados con las zonas de La Habana y las tarifas fijas hacia las mismas, eso combinado con la venta mayorista del combustible y la exigencia de los inspectores, como era con la ANCHAR, seria una posbile solucion a estudiar

Carlos Alberto dijo:

6

5 de octubre de 2016

06:21:14


Gracias por reflexiones como estas......Muy necesarias, pero en muchos falta conciencia e interes para analizarla y reflexionar sobre su comportamiento egoista y explotador.Conoci las montan/as nevadas de Pakistan,Las conquistas y la lucha del dia a dia de la revolucion venezolana con nuestro Chavez imperecedero y ahora les escribo desde un desierto del Medio Oriente ,siempre al servicio de nuestra Patria y nuestro "Pueblo".Duele tanta indolencia y superficialidad con que muchos llevan la vida.Adelante pues.....Viva Cuba.

Skeletor dijo:

7

5 de octubre de 2016

07:52:33


No podemos decir q a los boteros por lo general les interese el alcance económico de los ciudadanos sino más bien su dinero y no es q lo q hacen este mal pq es lo q realizan para ganarse honradamente el pan del dia a dia. Aparte veámoslo desde otro punto de vista: el transporte por lo menos en la capital de nuestro país no está bueno ( por lo menos en la hora pico de salir las personas para sus trabajos ) y el trabajo q realizan estos boteros desde temprano, alivia para la mayoria, el nivel de personas q entran en un ómnibus capitalino .

yaneisi Respondió:


5 de octubre de 2016

12:55:28

disculpe, pero muy pocos trabajadores cubanos pueden darse el lujo de ir o virar de su trabajo en boteros, cuando lo hacen es porque no les queda de otra o trabajan particular o para el turismo, el botero en Cuba hoy más que una necesidad que sin duda lo es, es un lujo para el bolsillo, la que le habla es una profesional en cuya casa entran cuatro sueldos de trabajadores cubanos y el almendrón es un lujaso. Los boteros no son ningunos pobrecitos y si, ganan muy bien, lo entiendo cada cual puede buscarse su sustento, pero no quieras enriquecerte siendo taxista, ahora quieren cobrar el doble por el mismo recorrido no me parece justo porque lo que cobraban antes ya era bastante caro, y les daba resultado ahora quieren ser ricos, el otro día monté un carro con mi niño de 4 años y después de haber avanzado unas cuadras me dice que el niño no puede ir cargado, !un niño de cuatro años, por favor!, yo no podía pagar por dos.

Fernando Respondió:


15 de octubre de 2016

17:55:41

Yaneysy en ningun pais del mundo los trabajadores van en taxi al trabajo, generalmente el taxi es para turistas, aeropuertos, terminales o para salidas puntuales. Lo común es, si no tienes coche propio, utilizar el transporte publico.

Joel Ortiz Avilés dijo:

8

5 de octubre de 2016

08:32:21


….!!!!¿Qué clase material de estudio usted a hecho?!!!!…. Lo felicito por el contenido y ante todo la actualidad que tiene. Esa es la forma en que por lo menos yo como asíduo lector, interpreto debe conformarse un material de este tipo. Primero, tiene actualidad y se hace sobre vivencias personales, sobre un tema muy complejo que hoy constituye un problema, porque socaba los valores mas profundos de nuestra nacionalidad y si no lo combatimos con argumentos sólidos, pone en peligro el futuro de la revolución. Segundo, es un mensaje bien elaborado, con un lenguaje absequible por la media del nivel cultural y político de nuestro pueblo. Sus conclusiones no pueden ser mejor escrita, ya que termina con uno de los pensamientos mas íntimos, amorosos y llenos de valores humanos, que haya escrito nuestro héroe nacional José Martí. Y por último, puede entenderse los puntos de vistas desde ángulos nunca vistos, ya que analiza a varios de los presentes, con su sicología, personalidad, puntos de vista……..y un mensaje. !!!!¿Para mí, cuál es el mensaje?!!!…...Ninguno de los presentes ¨combatió¨ la pérdida de valores, que dentro de ese espacio (almendrón) se manifestaron y lo asumieron, como parte de la rutina del día que a cada uno le deparara. ….Ese es el problema que hoy tenemos. Yo lo sufro hasta dentro de mi familia, cuando discutimos problemas de este tipo y me salen con …..¨¨eso es normal¨….!!!¿porqué te vas a buscar problema por eso?!!!etc,etc,etc. !!!!Esto también lo incluye a usted Ubieta!!!!. Estoy convencido que si se detiene el almendrón en el tiempo y llevamos a todos los presentes al análisis con argumentos, forma correcta, con inteligencia, sin chovinismo y sin retórica bana…...el chofer sale convencido del porqué no se debe usar los símbolo patrios como fetiches; no cambiará la música pero la pondrá a un nivel en que se puede hablar dentro del carro; la joven dejará su celular y se incorporará al debate porque lo ve interesante y el médico comentará, lo dañino que es escuchar esa música a ese nivel. ……!!!!!Hay que buscarse problemas!!!!!. El combate ideológico no tiene hora, lugar, forma ni límites. Muchas gracias por hacernos hoy mas conciente del fenómeno que tenemos y como siempre. !!!!!Venceremos!!!!.

mabuya dijo:

9

5 de octubre de 2016

08:59:54


buen artículo. algo maniqueo, pero describe realidades

Baby dijo:

10

5 de octubre de 2016

09:08:07


Gracias, Ubieta, por este análisis desprejuiciado, que nos invita a pensar.

Guamacaro dijo:

11

5 de octubre de 2016

09:10:28


¡Qué suerte para los cubanos el tener a Martí!. Por encima de todas las cosas, me quedo con el joven médico, con la niña estudiante y con ¡Mi Bandera! Guamacaro

Carlos C. Geada Ruiz Respondió:


6 de octubre de 2016

13:33:43

Dichosos sí Guamacaro, pero a los que de verdad interiorizaron a Martí le duele mucho más las desventuras que nos apremian la vida a todos, por que sufrimos las que nos tocan y también las que vemos sufrir a los demás. Valdría la pena preguntarnos si jugar a “reparador de sueños” nos deja alguna ganancia. Ya muchas veces me hago esa pregunta.

pedro perez dijo:

12

5 de octubre de 2016

09:18:00


Si fueramos capaces de tener un adecuado servicio publico de transporte nada de esto pasaria. Saque ud sus propias conclusiones. Vayamos al centro de la problematica.

Samuel Respondió:


5 de octubre de 2016

17:26:15

Me disculpa, pero creo que el que tiene que sacar conclusiones de este artículo es usted.

Alex Respondió:


7 de octubre de 2016

11:47:55

Samuel, no creo que Pedro Pérez esté en condiciones de sacar conclusiones.

ebc dijo:

13

5 de octubre de 2016

09:50:38


Últimamente el dinero vale más que los valores, pero sí quiero que esos personajes que usan otras banderas, recuerden el poema que dice, dónde está mi bandera cubana, la bandera más bella que existe........, esa bandera de triángulo rojo, franjas blancas y azules con su estrella radiante es la que debe estar siempre a la vista de todos, porque es la que nos identifica como cubanos y si de verdad quieres a tu patria es la que debe ondear en cualquier sitio.

Michael Vazquez Montes de Oca Respondió:


7 de octubre de 2016

11:36:46

Ya dije en otro comentario que, en mi opnion, no se puede servir a dos banderas ni tener dos patrias.Puedes temporalmente, por diversas razones servir a otro país pero patria, al igual que la madre, hay una sola

Miguel Crispín Sotomayor dijo:

14

5 de octubre de 2016

09:55:29


Un artículo más de Ubieta, magnífico y oportuno como otros. La pobreza se puede soportar y superar, la moral, el patriotismo y la solidaridad cuando se deterioran son casi imposible de recuperar si falta la condición humana.

Carlos Alejandro dijo:

15

5 de octubre de 2016

09:59:02


FANTASTICO

Miriam Lourdes dijo:

16

5 de octubre de 2016

10:56:31


Soy profesora de la CUJAE y a veces por enfermedad me veo obligada, para llegar a tiempo a clases pagar un almendrón, y he visto cosas similares a la que Ud. vio, una vez para llegar al médico me cobraron del entronque de la CUJAE a Tulipán 25 pesos, con dolor lo spagué pues tenía la presión alta.....Esa frase de Martí me la repetía una y otra vez mi padre: "Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere disimular lo poco. Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada: se sabe hermosa, y la belleza echa luz". Me has hecho recordar cosas tristes y cosas lindas, gracias por tus reflexiones....

Carlos dijo:

17

5 de octubre de 2016

11:34:50


Artículo de lujo por su contenido y el momento. Error al querer comprar los valores estimado Mendaro, si baja el precio de la gasolina, que no se cobra así para bien de alguién en particular, ocurre lo mismo; porque como explica el periodista el chofer busca busca riqueza sin importarle su origen y a quién pueda afectar con su ambición de más. Tampoco piensa que está violando lo establecido para el bien de todos, ni recuerda cuando él o un familiar estubo en un hospital y nadie le preguntó cuantas cadenas de oro o CUC tenía. Puede parecer que nó, pero la bandera que se muestre debe ser una: La Cubana.

Pedro dijo:

18

5 de octubre de 2016

12:02:09


Buen comentario, profundo y práctico de la vida real de los cubanos que utilizamos estos medios de transporte que de muchos apuros nos sacan. Al pagar el costo del pasaje no todos lo vemos de la misma forma, depende de cuanto usted reciba de salarios y atributos, si es un maestro se lo sentiría porque todavía el Estado no ha podido mejorar el salario a los mismos, pero diga lo que se diga se respeta, también les expreso que mantener un cacharro de almendrón se las trae, que tienen ganancias si, todo servicio tiene que tener ganancias porque de que manera se mantiene y desarrolla. Lo de las dos Banderas déjalo que exprese lo que sienta el o el dueño del carro, no lo oprima ni con la palabra, todo no es de un solo color en un ningún sistema social por muy justo que sea y la bandera y otros símbolos no representan a los malos, también a los buenos hijos de todos los pueblos. Si tuviera auto pondría la de todos los países del mundo. Buen articulo. Saludos

Calixto del yayabo dijo:

19

5 de octubre de 2016

12:43:31


Coincido plenamente con la reflexión, desgraciadamente la elección transita por una subjetivación de la realidad que muchas veces está predominantemente mediatizada por estándares y modas, sistemas educativos, medios de comunicación, etc. En nuestro caso la realidad vivida en los 90s y la posición defensiva ante fenómenos negativos rebasaron la labor de educación. Los que apostamos por la esencia del ser, que para mí en este dilema es apostar por la obra de la Revolución, debemos ser protagonistas principales del proyecto educativo cubano. Siempre habrá quien escoja las barras y las estrellas, pero la dignidad es la esencia humana.

yaneisi dijo:

20

5 de octubre de 2016

13:06:15


Muy buen artículo, creo que como la atención de Salud Pública en Cuba es gratuita y muchas generaciones han crecido viéndola de ese modo no se le da el valor que requiere, el médico nos atiende hasta en su propia casa sin importar la hora, pero cuando podemos hacerle un favor le cobramos hasta por reírse, no lo vemos como ese médico que te atendió en casa, en su hora de descanso, cuando lo llamaste para preguntarle porque el niño recién nacido no te miraba a los ojos, no se le ocurrió decirte que la consulta telefónica costaba $x. Pasa un carro o una guagua vacía y deja en una parada esperando de pie al médico que llega tarde a la consulta en la que tú que llegaste a tiempo en tu transporte estás cansado de esperar.