ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Pudo ser en otra línea aérea, incluso en cualquier escenario y fecha. Lo triste, repugnante, estaría en aquella escena —acaecida ya varios años atrás pero con recurrencia viral en las redes so­ciales— en un vuelo trasatlántico de la British Airways, cuando una mujer descubre, como compañero de viaje en el asiento contiguo, a un hombre de piel negra.

Enseguida le pide a la azafata que la cambie de lugar, donde no tuviera que compartir con alguien “tan desagradable”, a lo que esta, minutos después, responde que, si bien el vuelo estaba repleto, había encontrado espacio en primera clase, y que al solicitar autorización el capitán le había confirmado que “no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable”.

Y antes de que la señora lograra alzarse de su puesto, con el triunfalismo de un ego que creía premiado, la empleada se dirigió al hombre negro, invitándolo: “¿Señor, sería usted tan ama­ble de acompañarme a su nuevo asiento?”. La moraleja —aplaudida por cuantos la presenciaron— cobró eco luego en las oficinas de la British Airways, donde puede leerse: “las personas pueden olvidar lo que les dijiste, (…) lo que les hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir”.

La acción de líneas arriba, me transportó atrás en el tiempo… Fresca está aún la remembranza cuando en la escuela primaria del Camalote de mi infancia, al estudiar la biografía del mártir del colegio, me resultaba increíble que un joven cubano de la calidad humana de Conrado Benítez fuera “blanco” directo de asesinos sin escrúpulos, por la única (sin)razón de ser negro. Las manos que le quitaron la vida al alfabetizador cobraron en dólares, pero sintieron el rechazo unánime de todo un pueblo.

Contestaciones como esa, y la de la aeromoza y el capitán de la British… deberían tornarse réplica automática ante cualquier ma­nifestación de racismo, un tema que no por archiconocido y combatido en nuestra sociedad, tiene registro efectivo de defunción. Ejemplos llueven… desde escenas deplorables como la de no querer compartir aire ni tiempo con otras personas por su co­lor de piel, o verse de cara a un graffiti de mal gusto, empotrado —con tal vergüenza— a un muro desteñido, hasta otras más duras.

Tal vez porque crecí en una familia despojada de prejuicios raciales y, como diría Guillén, con abuelos blancos y abuelos ne­gros e hija de un amor de los dos colores; tal vez porque nací en un país comprometido a borrar las máculas de odio y de discriminación entre su gente; o tal vez porque hice un poco mía la fe que pautó Martí en el mejoramiento humano… No sé bien cuán expansible sea la lista de los quizá, pero sí estoy segura de haber creído que el antagonismo racial en la Cuba de estos tiempos era tema superado, al menos esta cara más amarga del problema.

Sin embargo, la realidad me ha llevado a constatar que todavía existen quienes no han podido desconectar ciertos links con el pasado, cual paisajística poco sutil en el repertorio de un puñado de apologetas del llamado “humor negro”.

A propósito de esta clasificación, aprovecho para poner el dedo sobre esa tendencia, a mi juicio nociva, de ponerle la etiqueta del color a manifestaciones artísticas (cine, humorismo), fenómenos, situaciones, actividades y procesos de nuestra vida en sociedad. Una propensión para nada exclusiva de Cuba, pero que tampoco la exenta. Justo por todo lo que ha edificado la nación en materia de equidad, no podemos permitirnos miradas ingenuas al tema.

De hecho, ahí está el chiste sin chiste —con múltiples ver­siones de país en país, todas discriminatorias— de la hija que intenta persuadir a la madre de que su novio “negro, pero bue­no” (como si no se pudiera ser las dos cosas al unísono) es un profesional con un sinfín de cualidades, personales y mate­ria­les. Y la madre, halagada de tantos adjetivos y más aún de los bienes, maquilla sus prejuicios y convence entonces a su hija de que el novio del que habla es “casi blanco”.

Humor aparte, los lindes actuales del racismo parecen viajar caprichosamente, ida y vuelta, entre el espacio físico (sígnico) y el simbólico. A lo mejor (o a lo peor) las causas se deben a los vestigios todavía indisolubles del esclavismo, cuando en la Cuba colonial los españoles gestaron una importación forzada de nuestros ancestros africanos a esta parte del planeta, que estribó en relaciones de subordinación y sometimiento.

El abuso con la semiótica del color —generalizado internacionalmente—, atribuyendo pulcritud al blanco y bazofia al negro, le están pasando la cuenta a las formas de comunicar y de relacionarnos.

Y cierto es que la mala espina, en algunos casos, fluye en sentido bidireccional. No solo de blancos hacia negros, sino también con la saeta inversa. Un breve flash-back a la escena del bien lo­gra­­do filme cubano Los dioses rotos, permite una relectura del “bo­cadillo” de la actriz que le dice a Carlos Ever Fonseca (Al­ber­to): “para ser blanquito no estás tan mal”, como si por su color de­bie­ra ser insípido o debilucho. Tras el hálito “inocente”, se am­pli­fi­ca el sesgo discriminatorio de la estigmatización. Y sus riesgos.

Otra retrospección, esta vez a la realidad, remite a cierta tendencia a circunscribir espacios o eventos para un color de piel en específico o adjetivar a unos y otros siguiendo el clásico y peligroso juego de los estereotipos.

Si bien estos son casos aislados, pasan por el mismo embudo de replicar patrones nocivos, que no pueden subestimar los oídos sociales.

La práctica de tantos años llenando informes institucionales que reservan caracteres para cuantificar el número de negros y blancos debe cuidarse de caer en la monotonía de las cifras. Es cierto que dominar esas estadísticas resulta válido para articular e intencionar políticas públicas que garanticen la oportunidad de acceso a ellas, por quienes en el pasado capitalista fueron excluidos casi por regla. El Censo, por ejemplo, como herramienta y radiografía de un país, no discrimina al indagar por el color de la piel.

Lo nocivo es cuando esos datos se convierten en un punto clave de informes y reuniones porque sí, cuando los números pasan a ser el centro y nos olvidamos de cambiar las causas, de crear verdaderas oportunidades; cuando las cifras se convier­ten en la meta y su consecución no nos deja ver más allá, hacia esa realidad que hay que transformar y que se esconde en esos re­sultados. Actuar por y para los números solo da brecha a que aparezcan los primeros síntomas de una especie de discrimi­nación simbólica mediante un discurso inconscientemente ra­cista.

Ello podría llevar a (mal)entender que, de cara a un proce­so de selección cualquiera —en mi caso, por ejemplo— la condición de mujer, joven y mestiza, supone cualidades adi­cio­na­les, cuando lo más importante a tener en cuenta deben ser las competen­cias profesionales y la capacidad de gestión de los cambios requeridos, o sus sinónimos más inmediatos: la agudeza de pensamiento y el compromiso con la sociedad en ge­neral.

Lo más pernicioso, a la luz de toda interpretación, es la connotación que pueden albergar expresiones racistas, incluso las más ingenuas e inconscientes. Tales detalles empañan lo que en más de medio siglo la Revolución ha cultivado: el estadío de la raza superior de los que no tienen razas porque —como patentizó nuestro Héroe Nacional— hombre (y mujer) “es más que blanco, más que mulato, más que negro. Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro”.

La misma Revolución que reivindicó el derecho de sus hijos, sea cual fuese su color; reivindicó también lo humano por encima de lo miserable, y lo que nos une por encima de lo que nos separa. Buscó buenos ingredientes y rediseñó recetas para construir juntos un nuevo camino multicolor. Dejó claro que en su corazón, como en su vientre, había y hay espacio para todos, pues a fin de cuentas somos un mosaico, un “ajiaco”, en palabras de Fernando Ortiz.

Ante el racismo y sus rostros, solo puedo afirmar la impo­tencia, la repugnancia por las miserias humanas que corroen los pilares para una convivencia pacífica y civilizada, la añoranza por el sentido común y el respeto al otro, y —sobre todo— mucha vergüenza. Vergüenza ajena por quienes así piensan y vergüenza propia por tener que presenciar cómo el hombre del siglo XXI involuciona hasta regresar a sus ancestros primates.

El color de la epidermis, como esta en sí, es superficial. Hay que penetrar las distintas capas para llegar a las esencias, que es decir la sustancia. Un color no puede definir lo que somos y mu­cho menos convertirse en móvil para agredir a nadie. Fresca en la memoria, vedando el olvido, está la muerte de Emmanuel, un joven nigeriano al que una bestial golpiza en Fermo (Italia) le llevara primero al estado de coma irreversible y luego al campo­santo. Él, que superó un pasado de violencia y aferró a esa locación italiana sus esperanzas de volver a comenzar, vio morir su sueño.

Más cerca en la geografía, la sombra del racismo amplía la dolorosa y distendida lista de asesinatos en la sociedad estadounidense. Entre las víctimas de los últimos años, retumban los nombres de Michael Brown, Trayvon Martin, Alton Sterling, Philando Castile, Paul O’Neal...

Las actuales tensiones raciales que fracturan al país norteño, explayan el contrapunteo entre los portavoces del llamado “es­tablishment blanco” tratando de justificar la violencia, por una parte, mientras organizaciones como Black Lives Matter (Las vidas negras importan) reclaman —desde el otro lado— el fin de esas atrocidades detonadas en casos “de gatillo fácil” contra la llamada población “afrodescendiente”.

Suscribo a Mandela: “Detesto el racismo, porque lo veo co­mo algo barbárico, ya venga de un hombre negro o un hombre blanco”. Tenía razón Bob Marley: “las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el color de los ojos”. Por ello espero con euforia, el titular de prensa de un epitafio: “Estúpido y solo, ha muerto el racismo”, más a tono con la inteligencia y sensibilidad humanas. Y así, al borrar fronteras y condenar definitivamente la animadversión racial en lugar de personas, poder mirarnos los unos a los otros sin aires de encumbramientos ni cual especímenes raros, sino como hi­jos e hijas de un mismo amor por la humanidad y enemigos del odio que la segrega y embrutece.

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gino peruzzi dijo:

1

16 de agosto de 2016

23:51:17


el enemigo,o sea el imperialismo yankee ha usado el tema del racismo para desestabilizar a la revolucion y en eso debemos sermuy cuidadosos para no hacerles el juego ni darles facilidades.hace poco trascendio y eso lo supo todo elmundo aunque nuestros medios fingieran no darse por enterados que en la autobiografia de carlos acosta el revelaba lo dificil que fue abrirse paso en el ballet debido al color de su piel.esto por mas que se quiso ocultar surtio el efecto contrario,todo el mundo se entero y nos preguntamos como a la altura de estos tiempos y en revolucion les damos tantas facilidades al enemigo de la revolucion cubana

Leonardo dijo:

2

16 de agosto de 2016

23:53:53


Muy buen artículo y cabe destacar que el racismo es un mal que no se ha podido erradicar en el mundo,..nuestro país tampoco es ajeno a ello,..y no sólo al racismo del color de piel sino también racismo cultural,religioso y regional...

Alfredo dijo:

3

17 de agosto de 2016

03:52:36


Al fin he leido a alguien que coincide conmigo en que es altamente nocivo, llamar negro o negra a todas las cosas que son negativas, perjudiciales, desagradables y malignas. Reflexionemos sobre esto: Si un niño crece oyendo a sus mayores llamarle negro o negra a todo lo mala o adverso, ¿qué pensará que es una persona de piel negra, cuando la vea por primera vez?

Arturo dijo:

4

17 de agosto de 2016

04:33:23


Yo sabía que todo esto de algún modo iba a parar al norte. No critiquemos a los demàs,cuàndo sabemos que aquí en Cuba hay racismo y siempre lo habrà. Jóven negro cubano.

Idarmis Díaz Respondió:


28 de agosto de 2016

00:49:49

........ sin comentarios, lo apoyo totalmente y lo mas triste del caso que en muchas ocasiones se sigue negando por parte de los medios de prensa y comunicacion. No se trata de un racismo abierto, es algo lascivo, pero que incluso llega a afectar en la rama profesional en muchos casos, solo la expresion " para q ese negro (a) este ahi es porque es bueno...." como si el color de la piel determinara quien es mejor.

Javier Gómez dijo:

5

17 de agosto de 2016

06:31:31


Sheyla muy bueno tu artículo incluso en nuestro País con el niveleducacional alcanzado y todo lo que ha hecho la Revolución se dan manifestaciones, aunque de forma velada, pero que demuestran que todavía cargamos ese lastre.

José Alemán dijo:

6

17 de agosto de 2016

06:45:43


Muy buen articulo, pero pienso que el tema racismo es algo que está en la conciencia individual de cada persona, sea cual sea su color. Es algo que tiene que superar cada ser humano por si mismo a medida que evolucione y sea mejor y aquellos que se sientan menospreciados por el color de su piel deben ser mas agradecidos con los gobiernos que le ayuden y defienden su dignidad. Digo esto porque me preocupa ver como en Cuba los actuales opositores cubanos son en su mayoria personas de la raza negra a los cuales Fidel y la Revolución le dieron todo el derecho a la dignidad plena del hombre y sin embargo esos opositores hoy se prestan para dañar la imagen de Cuba ante el mundo cuando debieran defender junto a los demas compatriotas negros y blancos los beneficios y oportunidades que nos dio y nos da la Revolución a todos los ciudadanos a pesar de los pesares.

Julio S. López Cuesta Respondió:


30 de agosto de 2016

10:32:26

Saludos J.Alemán. Tocaste algo repugnante. Dejando aparte una bBuena forma literaria de expresarlo "cuando veo un negro contra la Revolución, me dan ganas de matarlo."

ISIDRO LAMOTE MATOS dijo:

7

17 de agosto de 2016

07:19:59


Buenos dias, ya es costumbre antes de iniciar mi trabajo ,hacer una actualizaciòn de las principales noticias del mundo y de mi Cuba, extenso este artìculo,pero muy interesante, en este mundo donde los conceptos y las apariencias estan bien de moda, donde las ideas constituyen armas de agresiòn y defensa. Generalmente la prensa cubana no toca este tema tan polèmico que puede mover montañas, y que intentamos dicimular como problema social universal resuelto en casa, si bien en Cuba la Revoluciòn nos educa sobre el respeto al derecho, esta es una asignatura pendiente , que se despierta en individualidades.se precisa de màs divulgaciòn de leyes que protegen a nuestra poblacion , de todas las formas de descriminaciòn, y digo de todas las formas.La educacion es vital.

Joel Ortiz Avilés dijo:

8

17 de agosto de 2016

07:41:38


Felicito a Sheyla Delgado G di Silvestrelli por sus reflexiones tan bien argumentadas, en un tema muy espinoso, como lo es el racismo. .....Gracias a la revolución, nací y crecí sin sentirlo, ya que soy negro. Nadie me censuró por el color de mi piel y lo que alcancé, fue gracias a las oportunidades que por igual nos dió también esa gran revolución, conducida por el mejor hijo de Martí; de ese apostol que tanto vió sufrir a los esclavos y que combatió con el verbo y con su vida, por llegar a lo que somos hoy...cubanos libres y dignos. .....Siempre digo que no sabemos lo que tenemos. Es algo tan tangible, cotidiano y tan nuestro; que no valoramos correctamente lo que significa. Solo tenemos que dar una mirada al resto del mundo y veremos las ¨riquezas¨ de nuestra revolución. ...Precisamente; no es lo metarial que la caracterice...!!!Aunque hace falta!!!.....Son precisamente esas virtudes de pones al ser humano en el centro de su objeto social, dignificarlo, darle su valor espiritual; respetar sus derechos y darle las facilidades para que aporte a la sociedad, de la cual se repartirá lo mas equitativamente posible sus riquezas. .....Las discriminaciones de todo tipo, hay que estirparlas como una enfermedad terminal. Hombres y mujeres que habitamos esta única nave que se llama tierra, somos iguales y como tal se nos debe respetar y tratar. Fidel al entregarno ese concepto casi perfeccto de Revolución, también lo enuncia. !!!!Venceremos!!!!

OrlandoB Respondió:


18 de agosto de 2016

04:12:04

Nos ha escrito usted usted un comentario a la altura de la periodista, claro y transparente, en tiempo y espacio. Gracias. Yo estudie en los planes de beca gracias a la revolucion cubana. Pude abrirme el camino hasta terminar la ensenanza superior, y siempre mis mejores amigos fueron de piel oscura, hicimos vida como hermano en todas las actividades. Eso nos permitio, mantener en nuestras memorias los recuerdos que perduran en mente, yo diria, amigos de verdad. Y todos terminamos la ensenanza superior. Gracias a Sheyla, por su excelente trabajo.

Richard dijo:

9

17 de agosto de 2016

09:12:02


Con mucha vision

Armando Enrique dijo:

10

17 de agosto de 2016

09:47:45


Discriminación es también prohibirle a un nacional que entre a un banco en short y delante de él entran extranjeros con vestuario similar. Lamentablemente esto está pasando en nuestro país. Hay más ejemplos.

OrlandoB Respondió:


18 de agosto de 2016

04:32:21

Estoy de acuerdo con usted en que la prohibicion es una medida exagerada. Pero ademas, usted tiene la ventaja de poder reclamar al banco su derecho a vertir como lo desea y mas con los calores que existen en Cuba. El turista es una fuente de dinero que por esos conceptos tan ligeros, no los van ni siquiera a mirar.

Leandra dijo:

11

17 de agosto de 2016

10:40:21


Bello artículo el que has escrito. Realmente constituye un legado tanto para el pueblo como para muchos dirigentes de base que al parecer carecen un poco de principios y sobre todo de ese aparato medio cónico que tenemos en el centro del pecho, y que nos permite mostrar uno de los sentimientos más hermosos que tenemos. La humanidad, sentimiento inigualable, la condescendencia con todos los similares, et, etc, etc. Guardaré este legado, en memoria, está muy bien concebido y entendible. Ojalá todas las personas lo lean y sean receptivas con este gran mensaje de humanismo. Gracias

cosacam dijo:

12

17 de agosto de 2016

11:21:03


Dicen (segun el color de mi piel) q soy blanco. Vivi los primeros 17 an~os de mi vida entre (segun el color de su piel) negros. Mi apartamento quedaba entre otros dos de familias negras. Fueron tan buenos vecinos como cualquier otro que he tenido a lo largo de mi vida. Quizas mejores. Una de esas familias era numerosa. Ademas, en las vacaciones venian sus parientes de Guantanamo. Me parece haber llegado a contar 12 personas en un apartamento de 2 cuartos. A veces se daban sus tragos de ron y tocaban tumbadora en la mesa del comedor. Como muchos. Yo tambien lo hice. Nunca los vi ni oi fajarse ni discutir. En los apagones de los 60 y 70 sacaban una guitarra y se ponian a cantar canciones de la Nueva Trova y de lo que hoy llamamos la Decada prodigiosa, las de esa epoca. Y nosotros con ellos. Fueron los primeros en tener TV. Todos los fin~es ibamos a su pequenno apartamento a ver los mun~es, Cine del Hogar, las aventuras, la novela, etc. Nos sentabamos en el suelo apretados uno contra otro pq no alcanzaban las sillas. Eramos muchos fin~es. Y ya saben la bulla q hacen una pila de chamas. Saben que? Nunca nos botaron de su casa. Nunca. Dos de ellos se hicieron ingenieros en la Cujae, dibujando sus planos en una pequen~a tablita, sentados entre los tanques de agua de la azotea del edificio de al lado, pq no tenian espacio en su casa. Una de ellas era Fiscal y creo que profesora en la Univ de La Habana. Otros simplemente hicieron su secundaria y su pre y se dedicaron a trabajar honestamente, como muchos. Cuando mi padre murio, todos ellos (y los otros vecinos negros y blancos q teniamos) nos apoyaron muchisimo, especialmente a mi madre q habia quedado con 2 hijos pequen~os. Mi madre me cuenta q mi padre decia, cuando estaba en el Escambray y en Giron, q si un negro peleaba junto a el y arriesgaba su vida por defender lo q consideraba mejor para sus hijos y los hijos de mi padre, entonces ese negro no era inferior sino igual a mi padre. Ese negro era su hermano. Con el tiempo entre a la iglesia y aprendi de la Biblia muchas mas grandes verdades al respecto. Dios hizo el mundo con toda la diversidad que tiene. Hay flores de todos colores, tambien negras. Hay animales de todos colores, tambien negros. Cuantos no admiramos la belleza de un caballo negro o uno blanco, amarillo o como sea? Y un Doberman negro? Y una pantera negra? Por que entonces una persona negra tendria q ser fea o mala? Dios hizo las razas. Satanas hizo el racismo. Por cierto, no hace mucho visito nuestra iglesia un hermano dominicano, negro el, por cierto. El comentaba, jocosamente, q al llegar al aeropuerto lo primero q le ocurrio fue q alguien le dijo: "Que bola, asere?" Era alguien que queria montarlo en su almendron, o algo asi. El, por supuesto, no entendio nada. Despues pregunto y le dijeron que era un saludo comun y q asere significaba... lo q casi todos pensamos q significa: conjunto de monos apestosos. El hizo esa historia y preguntaba "Es cierto, q significa eso?" Y la mayoria de los q estabamos alli (en el templo) le dijeron q si. Yo no pq me molesta aceptar q a una persona se la compare con un mono apestoso. Dias despues busque en internet (esa gran herramienta). Encontre q asere es una palabra abakua q literalmente significa "Yo te saludo". Nada mas lejos de lo q siempre nos dijeron q significaba. Quien invento aquel significado despectivo? Definitivamente tuvo q ser un racista. Finalmente, recordemos q una doctrina racista (la de la raza superior) dio como resultado mas de 50 millones de muertos en tan solo 6 an~os durante la Segunda Guerra Mundial. Y el muy descarado de Hitler ni siquiera se parecia a la mal inventada "raza superior". No era alto, ni rubio ni de ojos claros. Y sin embargo hizo todo el mal q pudo hacer y lo mas triste de todo: arrastro consigo en esa mentira racista a millones de personas y los convirtio en asesinos. Jesus dijo: "Haz a otros lo q quieres q hagan contigo". Amemos a las personas, no importa el color de su piel. Dios los bendiga.

Julio S. López Cuesta Respondió:


30 de agosto de 2016

10:37:34

Gracias por su comentario "cosacam" Ojalá muchos lo leyeran y comprendieran. Saludos.

Enrique R. Martínez Díaz dijo:

13

17 de agosto de 2016

11:23:52


Es muy acertado lo planteado por la compañera periodista. Pienso, no obstante, que hay cosas del racismo (que no es un fenómeno exclusivamente cubano y mucho menos un problema solo relacionado con blancos y negros; los judíos o hebreos que vivían en Alemania y los países del Este de Europa eran de piel blanca y muchos de ojos azules; sin embargo, los masacraron por ser inferiores racialmente, según los criterios de los nazis) que no se pueden eliminar solamente con documentos, leyes y buenas intenciones. Los prejuicios que heredamos con la educación familiar no se borran de la noche a la mañana, deben pasar años. Yo estoy convencido que las actuales generaciones tienen muchos menos prejuicios que las anteriores, y estos desaparecerán con el tiempo. Lo que no quita que todos debemos mirarnos hacia dentro y analizar si lo somos o no. Y todos debemos hacerlo, pues funciona en las dos vías. Tanto el que ve con prejuicios al negro o mulato, como aquel/aquella que aspira a "avanzar" o clarear la piel de su descendencia, como el que no educa a sus hijos para vivir en la decencia y las buenas relaciones, el compañerismo y el humanismo, y persiste en los hábitos de robo y "guapería" que eran un recurso ante la opresión, pero que hoy es un rezago de esos males de la sociedad.

eduardo dijo:

14

17 de agosto de 2016

11:28:27


EXCELENTE ARTICULO , LASTIMA QUE LA GRAN MAYORIA DE LAS PERSONAS NO LEAN EL PERIODICO Y EN GENERAL MUY POCAS COSAS ,......MUCHOS DEBEMOS REFLEXIONAR AL RESPECTO...ES NUESTRA HUMANIDAD LA ESENCIA DE NUESTRA UNIDAD...Y DE LA PAZ... OTRA VEZ GRACIAS CAMAGUEYANA POR ESTE PROFUNDO TRABAJO...

dulce dijo:

15

17 de agosto de 2016

11:52:29


gracias por reflexiones como estas.

Alberto dijo:

16

17 de agosto de 2016

12:01:58


Estimada periodista, he de confesarle que empece a leer su articulo con gran interes porque trata de un tema ciertamente polemico y siempre actual. Sin embargo, una vez que avance en la lectura encontre tantos y tan pobres lugares communes al abordar este tema que termine el articulo con una gran desazon en el alma. No se trata de que sus ideas sean necesariamente incorrectas es que vuelven al origen de reclamar el respeto por el color de la piel mas que por los valores que en realidad importan. Celebro que sea hija del amor de dos colores pero ahi mismo comienza su dificil transito por el que discurren sus razonamientos. El color nos distingue, unos somos blancos y otros negros pero nada mas. Los terminos cine negro, novella negra, humor negro, no tienen nada que ver con prejuicios raciales por Dios!, hay limites que no deberian rebasarse so pena de insultar la inteligencia humana. Usted se refiere al "establishment blanco" y sin darse cuenta mete en ese saco a todos los que la naturaleza nos doto de ese color, y si, me siento aludido y molesto porque es tambien una expresion de racismo. Le digo algo, usted es una comunicadora social, tiene una responsabilidad enorme y assume la misma desde el momento en que escribe para otros. Le doy una recomendacion: informese bien sobre el fenomeno que ha llevado al nacimiento de ese slogan "black lives matter". No solo se trata de "gatillo alegre", se trata de una realidad mucho mas compleja y que pertenece a un mundo que usted no conoce. Yo vivo en el sur profundo de los EEUU y le puedo asegurar que no son tantos los gatillos alegres ni son tantas las victimas inocentes. Por lo demas coincide con usted en que me gustaria leer ese epitafio, escrito sobre fondo blanco con letras negras. Espero que tome a bien mi critica, nos hace falta a todos que nos critiquen, a todos. muchas gracias

NO + Racismo dijo:

17

17 de agosto de 2016

13:45:37


Muy Buen tú Articulo Sheyla, desde los primeros momentos de la revolución aqui sea dado muestra de luchar contra el Racismo y de una fuerte solidaridad con el continenteafricano el propio Che en el Congo, es una vergüenza que estas cosas se mantengan viva en la actulidad, te Felicita de todo Corazon un Meztizo hijo de un Blanco de la Cienega de Zapata con una Negra desendente de Nigerianos.

Alberto dijo:

18

17 de agosto de 2016

15:05:58


Este articulo me parece fuera de lugar, sobre todo cuando nuestro país eliminó la discriminación con hacia los ciudadanos negros. El presidente de la asamblea nacional del poder popular es negro entre tantas personas de esa raza que ocupan cargos de importancia en nuestra sociedad. No hay que exagerar con las reivindicaciones, se trata de un 30 por ciento de la población cubana, y gozan de tantos derechos que la mayoría de raza blanca. Saludos

Oscar Respondió:


18 de agosto de 2016

13:12:43

Alberto: sufre usted del prejuicio, las razas son una construcción cultural. Sabía ud. que los seres humanos somos originarios de Africa, afrodescendientes. El prejuicio racial existe, y algunas personas a nivel individual discriminan. El artículo está muy a tono con la actualidad. Esas personas que Ud. refiere han llegado allí por sus méritos , no por el color de la piel....Supere su prejuicio ....juntémonos

Fernando Respondió:


18 de agosto de 2016

17:28:35

La Revolución legisló a favor de eliminar la discriminación racial, pero las mentes de las personas no cambian automáticamente con la aplicación de las leyes, en Cuba no se ha abolido la discriminación racial, lo que se han aprobado medidas y leyes para proteger a las personas víctimas de esa discriminación, eliminarla es un largo proceso de educación.

Alberto dijo:

19

17 de agosto de 2016

15:10:14


Los ciudadanos de raza negra de nuestro país no pueden pretender compararse a los negros sudafricanos o norteamericanos, donde sí existe o ha existido discriminación, no después de 1959. Poseen tantos derechos como el resto de nuestra población, hacerse la víctima está fuera de lugar en un país donde los matrimonios mixtos ocurren día a día. Saludos

Fernando dijo:

20

17 de agosto de 2016

18:31:33


Discriminación también es que no te dejen entrar en short en una empresa forestal (la de Mayarí en Holguín) y que quién te lo diga esté en short, pero es mujer y si puede.