
RÍO DE JANEIRO.—Cuando el barón Pierre de Coubertain creó el Comité Olímpico Internacional en 1894, pensó en un símbolo para la institución, pero no fue hasta 1914 que cobraron vida los afamados cinco aros (azul, negro, rojo, amarillo y verde), ahora mundialmente difundidos en la bandera de fondo blanco que ondea en cada cita estival.
Desde sus orígenes, estos seis colores combinados se pensaron para representar a todas las naciones sin excepción, detalle que lo convierte en un emblema verdaderamente internacional. Tanto es así que esos cinco aros se han convertido en el símbolo indiscutible del olimpismo, de cientos de países y de miles de atletas que cada cuatro años buscan la gloria en la cumbre más trascendente del deporte.
Bajo los cinco aros coinciden las grandes potencias con naciones del Tercer Mundo, confluyen todas las razas, hombres y mujeres, y un mar de aficionados que buscan una y otra vez llevarse una instantánea detrás de la publicitada insignia.
Río de Janeiro no ha sido la excepción, tanto en los escenarios de batalla como en las múltiples vías que conducen a los Juegos. Algunos se lo tatúan, otros simplemente buscan tomarse una foto, la cuestión es tener un segundo para hacer reverencia y mostrar respeto al emblema olímpico por excelencia.


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Jairo dijo:
1
11 de agosto de 2016
23:35:53
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