ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Foto: Ricardo López Hevia

Los niveles de contaminantes en el aire -provocados por el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas el pasado 5 de agosto- no comprometieron la salud humana, aseguró al Periódico Girón el delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en el territorio, Oscar García Martínez.

Durante los días que duró el fuego, explicó, se desplegó un sistema de trabajo para dar seguimiento a los principales gases contaminantes. Las principales afectaciones identificadas fueron a la atmósfera, es decir, a la calidad del aire.

«Se estableció una red de monitoreo conformada por un total de 16 observadores -destacando la participación del pueblo matancero en este proceso- y especialistas distribuidos por las zonas más vulnerables, y ellos nos informaban cada tres horas sobre el estado del medio, si sentían irritación en los ojos, la boca y la nariz», detalló al medio de prensa provincial.

Asimismo, que no hayan incrementado las visitas al sistema de Atención Primaria de Salud es indicio de que no hubo afectación asociada a este evento.

Mencionó, además, que el dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono, entre otras sustancias que contenía la nube de humo son producto de la combustión y una vez extinguidas las llamas bajan considerablemente.

Aún en el área -aclaró Oscar García- pueden surgir algunas columnas de humo debido a las emanaciones, pero ya el peligro pasó, el foco que provocaba el aumento de estos contaminantes a la atmósfera desapareció, por tanto, las emanaciones están en el rango en el que están acostumbrados a vivir los matanceros.

Informó también que en la bahía yumurina se establecieron barreras que contuvieron el derrame provocado por la explosión del segundo tanque. De igual forma, se continuaron los monitoreos en el mar que demostraron que no hay afectaciones actualmente.

«Por ser una de las provincias más importantes en cuanto a la extracción y comercialización de petróleo, se ha adquirido una experiencia desde la Defensa Civil y ya se sabe cómo actuar ante un fenómeno de este tipo, según las investigaciones de los centros de ciencia. Aunque alcanzó una gran envergadura y nunca habíamos vivido un derrame asociado a un incendio, la clave está en poder diseñar de inmediato los puntos de observación, las maneras de controlar y mitigar este tipo de sucesos», aseveró el representante del Citma.

LAS LLUVIAS, EN EL EPICENTRO DE LOS REPORTES

García Martínez agregó que funciona una comisión por parte del subgrupo del Citma del Consejo de Defensa que atendió los reportes que hicieron los pobladores. Todos los casos reportados estaban relacionados con las lluvias.

Ante estos casos recomendaron no exponerse a la lluvia porque venía cargada de partículas que daban una coloración negra. En zonas rurales como el Valle del Yumurí y Corral Nuevo, especificó, la lluvia dejó una especie de hollín, pero no trajo consecuencias para la salud ni comprometió los cultivos ni la ganadería. 

Reveló el especialista que la combinación de concentraciones de dióxido de azufre y de óxido de nitrógeno muy altas en la atmósfera, junto a la ocurrencia de precipitaciones, hace que se produzcan lluvias ácidas. En ese período no ocurrieron aguaceros, sostuvo, más bien algunas lloviznas.

De igual forma, no se descarta que en algún lugar específico haya llovido más intensamente con un nivel de acidez superior a lo normal, pero hasta el momento no tenemos reportes donde el pH del agua sea ácido. En el caso del agua con ese color oscuro se trata de partículas en suspensión.

HACIA LA RECUPERACIÓN

En una segunda fase de medidas, la de recuperación, se dará seguimiento con otro sistema de monitoreo que abarca aspectos relacionados con el suelo, las producciones agrícolas, rastros en la leche del ganado; o sea, una serie de elementos que permitan conocer la magnitud real del impacto del siniestro.

Esta investigación, previó, puede durar dos meses.

«Después vamos a hacer un análisis a largo plazo, pensamos extenderlo hasta dos años más con otros parámetros, para volver a evaluar suelo, vegetación y cadenas tróficas. Utilizaremos indicadores bien diseñados y un sistema de muestreo para el área del cono de influencia de la nube de contaminantes», expuso el entrevistado.

El mes próximo, anunció, se realizará una evaluación del impacto ambiental y se explicarán los resultados más recientes. Si algún indicador da alterado, se analizará y dará seguimiento, concluyó.

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