Pero más allá de la anécdota,
resulta revelador que precisamente, a ese episodio se refirió Fidel
en su primera alocución al pueblo el Primero de Enero de l959, en
Santiago de Cuba, cuando enumeró los males que la Revolución
naciente enfrentaría para lograr construir una sociedad justa: "Yo
quería demostrar que las mujeres podían ser tan buenos soldados y
que existían muchos prejuicios... con relación a la mujer, y que la
mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser
redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en
otros aspectos de la vida".
Con fragmentos de esta alocución
—que evidencian la presencia del tema de la discriminación de la
mujer identificado de manera particular dentro de la desigualdad
estructural que caracterizaba la sociedad cubana durante la
República neocolonial— comienza el recorrido del libro Mujeres y
Revolución editado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y
que recoge, en sus más de 400 páginas, las ideas expresadas por
Fidel sobre el tema en sus discursos desde 1959 hasta marzo del
2005.
En el substancial ensayo que
sirve de introducción al volumen, las compiladoras Yolanda Ferrer
Gómez y Carolina Aguilar Ayerra articulan el ideario de Fidel a los
ejes fundamentales acerca de la igualdad de género en las
condiciones histórico concretas de Cuba. Y ofrecen claves
indispensables para la lectura tanto de los iniciados en los temas
de género, como para la población en general.
Mujeres y Revolución
resulta un importante aporte para el estudio del pensamiento
humanista, martiano y marxista del líder de la Revolución cubana en
una arista que, en mi opinión, no ha sido suficientemente explorada
y que se constituye, sin embargo, en un aspecto ineludible para
comprender los cimientos de justicia social sobre los que se erige
la construcción del socialismo en Cuba.
El propio Fidel lo señaló así al
afirmar: "Cuando se juzgue a nuestra Revolución en los años futuros,
una de las cuestiones por las cuales nos juzgarán será por la forma
en que hayamos resuelto en nuestra sociedad y en nuestra Patria los
problemas de la mujer, aunque se trate de uno de los problemas de la
Revolución que requieren más tenacidad, más firmeza, más constancia
y más esfuerzo".
La lectura de las páginas de
Mujeres y Revolución evidencia que un proceso tan genuino y
auténtico como el cubano, que ha demostrado que en su originalidad
reside su fortaleza ante embates de todo signo, también ha sido muy
creativo y singular en la manera en que ha asumido el tema de la
igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres como parte de su
doctrina humanista y su concepción política revolucionaria.
A diferencia de los que
postulaban que con la eliminación de la explotación capitalista se
produciría de manera transitiva la desaparición de la discriminación
de la mujer, Fidel afirmaba en 1962: "Las mujeres dentro de la
sociedad, tienen intereses que son comunes a todos los miembros de
la sociedad; pero tienen también intereses que son propios de las
mujeres. Sobre todo, cuando se trata de crear una sociedad distinta,
de organizar un mundo mejor para todos los seres humanos; las
mujeres tienen intereses muy grandes en ese esfuerzo, porque, entre
otras cosas, la mujer es un sector que en el mundo capitalista en
que vivíamos estaba discriminada. En el mundo que estamos
construyendo, es necesario que desaparezca todo vestigio de
discriminación de la mujer".
El acercamiento a las
concepciones de Fidel sobre la problemática de la subordinación de
las mujeres que brinda Mujeres y Revolución permite
constatar, además, la inconsistencia de cierta polémica que
establece una relación dicotómica y excluyente entre la
participación y defensa de la Revolución por parte de las cubanas y
las reivindicaciones específicas de género.
Este tipo de análisis asume que
los procesos sociales pueden estructurarse en un orden matemático y
no toma en cuenta que se realizan en un proceso dialéctico y
sistémico, donde se presuponen y relacionan de manera
multidimensional.
En varios de sus discursos
recogidos en este volumen, Fidel se refiere a los procesos de
participación de las mujeres en la Revolución de manera paralela e
integrada a su emancipación de los mandatos impuestos por las
construcciones tradicionales de lo femenino, en 1966 afirmaba:
"...esta es una Revolución que significa para la mujer dos
revoluciones, que significa para la mujer una doble liberación: la
mujer formando parte de los sectores humildes del país, de los
sectores explotados del país; y la mujer, además, discriminada, no
ya como trabajadora, sino discriminada como mujer..."
Otro aspecto que tipifica el
proceso cubano por la igualdad de derechos, oportunidades y
posibilidades entre mujeres y hombres, y que se revela con fuerza en
muchas de las valoraciones de Fidel, fue la creación de la
Federación de Mujeres Cubanas.
La conjunción del ideario de
Fidel, la impronta creadora y la audacia de Vilma, combatiente de la
clandestinidad y de la Sierra, quien preside la FMC desde sus
inicios, y la decisión de las cubanas propiciaron el protagonismo de
la organización en la vida del país: "...estimamos que la decisión
de desarrollar este movimiento femenino, de crear esta Organización
que nació el 23 de agosto de 1960, fue realmente una decisión
acertada, puesto que las tareas que esta Organización ha
desarrollado no habrían podido llevarse adelante por otros
mecanismos. ¿Qué habría hecho el Partido sin esta Organización de
mujeres? ¿Qué habría hecho la Revolución?"
En la revisión minuciosa de las
páginas de Mujeres y Revolución se encontrarán referencias a
varios temas polémicos de la actual agenda de género, me limitaré a
citar dos de ellos: el sexismo en el lenguaje y el acceso a puestos
de toma de decisiones.
Al respecto del primer tópico
refería: "Y constantemente nos encontramos hasta con formas
verbales, lingüísticas, de discriminación de la mujer (...) Hay el
hábito lingüístico de colocar al hombre como centro, y eso es
desigualdad, o refleja la desigualdad, refleja los hábitos de
pensar, aunque lo menos importante en último término sería la
lengua, lo menos importante serían las palabras. Hay veces que las
palabras recuerdan cualquier cosa del pasado, sin que tengan ya ese
sentido. ¡Lo realmente importante son los hechos!"
En cuanto al segundo, con la
transparencia que lo caracteriza enfatiza en el II Congreso de la
FMC: "Tiene que llegar el día en que tengamos un Partido de hombres
y mujeres, y una dirección de hombres y mujeres, y un Estado de
hombres y mujeres, y un Gobierno de hombres y mujeres. Y creo que
todos los compañeros están conscientes de que esa es una necesidad
de la Revolución, de la sociedad y de la historia".
Mujeres y Revolución es un
libro al que se regresará con frecuencia, pues expresa la
sensibilidad profunda de un hombre excepcional, comprometido por
luchar contra todas las formas de opresión y discriminación, de un
revolucionario marxista con la visión política de articular lo
general y lo particular, de asumir el papel de la subjetividad en la
construcción de la sociedad nueva.
Pero sobre todo, Mujeres y
Revolución es la expresión de la palabra germinada, pues las
ideas que se enuncian en este recorrido de más de 45 años son
realidad viva en lo alcanzado por las cubanas de varias
generaciones.
"Siempre soñábamos con muchas
cosas bellas para nuestra Patria cuando la Revolución triunfase,
pero las realidades de la Revolución son todavía más bellas que
todos los sueños pasados."
Siempre con Fidel
Especial por el cumpleaños 80 del
Comandante en Jefe
Entrevista con
el General de Ejército Raúl Castro