El
General de Ejército Raúl Castro Ruz ofreció declaraciones a Granma.
La conversación se realizó en su despacho en el MINFAR en torno a
los principales acontecimientos de estos días.
Compañero Raúl, nuestro pueblo
recibió con gran alegría el mensaje y las fotos del Comandante en
Jefe publicados por la prensa y posteriormente el reportaje
televisivo del encuentro con el Presidente Chávez. No obstante,
aprovechando esta oportunidad, sería muy apreciado por los millones
de cubanos que han seguido atentamente las informaciones sobre el
estado de salud del compañero Fidel, escuchar una valoración
personal de usted, tan unido siempre a él.
Sin dudas, lo que más nos
interesa a todos en este momento es la salud del Jefe.
Empiezo por felicitar y
agradecer, en nombre de todo el pueblo, a los médicos y al resto de
los compañeros y compañeras que lo han atendido de forma excelente,
con una profesionalidad insuperable y sobre todo con gran amor y
dedicación. Esto ha sido un factor muy importante en la progresiva
recuperación de Fidel.
Pienso además que su
extraordinaria naturaleza física y mental también ha resultado
esencial para su recuperación satisfactoria y gradual.
Los cubanos, aun cuando no le
veamos a cada rato por la televisión o la prensa escrita, sabemos
que usted está ahí, en su puesto de combate como siempre. Pero creo
que estas palabras suyas también les restan armas a la especulación
y la mentira presentes en algunos medios en el extranjero.
Si
te refieres a los que en otros países se entretienen en especular
sobre si aparezco o no en la televisión o en los periódicos, bueno,
ya salí el domingo con Fidel y en el recibimiento al Presidente
Chávez, aunque realmente esos comentarios me tienen sin cuidado.
Sí me interesa mucho lo que
piensa nuestro pueblo, aunque afortunadamente vivimos en esta isla
geográficamente pequeña, donde se sabe qué hacemos todos. Lo
compruebo cuando converso con la población y otros compañeros
dirigentes locales en mis recorridos por el país.
En realidad, no acostumbro a
comparecer con frecuencia en público, salvo los momentos en que se
requiera. Muchas tareas relacionadas con la defensa del país no
deben ser publicadas y hay que manejarlas con el máximo cuidado, y
esa ha sido una de mis responsabilidades fundamentales como Ministro
de las FAR. Además, siempre he sido discreto, esa es mi forma de
ser, y de paso aclaro que pienso seguir así. Pero no ha sido la
razón fundamental de que aparezca poco por los medios de difusión
masiva, sencillamente no ha resultado necesario.
No ha faltado ninguna
orientación esencial.
Efectivamente, la Proclama del
Comandante en Jefe dio la información que en ese momento se podía
dar y además nos planteó a todos tareas precisas. Lo principal es
dedicarse en cuerpo y alma a cumplirlas. Así lo hemos estado
haciendo todos los dirigentes a los diferentes niveles, junto a
nuestro pueblo que ha sabido mantener una ejemplar disciplina,
vigilancia y espíritu de trabajo.
Aprovecho para agradecer, en
nombre del Comandante en Jefe y de la dirección del Partido, las
incontables muestras de apoyo a la Revolución y al contenido de su
Proclama, así como las manifestaciones de cariño que le han
profesado personalidades de la cultura; profesionales y trabajadores
de todos los sectores; campesinos, militares, amas de casa,
estudiantes, pioneros; entre ellos numerosos creyentes,
personalidades, instituciones y manifestaciones religiosas de la
inmensa mayoría de las denominaciones, en fin, el pueblo de Cuba. Ha
sido una demostración contundente de su unidad imbatible y su
conciencia revolucionaria, pilares esenciales de la fortaleza de
nuestro país.
También ha sido impresionante
la amplitud de las muestras de apoyo provenientes de todo el mundo.
Sí, realmente algo estimulante.
Por eso quiero agradecer también los numerosos mensajes de
solidaridad y respeto procedentes del mundo entero, de personas de
las más diversas categorías sociales, desde sencillos trabajadores
hasta figuras intelectuales y políticas, así como un número
importante y representativo de instituciones y personalidades
religiosas. Todos lo han hecho sin condicionamiento alguno. A los
pocos que no actuaron así, no se les aceptó ni agradeció.
Incluso hasta hoy (17 de agosto)
suman unos doce mil los firmantes que apoyan el llamamiento que
hicieron hace 10 días prominentes personalidades de la cultura de
más de 100 países, entre ellos varios premios Nobel, que condena las
declaraciones injerencistas y agresivas del Gobierno de los Estados
Unidos, el cual además denuncia el carácter abiertamente
intervencionista del Plan Bush, como le llamamos a ese engendro que
parece desempolvado de los tiempos en que —como ocurrió a fines del
siglo XIX y comienzos del XX— frustraron la independencia de Cuba y
nos impusieron sus interventores.
Ahora también designaron uno para
la supuesta "transición". Un tal McCarry, que en días pasados
declaró que los Estados Unidos no aceptan la continuidad de la
Revolución Cubana, aunque no dijo cómo piensan evitarlo.
Da la impresión de que los
enemigos de la Revolución han quedado anonadados por la contundente
reacción de la población cubana, inmune a su gigantesca y bochornosa
campaña de ofensas y mentiras. Hablan con asombro de la calma
reinante en Cuba, como si fuera algo raro y no precisamente lo
normal, lo que todos aquí sabíamos que ocurriría en una situación
como esta.
Sí, parece que habían llegado a
creerse sus propias mentiras. Lo más probable es que sus "tanques
pensantes" y muchos de sus analistas saquen ahora nuevas
conclusiones.
Como tú decías, reina una
absoluta tranquilidad en el país. Y algo aún más importante, la
actitud serena, disciplinada y decidida que se respira en cada
centro de trabajo, en cada ciudad, en cada barrio. La misma que
siempre asume nuestro pueblo en momentos difíciles. Si nos guiáramos
únicamente por la situación interna, no exagero al afirmar que no
hubiera sido necesario movilizar ni un pionero de los que custodian
las urnas en las elecciones.
Pero nunca hemos echado en saco
roto una amenaza del enemigo. Sería irresponsable hacerlo frente a
un gobierno como el de los Estados Unidos, que declara con la mayor
desfachatez que no acepta lo establecido en la Constitución cubana.
Desde allá, como si fueran los dueños del planeta, dicen que aquí
tiene que haber transición a un régimen social que sea de su agrado
y que "tomarán nota de cuantos se opongan a ello". Aunque parezca
increíble, esta actitud de bravucón de barrio, y a su vez gran
estupidez, la asumió el Presidente Bush hace pocos días.
Va a tener que gastar mucho
papel y tinta...
Bastante. Por eso yo le
aconsejaría que lo haga a la inversa. Que "tome nota", como él dice,
de los anexionistas asalariados de su Oficina de Intereses aquí en
La Habana, esos que van a recibir las migajas de los anunciados 80
millones de dólares para la subversión, porque el grueso se lo
distribuirán en Miami, como suele suceder.
De lo contrario, la lista va a
ser interminable. Tendría que anotar los nombres de millones y
millones de cubanos y cubanas, los mismos que están listos para
recibir a su interventor designado con el fusil en la mano.
A estas alturas, deberían tener
claro que con imposiciones y amenazas no es posible lograr nada de
Cuba. En cambio, siempre hemos estado dispuestos a normalizar las
relaciones en un plano de igualdad. Lo que no admitimos es la
política prepotente e injerencista que con frecuencia asume la
actual Administración de ese país.
Releyendo recientemente los
documentos de los congresos del Partido, hallé ideas que parecen
escritas hoy. Por ejemplo, este fragmento del Informe Central
presentado por Fidel al Tercer Congreso, en febrero de 1986:
"Cuba, como lo hemos expuesto
muchas veces, no es remisa a discutir su prolongado diferendo con
Estados Unidos e ir a la búsqueda de paz y mejores relaciones entre
nuestros dos pueblos."
Y continuó:
"Pero ello tendría que ser sobre
la base del más irrestricto respeto a nuestra condición de país que
no tolera sombras a su independencia, por cuya dignidad y soberanía
lucharon y se sacrificaron generaciones enteras de cubanos. Esto
será posible únicamente cuando Estados Unidos se decida a negociar
con seriedad y esté dispuesto a tratar con nosotros con espíritu de
igualdad, reciprocidad y el más pleno respeto mutuo."
Formulaciones similares recogen
los documentos del resto de los congresos del Partido y además han
sido reafirmadas por su Primer Secretario en diversas ocasiones.
Sin embargo, continúan con la
misma política agresiva y prepotente de siempre.
Esa es la realidad. Transcurridos
más de veinte años de que Fidel pronunciara las palabras que acabo
de citar, tienen ese plan intervencionista que ya mencioné de 458
páginas aprobado en el año 2004, donde detallan cómo se proponen
desmantelar la obra de la Revolución en la salud, en la educación,
en la seguridad social; la Reforma Agraria, la Reforma Urbana, es
decir, sacar a la gente de sus tierras, de sus casas para
devolverlas a los antiguos dueños, etcétera, etcétera, etcétera.
Para colmo, hace sólo unos días,
el pasado 10 de julio, el Presidente Bush aprobó oficialmente un
documento complementario del anterior, y que habían situado con muy
bajo perfil en Internet desde junio. Han dicho abiertamente que
incluye un anexo secreto que no publican "por razones de seguridad
nacional" y "para asegurar su efectiva realización", son
textualmente los términos que emplearon, lo que constituye una
violación flagrante del derecho internacional.
Desde hace tiempo venimos
adoptando medidas para enfrentar esos planes. Estas se reforzaron
especialmente cuando el actual gobierno de los Estados Unidos inició
la desenfrenada política guerrerista que mantiene hasta el presente,
incluido el anunciado propósito de atacar sin aviso previo
cualesquiera de los que ellos llaman "sesenta o más oscuros rincones
del mundo".
Una escalada notable de la
agresividad...
Efectivamente, y en el 2003 los
planes se hicieron aún más explícitos. El 5 de diciembre de ese año,
el señor Roger Noriega, entonces secretario asistente de Estado para
Asuntos del Hemisferio Occidental, declaró —no sé si
intencionalmente o se le escapó— que "la transición en Cuba —es
decir, la muerte de Fidel— puede ocurrir en cualquier momento y
tenemos que estar preparados para actuar de manera decisiva y ágil".
Que "los Estados Unidos querían estar seguros de que los compinches
del régimen no tomen el control" y como para que no quedaran dudas,
agregó que trabajaban "para asegurar que no haya sucesión al régimen
de Castro". Posteriormente él y otros altos funcionarios
norteamericanos han vuelto sobre el tema de forma insistente.
¿Qué otra forma existe de
alcanzar esos propósitos que no sea la agresión militar? Por tanto,
el país adoptó las medidas pertinentes para contrarrestar ese
peligro real.
Ante situaciones similares, Martí
nos enseñó qué hacer: "Plan contra plan. Sin plan de resistencia no
se puede vencer un plan de ataque", escribió en el periódico Patria,
el 11 de junio de 1892.
El gobierno de los Estados Unidos
no revela el contenido de ese anexo porque es ilegal. Hay que exigir
su divulgación, sobre todo ahora que han hablado de su existencia
para amenazar a Cuba.
Nuestros planes defensivos, por
el contrario, son transparentes y legales, sencillamente porque no
agreden a nadie, su único objetivo es garantizar la soberanía e
independencia de la Patria, no violan ley internacional ni nacional
alguna.
Los medios de difusión del país
han informado sobre la seriedad y alcance de las medidas que en los
últimos tiempos hemos venido adoptando para fortalecer cada vez más
la defensa. Hace poco más de un mes, el primero de julio, el tema
fue analizado ampliamente por el Quinto Pleno del Comité Central del
Partido.
Algunos halcones del imperio
pensaron que el pasado 31 de julio había llegado el momento de
destruir la Revolución.
No podíamos descartar el peligro
de que alguien se volviera loco, o más loco todavía, dentro del
gobierno norteamericano.
Por consiguiente, a las tres de
la madrugada del primero de agosto, dando cumplimiento a los planes
aprobados y firmados desde el 13 de enero del 2005 por el compañero
Fidel, y después de hacer las consultas establecidas, decidí elevar
de manera sustancial nuestra capacidad y disposición combativas,
mediante el cumplimiento de las medidas previstas, entre ellas la
movilización de varias decenas de miles de reservistas y milicianos,
y el planteamiento a nuestras principales unidades de las tropas
regulares, incluidas las Tropas Especiales, de las misiones que
exigía la situación político militar creada.
Todo el personal movilizado
cumplió o cumple en estos momentos un importante ciclo de
preparación y cohesión combativas, parte de él en condiciones de
campaña.
Estas tropas se irán rotando, en
cifras aproximadamente iguales, según se alcancen los objetivos
propuestos. Todos los reservistas y milicianos que participarán en
estas actividades conocerán, con la anticipación necesaria, la fecha
de incorporación a las unidades y el tiempo de permanencia en estas
para cumplir su guardia por la Patria.
Hasta este momento, la
movilización que iniciamos el primero de agosto se ha desarrollado
satisfactoriamente, gracias a la magnífica respuesta de nuestros
reservistas y milicianos, así como a la encomiable labor desplegada
por los mandos militares y especialmente por los Consejos de
Defensa, bajo la dirección del Partido, a todos los niveles.
No es mi propósito exagerar
peligros. Nunca lo he hecho. Hasta ahora los ataques de estos días
no han pasado de la retórica, salvo el incremento sustancial de las
transmisiones subversivas de radio y televisión contra Cuba.
Han anunciado el empleo de un
nuevo avión...
Ellos venían utilizando
anteriormente, con periodicidad variable, un avión militar conocido
por Comando Solo. A partir del pasado 5 de agosto comenzaron a
emplear otro tipo de aeronave que ha efectuado transmisiones
diarias. El 11 de agosto lo hizo de conjunto con el mencionado
Comando Solo.
Incluso los días 5 y 6, nuestros
radares detectaron que estaba transmitiendo desde aguas
internacionales, en franca violación de los acuerdos de la Unión
Internacional de Telecomunicaciones, de los que Estados Unidos es
signatario, lo cual, una vez más, denunciamos por los canales e
instancias correspondientes, pues además esas transmisiones afectan
la radiodifusión en nuestro país.
Realmente no nos preocupa en
absoluto la hipotética influencia de esa propaganda burda y de
pésima factura, muy por debajo del nivel cultural y político de la
población cubana y que por demás nuestro pueblo rechaza, al igual
que los letreritos de la SINA. No se trata de eso, es ante todo un
asunto de soberanía, de dignidad. Jamás admitiremos pasivamente la
consumación de ese acto agresivo y por eso la interferimos.
En definitiva, están gastando
sumas millonarias de dinero del contribuyente norteamericano para
lograr el mismo resultado de siempre: una TV que no se ve.
Agrego a estas reflexiones sobre
la defensa del país, una idea expresada por Fidel en 1975, en el
Informe Central al Primer Congreso del Partido, que de tanto citarla
me he aprendido de memoria:
"Mientras exista el imperialismo,
el Partido, el Estado y el pueblo, les prestarán a los servicios de
la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se
descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que
los que olvidan este principio no sobreviven al error."
Esa ha sido nuestra guía a lo
largo de muchos años y lo sigue siendo hoy por sobradas razones.
Creo que los cubanos hemos
demostrado en estos días que esa convicción la compartimos todos.
Coincido contigo, por eso
concluyo ratificando la felicitación a nuestro pueblo por esta
contundente demostración de confianza en sí mismo; una prueba de
madurez, serenidad, unidad monolítica, disciplina, conciencia
revolucionaria y —ponlo en mayúsculas— FIRMEZA, que me recordaron el
comportamiento de los cubanos durante los días heroicos de la
llamada Crisis de los Cohetes, en octubre de 1962.
Son los frutos de una Revolución
cuyo concepto Fidel resumió en su discurso del primero de mayo del
2000, en veinte ideas básicas que constituyen la quintaesencia del
trabajo político ideológico. Son los resultados de muchos años de
combate que bajo su dirección hemos librado. Nadie lo dude, mientras
permanezcamos así, ningún enemigo podrá derrotarnos.
REVOLUCIÓN
es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que
debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado
y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por
nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar
poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y
nacional; es defender valores en los que se cree al precio de
cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo,
solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y
realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es
convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de
aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es
unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de
justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro
patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz
1 de mayo del 2000 |
La invulnerabilidad militar, una vez alcanzada, solo podrá
mantenerse con su constante perfeccionamiento
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