WASHINGTON, 1 de abril (PL). —
Viejas tensiones entre el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, y
comandantes del ejército estallaron ahora que las tropas
norteamericanas atacan a Iraq y se ven estancadas ante una férrea
resistencia.
Mandos militares en el campo de
batalla se han quejado fuertemente de que el Pentágono no envió las
fuerzas suficientes para librar la guerra que quiere desarrollar
contra Iraq, según un reportaje del diario The Washington Post.
"Los nervios aquí están
alterados obviamente cuando oficiales del ejército compararon a
Rumsfeld con Robert McNamara (ex secretario de Defensa), el
arquitecto de la guerra contra Viet Nam, quien no se percató de las
realidades políticas y militares de Viet Nam", describió el
reportero del Post, quien se encuentra "incrustado" entre
las tropas estadounidenses.
Un coronel, quien habló bajo la
condición de mantener el anonimato, criticó la decisión inicial
de limitar el despliegue de tropas y fustigó a Rumsfeld por ello.
"Él quería librar una guerra
barata y está recibiendo lo que quería", ironizó el oficial
en alusión al empantanamiento y los tropiezos que encuentran las
tropas terrestres en el sur iraquí.
Las censuras de los oficiales desde
el campo de batalla comenzaron desde el jueves pasado cuando
salieron a la palestra pública declaraciones del general William
Wallace, comandante del V Cuerpo de Ejército, quien advirtió que
Estados Unidos encara una guerra mucho más larga de lo que muchos
estrategas anticiparon.
Al tiempo que la fuerza aérea
prosigue con un intenso bombardeo contra Bagdad y otras ciudades
iraquíes, con elevado saldo de víctimas civiles, las tropas
terrestres están estancadas sin poder avanzar en el sur y centro
del país, admitieron mandos militares.
Están contenidas por los
enfrentamientos urbanos frente a combatientes de las milicias
Fedayeen y Al Quds en localidades sureñas en un tipo de combate que
precisamente los estrategas del Pentágono esperaban evitar.
Los comentarios del coronel —dijo
el Post— mostraron la tensión en las espinosas relaciones entre
Rumsfeld y el general Eric Shinseki, jefe del estado mayor del ejército.
Actualmente, Washington tiene unos
100 000 efectivos dentro de Iraq, integrantes de una fuerza de
más de 300 000 (incluidas las unidades británicas) de los
cuerpos terrestres, navales y aéreos dispersos por toda la región
del Golfo Pérsico.
Ante la tenaz resistencia de las
defensas iraquíes en los pequeños poblados del sur del país y el
estancamiento de los invasores, el Pentágono decidió enviar otros
120 000 efectivos al frente de batalla.
De acuerdo con analistas
norteamericanos, aún después de la guerra se requerirán cientos
de miles de soldados para mantener y controlar a un país tan grande
con 24 000 000 de habitantes.
El propio Rumsfeld y sus asesores han
reconocido que se equivocaron a la hora de interpretar la dimensión
e intensidad de la resistencia de las milicias iraquíes.
Según el Post, las diferencias con
la jefatura del ejército brotaron desde la llegada de Rumsfeld al
Pentágono y éste implantó su visión de transformar las fuerzas
militares del país a partir de desarrollar la tecnología de ataque
de largo alcance, la fuerza aérea y las tropas élites.
Esa perspectiva generó entre los
mandos del ejército la sensación de que se había olvidado de ellos,
indicó el Post.