Esta es la "democracia" que Bush quiere para Iraq
Dijo un sobreviviente
de la aldea Al-Janabiy, de quien el periodista Patrick Baz, de la
agencia AFP, recoge el testimonio
BAGDAD,
31 de marzo (AFP).— El sendero que lleva a la finca de los Ismail,
en un lugar llamado Al-Janabiy, al Sudeste de Bagdad, está sembrado
de cuadernos escolares ensangrentados, de ropa de niños desgarrada,
en medio de cadáveres de vacas descompuestos y malolientes que le
da un aspecto desolador.
En esta aldea, después
de haber atravesado una barrera instalada por milicianos, se aprecia
el edificio central que fue pulverizado, un segundo que se encuentra
calcinado y el tercero, parcialmente destruido.
Según un vecino, dos
misiles sorprendieron a las cinco familias del lugar mientras
dormían, en la noche del 29 al 30 de marzo, dejando 20 muertos,
once niños, siete mujeres y dos hombres. Otras 10 personas que
resultaron gravemente heridas fueron trasladadas al hospital.
Así como lo quiere la
tradición musulmana, los cadáveres fueron colocados en la tierra
desde el momento mismo en que se descubrió la masacre.
El pestilente olor
encoge el corazón pues la muerte, en un solo gesto, les quitó la
vida a las personas y a los animales.
Desperdigados sobre el
césped, en medio de los escombros, yacen los esqueletos de cuatro
vacas, cuyas cavidades oculares, nasales y bucales están
ennegrecidas por las moscas, los cuerpos sin vida de dos perros,
corderos, ovejas y algunas gallinas.
"En
esta casa, cinco niños se convirtieron en antorchas vivientes por
los tanques de gas que había", relató uno de los dos
sobrevivientes que se preguntan aún como Dios los salvó, mientras
los otros cuatro miembros de la familia resultaron heridos.
"Fui protegido por
sus cuerpos pues estaba en un rincón", dijo.
"Esto es la
democracia del presidente norteamericano George W. Bush.
"Quieren que los
recibamos con flores. Miren lo que les han hecho a nuestras
familias. Es con misiles que los vamos a recibir", dijo un vecino
que tiene entre sus manos pedazos de los proyectiles.
Delante de dos de las
tres casas, dos perros ladran y muestran los dientes cuando se
acerca un desconocido, para defender a sus amos que ya no están
más.
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