GINEBRA, 20 de marzo (PL). — La
prolongada ovación que siguió al discurso del canciller cubano,
Felipe Pérez Roque, ante la Comisión de Derechos Humanos de la
ONU, permite clasificarlo como el mejor acogido hasta ahora, tras
pasar por el podio más de 40 dignatarios.
Al mismo tiempo, fue seguido con sumo
silencio y especial atención por centenares de delegados,
observadores, invitados y representantes de Organizaciones No
Gubernamentales que llenaron la sala plenaria del Palacio de las
Naciones.
Desde su inicio, cuando pronunció el
acostumbrado saludo a la presidenta electa de la CDH, la
representante de Libia, Najat Al Hajjaji, todos percibieron que el
Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba iba a marcar la
diferencia.
Además de resaltar la competencia
profesional de la titular, expresó que su elección fue,
especialmente, una prueba de que la arrogancia y los intereses de
dominación hegemónica pueden ser derrotados en la CDH cuando
prevalecen la unidad y la colaboración de la mayoría.
Esperamos que nuestra decisión de
elegirla a usted, en contra de la obcecada oposición y las
presiones de la delegación norteamericana, no convierta a la
Comisión de Derechos Humanos en otro "oscuro rincón del
mundo", en alusión a un término empleado por Estados Unidos
para los lugares que les son adversos y que pueden convertirse en
enemigos.
Al extender las felicitaciones a
Sergio Vieira de Melo, alto comisionado de la ONU para los Derechos
Humanos, le vaticinó que deberá enfrentar una ardua tarea en el
momento más peligroso y complejo de la CDH y le aseguró que puede
contar con la plena cooperación de Cuba.
Su mensaje a la LIX Sesión comenzó
entonces con una verdad que todos reconocen pero no todos son
capaces de admitir públicamente: "El mundo cambió
dramáticamente durante el último año.
Más de medio siglo de experiencias y
de aportes incuestionables de las Naciones Unidas y del sistema
multilateral fundado al término de la Segunda Guerra Mundial están
siendo sometidos a injusta e innecesaria humillación y van en
camino hacia su destrucción", expresó.
Acotó enseguida que es preciso
reconocer con franqueza que la Declaración Universal de los
Derechos Humanos corre el riesgo de convertirse en letra muerta
precisamente cuando se cumplirán 55 años de su proclamación.
Tras mencionar el legado de libertad
justicia y paz de sus visionarios autores, sentenció que ese orden
no existe en la actualidad y parecería que está cada vez más
distante.
Pérez Roque hizo dejación de
abordar los temas de tradicional preocupación para la delegación
cubana, incluyendo el desprestigiado intento de Estados Unidos de
fabricar e imponer por la fuerza una condena a Cuba en la CDH para
continuar justificando más de 40 años de bloqueo.
"Hoy debe ser otra nuestra
prioridad: salvar del colapso a la Organización de Naciones Unidas
y a sus mecanismos de seguridad colectiva, enfrentar el irrespeto
deliberado a los principios consagrados en su Carta", resaltó.
Tras calificar de ilegal, injusta e
innecesaria la agresión contra Iraq iniciada hoy con toda
brutalidad pese al rechazo de la opinión pública mundial, afirmó
que ello convierte el derecho a la libre determinación y la
soberanía de los pueblos en un simple espejismo.
"Después de tal guerra —auguró
el jefe de la diplomacia cubana—, habrá surgido un nuevo orden
mundial en el que nuestra antigua aspiración a que el planeta
estuviese regido por el imperio de la ley habrá sido aplastada por
la imposición de un orden regido por la ley del imperio".
Todo un planeta ha quedado convertido
en rehén de las caprichosas decisiones de un poder ilimitado que
desconoce cualquier compromiso internacional y decide sólo según
sus propios intereses y su peculiar concepción de la seguridad
nacional, añadió.
A pesar de lo preocupante de esa
situación y sus eventuales consecuencias para todos, Pérez Roque
afirmó que su país cree firmemente en que hay una poderosa razón
para sentirse optimistas: "En la historia de la humanidad —le
recordó a los presentes, muchos de ellos con casi el doble de su
edad (38)— siempre las grandes crisis han abierto el camino a las
grandes soluciones".
Ninguna tiranía, ningún imperio con
pretensiones hegemónicas, ha podido imponerse todo el tiempo a las
aspiraciones de justicia y libertad de los pueblos, añadió.
Recordó sus advertencias del año
pasado a la CDH de actuar unidos ante el intento de imponer una
dictadura mundial que había declarado sin ambages que se está con
ella o contra ella y que entonces pudieron ser recibidas como
retórica incendiaria.
Por eso llamó a la CDH a pasar de la
estéril confrontación entre el Norte y el Sur a la lucha conjunta
por un mundo de paz, justicia y equidad, cuya existencia está hoy
amenazada para todos.
Lanzó varias exhortaciones a la
reflexión colectiva y a apoyar iniciativas que promuevan un orden
internacional democrático equitativo, el derecho de todos los
pueblos a la paz, a la solidaridad y a la necesidad de una solución
global, duradera y sostenible al problema de la deuda externa.
También a unirse en la construcción
de un nuevo camino en los trabajos de la CDH e impedir las
manipulaciones de un pequeño número de países para condenar a
estados subdesarrollados con resoluciones que nada tienen que ver
con la causa de los derechos humanos.
"Luchemos unidos por salvar a la
Organización de Naciones Unidas", llamó el canciller cubano a
los dignatarios y delegaciones presentes en la sesión, así como a
construir una coalición por la justicia y la paz.
Tras reafirmar que a pesar de esta
amenaza para todos un mundo mejor es posible, advirtió que no le
será regalado a los pueblos, ante lo cual el deber es luchar y
expresó su convicción de que así será en aras de ese objetivo.
La sala estalló en una prolongada
ovación, como aún no se había escuchado aquí hasta hoy y fueron
muchos los dignatarios y jefes de delegaciones que se lanzaron hacia
el escaño de Cuba para estrechar la mano de Pérez Roque.