MADRID, 21 de marzo (PL). — Menos tumultuosas pero
también más organizadas, las protestas continuaron hoy en toda
España contra la invasión de Estados Unidos a Iraq y el respaldo
del gobierno a los dictados bélicos de Washington.
Tras los disturbios de la víspera, el Congreso de
Diputados presenta hoy el aspecto de una fortaleza, con policías y
cercas a todo su alrededor y siete carros antidisturbios
impidiendo el paso para que nadie pueda llegar a la escalinata del
edificio.
Solo podían entrar los diputados, y hasta los
periodistas que habitualmente trabajan en el Parlamento y los
empleados son objeto de una minuciosa revisión por los agentes de
la policía.
Ello no impidió que en la acera de enfrente centenares
de manifestantes se hayan mantenido desde el mediodía pidiendo la
dimisión del gobierno, respaldados desde la escalinata por
diputados de Izquierda Unida y el Partido Socialista Obrero Español
con una pancarta de "NO a la guerra".
La policía consiguió impedir que los manifestantes
subieran la escalinata, pero no que invadieran la calzada de la
Carrera de San Jerónimo e interrumpieran el tráfico, algo muy
frecuente en esta capital desde que comenzaron los bombardeos a las
ciudades iraquíes.
Los manifestantes, que portaban cruces en homenaje a
las víctimas de la guerra, terminaron clavándolas en un jardín,
convirtiéndolo en un cementerio simbólico frente al Congreso de
Diputados.
Pero los principales protagonistas de las protestas
de hoy han sido los estudiantes y sindicatos.
El sindicato de Trabajadores de la Enseñanza
decretó un paro general en todos los centros de estudio, y el
alumnado, al igual que la víspera, volvió a la calle en numerosos
puntos, y cortaron el tráfico en el neurálgico Paseo de La Castellana
y frente a la sede del Partido Popular, bajo el lema "parar la
calle, parar la guerra".
Para mañana ya los universitarios madrileños
anunciaron que encabezarán una marcha hacia el palacio de La
Moncloa, sede del gobierno.
Además numerosas empresas interrumpieron sus
actividades, convocadas por las principales organizaciones
sindicales, acción que repetirán el próximo miércoles.
En la ciudad de Barcelona, Comisiones Obreras y la
Unión General de Trabajadores, no solo pararon las labores en
numerosas industrias, sino que formaron una tupida cadena humana
alrededor de la Delegación del gobierno.
Especialmente en las instituciones públicas los
paros fueron particularmente apoyados y también masivamente se
manifestaron contra la guerra los miles de empleados de los
astilleros de la ciudad de Vigo, en Galicia, una de las comunidades
donde más multitudinarias han sido las protestas.
En conferencia de prensa en esta capital, el
secretario general de Comisiones Obreras, José María Fidalgo,
informó que con esas acciones los sindicatos "responden a la
demanda y a la opinión mayoritaria de los trabajadores de este
país".
Agregó que los españoles "tienen derecho a
expresar de forma correcta y pacífica, pero masiva e inequívoca,
en sus centros de trabajo, su voluntad de detener la guerra y
reconquistar la paz".