WASHINGTON, 10 de abril (PL). —
Luego de 22 días de invasión y despiadados bombardeos, las tropas
del eje anglonorteamericano no han encontrado armas de destrucción
masiva, el pretexto de Washington y Londres para desatar la guerra
contra Iraq.
Tras la ocupación de gran parte del
territorio iraquí, particularmente el sur y centro del país, el
gobierno estadounidense ofreció recompensas, de acuerdo con el
Washington Post de este jueves, por cualquier información
conducente a hallar esa técnica.
Los inspectores de la Organización
de las Naciones Unidas para el desarme de Iraq afirmaron que ese
tipo de arsenal no existía en el país árabe.
Igualmente, las autoridades de
Washington y los mandos militares no pueden explicar cuál es el
paradero del presidente Saddam Hussein y demás funcionarios
iraquíes.
Efectivos de Operaciones Especiales y
de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) descubrieron que la
víspera los jefes del Partido Baas, de Saddam Hussein, y de
importantes dependencias gubernamentales no estuvieron en sus
puestos habituales.
Ni siquiera el ministro de
Información, Mohamed Said al Sahaf, asistió a su diaria
conferencia de prensa, donde ofrecía la versión oficial de los
acontecimientos de la guerra.
Ninguna fuente de crédito tiene idea
de dónde se encuentra Saddam Hussein y su familia, aunque se ha
especulado con que puede estar en la norteña Tikrit, su ciudad
natal, o haya pasado a la vecina Siria.
Si él logró refugiarse en Tikrit (a
unos 160 kilómetros al norte de Bagdad) podría estar en capacidad
de organizar la lucha clandestina guerrillera contra los ocupantes,
la cual podría resultar muy dañina para los invasores, opinan
observadores.
Pero de todas formas "esta
batalla definitivamente no ha terminado", dijo un vocero del
mando conjunto anglonorteamericano en Qatar, capitán Frank Thorp,
al referirse a la amenaza de fuertes combates en el futuro.
Aunque se desconoce el posible
destino de Hussein y su familia, se descarta o se evalúa como menos
probable que el Presidente haya muerto en uno de los dos bombardeos
dirigidos directamente en su contra, el último el pasado 8 de
abril.
Usando una maniobra para vincular a
Siria con el mandatario iraquí y su familia, el secretario de
Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, dijo que había recibido
información de que Damasco había cooperado con la salida de
iraquíes de este país.