23 de Junio de 2001
¿Por qué eran diez las personas
arrestadas en Estados Unidos, de las cuales cinco fueron excluidas del proceso?
La Mesa Redonda explicó este detalle, que
resulta indispensable para comprender bien, más adelante, la narración precisa del
juicio en que fueron condenados los cinco patriotas cubanos.
De las diez personas arrestadas, cinco
desempeñaban las funciones principales y cinco eran colaboradores y amigos que no
pudieron resistir las terribles presiones y amenazas que desde el principio se utilizaron
con todos los detenidos.
Cuatro de ellos: Nilo y Linda Hernández,
Joseph Santos y Amarilis Silverio, son dos matrimonios con hijos, un varón de doce años
el primero, y una niña de cinco años el segundo. Se les amenazó que, si no llegaban a
un acuerdo con la Fiscalía, se les sometería a largos años de prisión y hasta cadena
perpetua y que perderían la patria potestad sobre sus hijos. Ambos matrimonios, como los
demás arrestados, fueron también sometidos a riguroso aislamiento.
Nilo y Linda, en su desesperación, buscaron
el auxilio de abogados privados que les aconsejaron llegar a un acuerdo con la Fiscalía.
Para garantizar el pago de sus haberes, éstos los indujeron a poner a su disposición los
ahorros personales e hipotecar los pequeños negocios que poseía el matrimonio, con lo
cual, además del hijo, podían ser despojados de los únicos recursos con que contaban.
Los abogados de oficio también aconsejaron al matrimonio Joseph Santos y Amarilis
Silverio negociar con la Fiscalía y llegar a un acuerdo con ella. Lo mismo hicieron con
el quinto colaborador.
De ahí que más adelante esas personas
fuesen excluidas del proceso, y utilizada una de ellas, Joseph Santos, como testigo de la
Fiscalía, siendo sancionadas en juicios aparte a las penas mínimas y prácticamente
simbólicas prometidas por la Fiscalía. No sufrieron el terrible aislamiento, el trato
cruel y despiadado como René, Gerardo, Ramón, Fernando y Antonio, cuya inconmovible
firmeza hizo caer sobre ellos, junto a sus familiares e hijos, todo el peso de la feroz
campaña de odio, hostilidad y calumnias desatadas contra estos patriotas durante casi
tres años. Ellos, con toda la moral que les asistía, rechazaron los cargos y no buscaron
auxilio de abogado alguno. Tres de ellos, que la Fiscalía y el FBI no pudieron
identificar en tanto tiempo, se negaron a brindar el más mínimo dato sobre sus
identidades hasta que comenzó el juicio dos años y tres meses más tarde cuando, llegado
el momento conveniente y oportuno, con toda dignidad y valor se identificaron ante el
tribunal. |
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