31 de diciembre de 2004
Volverán
Lourdes
Pérez Navarro
En estos días de reflexión y de
brindis, tenemos todos que dedicar un lugar muy especial para
nuestros Cinco Patriotas prisioneros políticos del imperio, para
sus esposas, madres e hijos, porque se lo merecen; y proponernos
para el próximo año hacer todo lo que podamos —lo realizable y
lo que parezca irrealizable—, para liberarlos.
Así refirió Ricardo Alarcón de
Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al
intervenir en la Mesa Redonda realizada ayer, en la que
participaron, además, los doctores Rodolfo Dávalos y Julio Fernández
Bulté, profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad de La
Habana, y las periodistas Arleen Rodríguez y Aixa Hevia, bajo la
conducción del colega Randy Alonso.
Esta batalla, agregó Alarcón, es
además un elemento clave en la lucha del pueblo cubano por su
propia salvaguarda. Lo que está en juego es la política
norteamericana de continuar favoreciendo el terrorismo contra Cuba;
por eso es que quieren impedir que el caso se conozca y demuestran
tanto odio contra estos hombres que tuvieron la osadía, el valor y
el enorme mérito de ir a pelear allá, pacíficamente, sin hacer daño
a nadie, descubriendo los planes de criminales terroristas.
Derrotar al imperio y a los
terroristas en este terreno, dijo, va a ser una victoria fundamental
para nuestro pueblo, para acabar con ese flagelo. Quienes
sacrificaron sus vidas por la de nuestro pueblo, enfatizó, merecen
todo el esfuerzo que podamos poner en la batalla por traerlos
libres, a su país y a su familia, y eso va a ocurrir tarde o
temprano, inevitablemente.
Al echar una mirada a las luchas
libradas por la liberación de los Cinco en el año que hoy culmina,
Alarcón las enmarcó en dos terrenos importantes: el judicial y el
de la solidaridad.
En el primero, subrayó, no tengo la
menor duda: pase lo que pase en Atlanta y en el resto del proceso
judicial, cualquiera que sea el veredicto, lo que nadie puede negar
es que es uno de los casos más importantes, mejor fundamentado, más
sólidamente argumentado, que sin duda será estudiado en el futuro
en las escuelas de Derecho, por ser de gran interés y, además, por
la forma y en las difíciles circunstancias en que ese trabajo se
hizo. Estas, explicó, no pudieron ser peores para los acusados
—mucho tiempo recluidos, sobre todo antes del juicio y de la vista
de apelación, en celdas de aislamiento total, sin acceso a teléfonos
ni papeles impresos— y para sus defensores.
Ha pasado todo el 2004 sin que se
conozca el veredicto, y aunque el asunto está desde marzo pasado
ante la Corte de Apelaciones de Atlanta, los abogados defensores
continúan sin acceder a la mayoría de los documentos que el
Gobierno dice poseer y que utilizó para la acusación.
Que haya pasado todo este año sin
emitir el tribunal su fallo, comentó Alarcón, corrobora que este
es un caso fuerte, eminentemente político.
Tampoco esto nos puede hacer pensar
que va a ser fácil ni mucho menos, ahí radica la complejidad del
asunto, porque es un caso político, donde hay una verdad muy
sencilla: demuestra la responsabilidad del Gobierno de los Estados
Unidos con el terrorismo. Es como una brasa caliente que los jueces
tienen en sus manos.
Al reflexionar acerca de la
solidaridad reconoció que ha habido grandes avances en todo el
mundo, y destacó la impresionante participación de artistas e
intelectuales cubanos, de los familiares de los Cinco, del pueblo en
general, y también de los 243 Comités de Solidaridad existentes en
81 países.
Recordó, además, que los grandes
medios controlados por los monopolios de la estructura de poder
imperial continúan haciendo silencio sobre la causa de los Cinco,
lo cual no quiere decir que los grupos de norteamericanos
interesados en denunciar este crimen no lo están haciendo.
Una reflexión importante a hacer es
el silencio que guarda el Gobierno de EE.UU. Si eran culpables de
algo, si estaban allí —como dijo el Fiscal— para destruir a ese
país, ese sería tema de comentario de altos funcionarios del
Gobierno; sin embargo, es difícil que algún vocero hable de esto,
pues sería un modo de provocar ellos mismos que los grandes medios
lo comentaran.
Está probado en toda esta historia
—desde la detención de los Cinco hasta en el tratamiento que les
han dado a lo largo del proceso—, que hay comprometimiento del
Gobierno norteamericano con los grupos terroristas que operan
impunemente en su territorio. Esa sería la esencia del caso.
Eso es tan serio, subrayó Alarcón,
que la única forma de bregar con eso por parte del Gobierno yanki
es impedir que se hable del tema.
¿Cómo socavar entonces ese muro de
silencio? Tiene que ser con un esfuerzo multiplicado, como están
haciendo, por ejemplo, mucha gente en los EE.UU., usando los medios
alternativos, donde cada vez más está presente el asunto.
El imperialismo no puede impedir que
todo el mundo lo ignore todo el tiempo. Poco a poco, trabajosamente
—afirmó—, ya se han dado algunos pasos cada vez más
importantes que hacen que tengamos que ver con confianza nuestra
capacidad de lucha en este sentido. |
|