6 de Diciembre de 2001
La batalla que nos hizo
más grande como pueblo
La Mesa Redonda Informativa de ayer conmemoró el segundo
aniversario de la batalla de ideas, dedicando su espacio a exaltar el valor y la
integridad revolucionaria de los cinco compatriotas prisioneros del imperio
FELIX LOPEZ
Hace dos años, el criminal secuestro
de un niño cubano nos apretó los pechos a todos, nos unió aún más a intereses y
aspiraciones patrios, y nos lanzó a una colosal batalla de ideas que no ha tenido ni un
día de descanso, expresó Randy Alonso al recordar en la Mesa Redonda Informativa de ayer
el arribo al segundo aniversario de una contienda inédita en la historia de nuestras
luchas revolucionarias.
Rememoró cómo aquella masa de pueblo
enardecida, que salió dispuesta a reclamar el regreso de su pequeño hijo, juró en
Baraguá no cesar jamás en el combate contra el bloqueo genocida y la guerra económica,
contra la Ley asesina y terrorista de Ajuste Cubano, contra las leyes y enmiendas del
imperio, contra el criminal terrorismo que por más de 40 años ha sufrido nuestro pueblo,
y contra todas las injusticias que sufre nuestro mundo.
Es una batalla, explicó Randy, que
nos ha hecho más grande como pueblo, que nos hizo sentir la solidaridad del pueblo
norteamericano y de sus mejores hijos, una batalla que ha estado conducida por Fidel, como
a lo largo de estos 43 años: sereno y valiente, audaz y atento al más mínimo de los
detalles, y de la que ha sido protagonista un pueblo tan firme como siempre, pero con una
mayor conciencia política y una mayor cultura.
Por eso, sentenció, nuestra batalla
es invencible, porque como afirmó Martí, lo que un grupo ambiciona, cae; perdura lo que
un pueblo quiere. "Por eso hoy, en este día glorioso de la Patria, quiero felicitar
a ese hijo de todos que mañana celebrará feliz en su Patria sus ocho años de vida; y a
nuestros cinco hermanos, que desde las entrañas del monstruo han levantado un altar de la
dignidad, el valor, la moral y el honor, el cariño y el aliento de un pueblo todo y el
compromiso de no cesar jamás en la lucha".
POR EL DESTINO DE CINCO HOMBRES
Ayer se explicó la situación de
nuestros cinco valerosos compatriotas, que en las entrañas del monstruo ayudaron a
combatir el terrorismo genocida que desde Miami se ha ejecutado contra nuestro pueblo y
contra el propio pueblo norteamericano.
Ellos continúan separados en celdas y
pisos diferentes de la prisión, en espera de que comience el proceso de sentencia,
previsto para el próximo 10 de diciembre. De las visas solicitadas para que familiares de
nuestros compañeros puedan viajar a los Estados Unidos se han entregado cuatro y faltan
dos.
El periodista Eduardo Dimas,
refiriéndose a las demoledoras pruebas que no fueron tenidas en cuenta en el veredicto
del jurado, se detuvo en la del general Charles Wilge, quien fuera jefe del Comando Sur, y
la persona que introdujo en ese enclave militar las más modernas técnicas de seguridad
para evitar la actividad de espionaje. Este militar, recordó Dimas, echó por tierra las
acusaciones de la fiscalía al asegurar que Cuba no representaba ningún peligro para los
Estados Unidos y que es casi improbable que un hombre realizara allí la labor de
espionaje.
Esas declaraciones, añadió Randy, de
un general de cuatro estrellas que para nada se puede considerar procubano, impactaron a
la mafia y fueron manipuladas por los medios de prensa anticubanos.
En otra parte de la Mesa, una
entrevista de la periodista Esther Barroso, de los servicios informativos de la
Televisión Cubana, repasaba los testimonios ofrecidos por Juan Francisco Fernández
Gómez, el agente Félix para la Seguridad del Estado, en la deposición realizada desde
La Habana para el proceso. Félix, en particular, ofreció reveladoras pruebas de las
actividades terroristas que ayudaban a evitar nuestros compatriotas.
A ese patriota, explicó Rogelio
Polanco, director de Juventud Rebelde, la mafia de Miami le había dado instrucciones para
llevar a cabo un atentado terrorista en el Memorial Che Guevara, en Santa Clara, y
presentó muchas otras pruebas sobre la introducción de explosivos y armas, así como los
planes para atentar contra instalaciones turísticas de la Isla. Su condición de
revolucionario, y no de espía como se le quiso presentar por la fiscalía, hizo posible
la detención del guatemalteco Otto René Rodríguez Llerena, mercenario que introdujo en
el país 1 519 g de sustancias explosivas, enviadas por los grupos terroristas de Miami.
"LA MADRE ES LA QUE MÁS
SABE"
Así tituló el periodico The Miami
New Time sus entrevistas con las madres de Fernando y de René, una suerte de voz
disonante en el escenario turbio y manipulador de la prensa miamense. Arleen Rodríguez
Derivet, editora de la revista Tricontinental, comentó cómo esas dos mujeres dentro de
la tristeza por la injusta prisión que sufren sus hijos, no ocultan su orgullo porque los
saben unos dignos y valerosos patriotas.
"Con tales mujeres son fáciles
los héroes", decía Arleen recordando a José Martí. Y precisamente de esos héroes
se habló bastante en la Mesa de ayer: de cómo René, aun con un mocho de lápiz, no ha
dejado de escribir desde el hueco, de cómo todos han convertido una canción de Silvio
("El necio") en un himno de combate, de cómo se comparten los radios y las
alegrías de saber que todo un pueblo lucha por su regreso.
A Gerardo, en especial, estuvo dedicada esa
evocación de ayer. Recordaba Polanco, quien tuvo la oportunidad de estudiar con él en la
Universidad, la profunda cubanía de este joven, su jocosidad y ese humor que ha sabido
mantener como un arma infalible contra las difíciles condiciones del encierro. Dos
reportajes llevaron a la Mesa momentos de la inauguración de la exposición "Por
esta libertad", que exhibe en la galería Fayad Jamis, de Alamar, una parte
importante de la obra gráfica y humorística de Gerardo Hernández Nordelo; y en otro
hablan sus vecinos y amigos de infancia, hombres y mujeres que ahora lo califican como
símbolo, héroe, patriota y cubano de verdad. |
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