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31 de Diciembre de 2001

Esta batalla solo ha comenzado

Aseguró Fidel en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional

MARIA JULIA MAYORAL

El título honorífico de Héroe de la República de Cuba que le otorgó este sábado la Asamblea Nacional del Poder Popular a Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Fernando González Llort, René González Sehwerert y a Antonio Guerrero Rodríguez enaltece no solo a nuestros cinco compatriotas prisioneros políticos del imperio, sino al pueblo del cual surgieron ellos.

Los 522 diputados reunidos en el Palacio de las Convenciones no hicieron otra cosa que resumir en su acuerdo el sentimiento de millones de cubanos, que han justipreciado la grandeza moral y el patriotismo de estos cinco jóvenes inocentes, víctimas de un proceso judicial amañado e ignominioso por la sola razón de defender a su Patria y encarnar los mejores atributos de la nación.

Cinco Héroes de la República de Cuba quiere decir mucho y cada vez tendrá mayor significado. Es una expresión del compromiso de este pueblo con esos héroes, expresó el Comandante en Jefe Fidel Castro, al resumir una tarde de muchas emociones por los acuerdos tomados y las brillantes exposiciones de todos los oradores, que constituyeron una representación amplísima del pueblo no solo a través de los diputados, sino también de los estudiantes y pioneros invitados, a quienes su corta edad todavía no les permite integrar el máximo órgano del poder estatal.

LA TÁCTICA DEL SILENCIO

Recordó que después de su arresto el 12 de septiembre de 1998, a causa de la heroica misión por la que arriesgaban hasta sus vidas, vino el silencio de nuestra parte pues se requería tacto y cautela para enfrentar a los adversarios, y ese silencio fue aprovechado por los medios de comunicación desde el exterior para hacer una zafra de mentiras y calumnias, engaños, propaganda y escándalo colosal.

De antemano, aseguró Fidel, sabíamos lo que sería un juicio nada menos que en Miami, el feudo de la mafia cubano-americana y de la extrema derecha. No albergábamos ninguna ilusión y por ello fue necesario que el tiempo transcurriera con nuestro silencio como escudo, sin que por esa táctica aquellos compañeros hubieran sido olvidados ni un minuto.

En esas circunstancias había que aplicar la táctica adecuada. Y ellos, en el anonimato total y en una cárcel rigurosa, a merced de los enemigos y de la atmósfera creada por todos los medios publicitarios, cuyos mensajes no podían crear condiciones más adversas, más desalentadoras y duras, soportaron a pie firme la prueba.

Claro está, agregó, que ellos tenían confianza absoluta en el prestigio bien ganado de la Revolución de que jamás abandona a ninguno de sus hijos. Ya teníamos otro héroe con anterioridad, quien habiendo caído prisionero en un combate en tierra tan lejana como Etiopía, se había mantenido firme e inconmovible en medio de total incomunicación con su país hasta su regreso, sabiendo que tampoco nunca fue abandonado.

En este caso, reiteró, los cinco compañeros estaban prisioneros en el imperio más poderoso que ha existido jamás y precisamente en medio de esa situación específica y cuando además no se publicaban más que las noticias emanadas de las agencias y de los medios de prensa, algunos de la mafia y otras publicaciones serias que daban por ciertas las informaciones de las autoridades estadounidenses como el FBI —instituciones que tenían un crédito casi absoluto y total—, nosotros seguimos esperando con paciencia hasta que llegó el momento justo de empezar la batalla pública.

VERDADES A LA LUZ PÚBLICA

Cuando llegó ese momento ya los cinco patriotas habían soportado 17 meses de total aislamiento antes de que los enviaran con el resto de la población penal.

Luego, entre el 27 de noviembre y el 8 de junio del 2000 tuvo lugar el ya conocido y amañado juicio. Lo más extraordinario de ese juicio, dijo Fidel, es que ellos con un grupo de abogados de oficio, quienes resultaron ser profesionales en el doble sentido de la palabra porque cumplieron con absoluta profesionalidad su tarea, desbarataron todos los trucos, mentiras e invenciones que la mafia, con el apoyo de las autoridades norteamericanas, habían organizado.

En los tiempos de anonimato, recordó el Comandante en Jefe, cuando todavía no recibían el aliento que después recibieron de todo nuestro pueblo, en un juicio donde no se admiten cámaras de fotografía ni de televisión, ellos se encargaron de narrar todo lo ocurrido, quedando para la historia un documento donde se puede ver, como si hubiéramos sido testigos, todo lo que ocurrió.

Con sus escritos, caricaturas y poemas plasmaron la obra de su talento, de sus convicciones e incluso de su desprecio a aquella mafia, el desprecio a tanta demagogia y mentira.

Desbarataron la maniobra en el juicio, ganaron la batalla y gracias a eso es que hemos podido conocer en detalle todo lo sucedido.

En esas circunstancias excepcionales, vino el día cuando los declararon culpables: el 8 de junio. Entonces, había llegado el momento de librar la batalla política de manera pública. Pero, el 26 de junio del 2001, apenas seis días después de aquel primer paso, los cinco compatriotas fueron llevados nuevamente al hueco, alegándose supuestas razones de seguridad, cuando todos sabemos que fue un acto de represalia por el mensaje de nuestros cinco patriotas al pueblo de los Estados Unidos, el 20 de junio del 2001.

Los llevaron al hueco, recordó Fidel, en condiciones bastante duras, a Gerardo completamente aislado y allí los mantuvieron dos meses.

Mientras aguardaban por las vistas de sentencia, transcurrió un período largo de tiempo durante el cual se produjeron los hechos dolorosos del 11 de septiembre en EE.UU., que abrieron en ese país una etapa política enteramente nueva, y empezó un ensañamiento mayor contra los cinco.

Cuba cuenta con suficientes pruebas para continuar desbaratando la farsa montada y en ese sentido Fidel aludió a la canallesca imputación de conspiración para matar, esgrimida contra estos valerosos compañeros. Ellos no tienen absolutamente nada que ver con el incidente de los aviones derribados varios años atrás, subrayó, y en determinado momento tendrán que usarse nuevos argumentos para desmentir esa calumnia si no nos queda otra alternativa. Los recursos de que disponemos, acotó, son muchos, pero cada uno debe ser empleado en la oportunidad adecuada.

Esta batalla, comentó, casi está empezando o quizás le quede un trecho de dos terceras partes por recorrer, y cada vez la libraremos en mejores condiciones por dos vías: la legal —que no será abandonada en ningún sentido— y la política. En lo político está comenzando la lucha iniciada hace apenas seis meses, el 20 de junio del 2001, y los vientos que durante tanto tiempo soplaron en contra soplan a nuestro favor.

Estos cinco compañeros, subrayó, no están allá solos con sus conciencias, valor y heroísmo como sucedió durante mucho tiempo, están acompañados por todo el pueblo cubano, estremecido y conmovido ante la injusticia, por una opinión pública mundial que terminará apoyándolos con tremenda fuerza y contando de manera creciente con algo de suma importancia: el apoyo de la opinión pública de Estados Unidos.

Según Fidel en la historia de los Estados Unidos no recuerda un caso semejante en que cinco hombres con tanta dignidad, cercados por una mafia de enemigos y con toda la publicidad en su contra todo el tiempo, dijeran las cosas, las verdades tan contundentes, que expresaron ellos en el tribunal de Miami.

Allí, reafirmó, se dijeron cosas para la historia, ocurrieron cosas para la historia, que se convertirán en patrimonio de la humanidad acerca de la posición, la firmeza y el valor con que hay que enfrentarse al adversario para defender la verdad.

El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros informó también que los cinco alegatos de los jóvenes están siendo traducidos a nueve idiomas, pues en el mundo debe saberse la realidad. Recordando la visión de Martí sobre la sabiduría, Fidel apuntó que a nuestros adversarios todavía les queda tiempo para rectificar y hacerse acreedores de esa virtud, cuya connotación resulta cada vez más trascendente en este mundo globalizado. Pero no si no fuera así, peor para ellos, pues de todas formas "reitero, repito y enfatizo que volverán" los cinco héroes de la Patria.

Sobre lo ocurrido en la sesión extraordinaria del Parlamento, el líder de la Revolución opinó que los cinco jóvenes, sometidos hoy a rigurosa prisión, seguramente se sentirán felices al conocer los acuerdos de la Asamblea, pues también fue reconocida la posición valerosa de sus seres más queridos: las madres y las esposas.

Cada día que pase, los cinco serán más indoblegables. Nosotros combatimos con las armas de las ideas, de la moral, de la verdad, y eso es lo decisivo. Cada día será más alto el precio político y moral a pagar por cada día, por cada hora, por cada segundo que la injusticia se mantenga, enfatizó.

JUZGAR A LOS VERDADEROS TERRORISTAS

A partir del 11 de septiembre, dijo, el pueblo norteamericano ha tomado conciencia de cuán monstruoso puede ser el terrorismo. Cuando en 1976, cayó al mar el avión cubano volado en las proximidades de Barbados en una acción organizada por un connotado terrorista, no existía esa conciencia. Ahora es de esperar que el gobierno de los Estados Unidos apoye con todas sus fuerzas el enjuiciamiento y el castigo ejemplar del monstruoso cabecilla encarcelado en Panamá por su última "hazaña" junto a otros tres conocidos terroristas, quienes han cometido crímenes incluso dentro de los propios EE.UU.

Esta lucha mundial contra el terrorismo debe dirigirse hacia esos monstruos, como el apresado en Panamá, el más conocido terrorista de América Latina desde hace años, mucho antes de que se mencionaran los nombres de Bin Laden y otros. Sin embargo, Posada Carriles y sus cómplices han pasado un año en las prisiones panameñas con todas las condiciones, organizando incluso desde allí nuevas acciones terroristas contra Cuba a través de emisarios que van y vienen de Miami, denunció el Comandante en Jefe.

Hay que juntar al señor Bosch y a Posada Carriles como famosos terroristas a fin de que sean sometidos a juicio por los tribunales correspondientes que decida la comunidad mundial y a esto se le podría añadir sus cómplices. Las autoridades estadounidenses, recordó, conocen bien la trayectoria terrorista de estos personajes. Cuba ha entregado abundantes pruebas a instituciones norteamericanas como el FBI y ellos saben que son ciertas.

Actualmente cuando EE.UU. realizó fuertes declaraciones sobre su voluntad de combatir el terrorismo y ha adoptado decisiones de gran trascendencia para la política mundial, incluso para la paz internacional, en aras de esa supuesta lucha, no podrá justificarse ante las presentes y las futuras generaciones que cinco compañeros, por patriotismo y arriesgando sus vidas, sin buscar riquezas de ninguna clase, sin recibir premios en metálico, sean sometidos a cadena perpetua por luchar precisamente contra ese flagelo, enfatizó.

Esas sanciones, consideró, constituyen un duro golpe a la moral y el prestigio del gobierno de los Estados Unidos, puesto que nadie podría entender las cadenas perpetuas y las elevadas sanciones cuando ese país se halla enfrascado en una lucha declarada indefinida y casi infinita contra el terrorismo, empleando las armas más sofisticadas mortíferas con el fin de descubrir, buscar y capturar a aquellos que cometieron los actos horribles de terror contra EE.UU.

NUESTRA BATALLA DE IDEAS

Fidel precisó que en la actual contienda de ideas protagonizada por nuestro pueblo figuran la batalla por la libertad de los héroes cubanos prisioneros en Estados Unidos, la cual se librará con todas las reglas de la ciencia política y del arte político, pues nunca acudiremos a la violencia.

Entre esas prioridades también ubicó la gran batalla por el cumplimiento del Juramento de Baraguá: la lucha contra la Ley de Ajuste Cubano que tantas vidas nos cuesta, contra las legislaciones Helms-Burton y Torricelli, el bloqueo, la guerra económica y demás demandas por las cuales juramos combatir en ese histórico lugar donde Antonio Maceo y los otros patriotas que con él estaban, dieron al mundo uno de los más grandes ejemplos de dignidad y patriotismo.

La batalla contra las consecuencias de la seria y grave crisis económica que está azotando a la humanidad en lo interno y en el ámbito internacional: esa fue la tercera señalada por Fidel. A estas contiendas se unen, con igual trascendencia, las que seguiremos librando por la paz mundial y en aras de la educación y la cultura integral de nuestro pueblo.

El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros advirtió que cada una de esas vertientes de nuestra gran batalla de ideas se hallan concatenadas y en todas será preciso la firmeza, la resolución y sobre todo la inteligencia.

Con ese mismo espíritu de firmeza y optimismo en la victoria, la Asamblea aprobó el último de sus acuerdos en la jornada: el 2002 se llamará AÑO DE LOS HÉROES PRISIONEROS DEL IMPERIO.

 

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