El
joven poeta e investigador literario Juan Carlos García Guridi ha
inventado un modo de glosar la décima. En realidad ha hecho un
valioso aporte al empleo de esta estrofa, a partir de un pie forzado
que combina de distintas maneras en el conjunto de diez espinelas y
que denomina "noria", por las vueltas que da en su sentido
poético.
El inventor de este método de utilización de la espinela,
Premio Cucalambé 2002 en Crítica Artística y Literaria, natural
de Batabanó, La Habana, es también uno de los decimistas
repentistas del Centro Provincial de la Música de La Habana Antonio
María Romeu, donde labora desde hace algunos años y comparte
actividades con numerosos colegas en diferentes municipios de su
provincia.
Juan Carlos ha hecho hasta el momento solo dos
"norias". Una empleando como pie forzado el verso del
célebre poeta español León Felipe: "ser en la vida
romero". Y la otra dedicada a los Cinco Héroes prisioneros en
cárceles de Estados Unidos, sobre el verso de Antonio Guerrero:
"le da su luz a una flor", tomado de su libro Desde mi
altura.
Entrevistado por Juventud Rebelde, nos dijo que este
modelo decimístico de glosar conserva la unidad temática y tonal,
y está influido por tres estrofas clásicas de la métrica de la
poesía española: la Glosa, la Letrilla y el Rondel, sin ser
ninguna de estas.
"Llamo noria a ese modo nuevo de glosar la espinela, que no
se ha escrito ni cantado nunca en los más de 500 años de su famosa
existencia, porque va rodando desde el primer verso hasta el último
de la décima final, con un movimiento que recuerda las norias
históricas utilizadas en los campos, por ejemplo, para extraer agua
de los pozos o para mover los rústicos trapiches de los antiguos
ingenios", explicó.
"No repiten las rimas ni el sentido del contexto. Yo la
considero una opción novedosa y curiosa de contribuir a que la
espinela siga viviendo y se corrobore una vez más no solo que goza
de buena salud, sino que hace realidad aquel poético mensaje del
Indio Naborí a la décima: Viajera peninsular / ¡como te has
aplatanado!".
Reproducimos el aporte decimístico de Guridi, dedicado a los
Cinco Héroes:
1-Le da su luz a una flor
el hombre cuando es de bien,
y sin preguntarse a quién
lo hace sin ningún temor.
De la vida surtidor
con el alba se desposa,
y no teniendo otra cosa
que el amor que lo complace,
seguro de lo que hace
cuida en su mano una rosa.
Cuando el hombre cree en sí mismo
2-le da su luz a una flor;
seguro, batallador,
desbordado de humanismo.
Ni una sombra de egoísmo
contamina su honradez;
el hombre cuando hombre es
porque de verdad se sabe,
labra la tierra y no cabe
en su propia sencillez.
Todo el que lucha y trabaja
y lo hace con paz y amor,
3-le da su luz a una flor
y no piensa en la mortaja.
Cada gesto suyo cuaja
en mariposa o desvelo;
el hombre que mira al cielo
con orgullo de ser hombre,
pone bien alto su nombre…
¡Ese es su mayor consuelo!
Todo el que de su interior
emerge y palpita un sismo,
con igual fe que optimismo
4-le da su luz a una flor.
Sabe que nada es mejor
que sentirse un hombre honesto;
y sin otro presupuesto
que la muerte de que vive,
a cambio nada recibe
cada vez que estira el gesto.
El hombre cuando el pudor
a todo lo sobrepone,
logra cuanto se propone
y le da justo valor.
5-Le da su luz a una flor
aunque parezca sencillo,
y sin que le importe el brillo
del oro —apócrifa estrella—,
su pensamiento lo sella
con la amistad como anillo.
El hombre cuando se siente
de ser hombre satisfecho,
no reclama otro derecho
que el de forjar su presente.
Cuando es honrado y valiente,
lejos de espina y dolor,
6-le da su luz a una flor
y en la carne de su nombre
consigue que Dios se
asombre y esté más a su favor.
El hombre que así se llama,
sin apodos ni adjetivos,
encuentra siempre motivos
para ser el que te ama.
Bebe en su copa y derrama
por no embriagarse el licor;
7- le da su luz a una flor,
y entusiasmado y confeso
a tu frente le da un beso
en los labios del sudor.
Así por el viento anda
hombre de cualquier lugar,
con una alfombra en el mar
y en el viento una bufanda.
Dura roca no se ablanda
sobre la mesa servida;
porque al gozar la mordida
8- le da su luz a una flor
y de regreso al calor
hace que crezca la vida.
Así, con garra y con tino,
de virtudes hace acopio,
mientras erige su propio
monumento: Su destino.
Crece un árbol —un espino
o una palma puede ser—;
y heraldo de su deber
y del ajeno clamor,
9- le da su luz a una flor:
la luz de otro amanecer.
Hombre y luz por un abrazo
unidos van hasta el fin,
seguros de que el jardín
de la vida queda a un paso.
El tiempo nunca es escaso,
ni la vida es un error,
cuando el hombre, soñador
que la verdad desentierra
diciéndole no a la guerra,
10-le da su luz a una flor.
Tomado de: Juventud
Rebelde