PINAR DEL RÍO.— "Ha comenzado octubre y ya empieza el
frío a sentirse en esta zona de Colorado. Puede incluso ya verse
nieve en los picos más altos, visibles desde el patio de la
prisión...".
Un poeta escribe. Es Antonio Guerrero. Le responde en octubre de
2004 una carta a un pinareño que conserva más de una veintena de
epístolas del autor de Regresaré, y un montón de dibujos hechos a
lápiz por este hombre que enfrenta el enclaustramiento con
poderosas armas: la cultura y la dignidad de su pueblo.
Gabriel Pascual Pérez, vicepresidente de la UNEAC en Pinar del
Río, músico de la banda de conciertos de Vueltabajo y de su teatro
lírico, unió dos musas en un CD al musicalizar diez poemas de
Antonio Guerrero.
"Los humildes que parten su comida/ los veraces que quiebran
a profanos/ los fraternos que sueñan como hermanos/ los íntegros
que exponen la medida/ los jóvenes que verdecen la vida/ los
maduros que alumbran soberanos/ los obreros de obras en las manos/
los labriegos de siembra compartida/ los justos, de lo injusto
intransigentes/ los honrados de la honradez serenos/ los dignos del
decoro inconmovibles/ los altruistas, los fieles, los conscientes/
los que fundan y aman, esos, los buenos/ se irán uniendo y serán
invencibles".
Ese poema, Nuestra convicción, es el que le da nombre al disco
compacto que se presentó este lunes —aniversario de la entrada de
Fidel a Pinar del Río— en la sede del Comité Provincial del
Partido.
Las diez creaciones están musicalizadas en tiempo de guajira,
canción, bolero-cha y vals peruano. La interpretación corre a
cargo del tenor Francisco Alonso, la contralto Taymara Rodríguez
Domínguez, ambos del teatro lírico pinareño, y Secundino
Hernández Rodríguez, solista del Centro Provincial de la Música.
La orquestación es de William Zambrano y Julio César Ross.
LA PRIMERA NOTA
El valor siempre impacta y eso le ocurrió a Gabriel Pascual
cuando de manera fortuita encontró en Juventud Rebelde las Décimas
para mi pueblo. "En el momento en que las leía —recuerda—
me surgía la música sin querer. La guardé en mi mente y al otro
día pedí prestada una grabadora para que no se me borrara aquella
inspiración.
"Hablé con Francisco Alonso, presidente de la UNEAC en
Pinar del Río, y en la Tribuna Abierta efectuada en La Palma se
interpretó aquel poema musicalizado. Después le envié el casete a
Mirtha, la madre de Antonio, y en una conversación telefónica con
su hijo ella le puso un fragmento para que lo escuchara",
relata.
A él le gustó y así comenzó el intercambio de cartas entre
Antonio Guerrero y Gabriel Pascual, en el que se aprecian la
humildad y sencillez de Tony y su fe en que algún día ambos
podrán sentarse a conversar de poesía y música.
El artista vueltabajero, que tiene unas 50 obras musicalizadas,
confiesa que no ha hecho nada que le satisfaga tanto como este CD
realizado en la empresa Desoft S.A., del Ministerio de
Comunicaciones en Pinar del Río.
"Desearía cambiar la actual situación en la que se
encuentran ellos en las cárceles norteamericanas. La poesía
estimula los sentimientos, y tú brindas lo que posees. A mí como
compositor me surgió la música. Entre ambas hay una
simbiosis".
LA COMPAÑÍA MÁS TIERNA
Otras décimas que aparecen en el disco compacto, cuya mezcla,
masterización y grabación fueron hechas por Servando Blanco, son
las tituladas Una escuelita rural, y que él le escribió a la
pionerita de las montañas de San Cristóbal, Lázara Yarisbel y a
su maestro Juan Manuel.
Y los niños les escriben a los Cinco Héroes prisioneros en
Estados Unidos, y a pesar del encierro motivan la poesía de
Antonio: Tengo una soledad tan concurrida/ que no dispongo de un
rincón privado/ y aunque mis puertas hayan clausurado/ siguen
entrando señales de vida.
Y uno de esos niños que ha recibido respuesta del Héroe es el
hijo del propio Gabriel Pascual, quien se llama como su padre, tiene
13 años y estudia en la secundaria urbana Combate de Bacunagua, en
la que preside un Comité Pioneril de Solidaridad con los Cinco que
da a conocer las creaciones infantiles motivadas por Gerardo,
Fernando, Ramón, René y Antonio.
"El primer dibujo que le envié era una mano con una
antorcha que alumbraba un camino lleno de vicisitudes y al final del
cual aparecía un castillo en tinieblas que representa la cárcel.
La antorcha iluminaba todo para el regreso", contó el niño a
los reporteros.
"Su respuesta me llenó de mucha alegría. Me motivó a
seguir dibujando y dijo que tenía talento. Es muy bueno saber que
uno ayuda a que un hombre como él no esté solo en la
cárcel".
En su "soledad tan concurrida" como la llama el propio
Antonio, y desde "cuatro paredes blancas que han querido
impedirle la luz y el universo" surgen los huéspedes del
hombre que espera, pues sabe que no le olvidan.
La poesía y la música tienen alas. Nada puede quebrarlas, ni el
frío, ni los barrotes.
Tomado de: Juventud Rebelde