(…)
René
González.
Hace más de 10 años que la familia de René González
dejó de ser una familia completa: la injusticia, el odio y la
irracionalidad han hecho que para René, Olga, Irma e Ivette queden
muchas fechas pendientes, muchos momentos que no han podido
compartir juntos y que la vida, no les devolverá jamás.
Desde 1998, año en que René fue detenido en los
Estados Unidos, ha sido víctima no sólo de un injusto y manipulado
proceso judicial, sino de acciones de extrema crueldad que han
expuesto a su familia a situaciones de violencia psicológica al
utilizarla como recurso para obtener testimonios que sirvieran de
fundamento para el procesamiento legal de los 5 compañeros.
Las características del proceso judicial
desarrollado contra René han echado por tierra, no sólo principios
establecidos en Instrumentos Jurídicos Internacionales, sino también
los postulados de la propia Constitución estadounidense que estipula
en su quinta y sexta enmiendas el derecho de todo inculpado a un
"juicio justo e imparcial": de tal forma, la negativa de las
autoridades judiciales a realizar el proceso fuera de Miami, ciudad
permeada por el clima de grupos terroristas anticubanos; las
manipulaciones realizadas en la composición del jurado; el limitado
acceso que tuvieron en todo momento la defensa y los acusados a las
pruebas inculpatorias bajo el incierto argumento de que las mismas
contenían información de seguridad nacional, no hicieron más que
reafirmar lo que desde la detención de los 5 se había demostrado: la
intención de convertir el proceso judicial en un proceso político.
Múltiples han sido las acciones que demuestran el
ensañamiento con que ha sido conducido el caso de René González
quien después de su detención fue aislado durante 17 meses, aun
cuando la ley estadounidense solamente permite un máximo de 60 días
para los detenidos especialmente peligrosos; esta situación de
aislamiento se ha repetido en varias oportunidades en coincidencia
con importantes momentos del proceso judicial obstaculizando de esta
manera la debida comunicación con los abogados y la familia. Por
otro lado, la severidad de la sanción impuesta a René no está en
concordancia con las aplicadas en otros casos por el mismo delito lo
que denota, teniendo en cuenta la importancia en este sistema legal
del precedente judicial, un tratamiento absolutamente parcializado.
En el año 2000 es detenida su esposa Olga Salanueva
con el fin de forzar a René a firmar un acuerdo de negociación e
inculpamiento; tras la negativa de René Olga fue deportada a Cuba.
Durante los tres meses de su detención Olga sólo pudo ver a su hija
Ivette de 2 años de edad una vez a través del cristal, lo que
demuestra el irrespeto de los más elementales derechos reconocidos
en la Convención de los Derechos del niño y las normas para el
tratamiento humano de los prisioneros.
Otra dolorosa violación que ha sufrido esta familia
cubana ha sido la relacionada con las visitas: durante el tiempo de
su reclusión a René le fue prohibida la visita de su hija Ivette de
sólo un año de edad, permitiéndole con posterioridad verla sin
mediar contacto físico con ella. Actualmente, en las visitas que
Ivette e Irmita realizan a su padre no se les permite ningún tipo de
demostración afectiva, lo que va en contra de la obligación legal de
todos los Estados de proteger, en cualquier circunstancia la vida
familiar además de violentar el espontáneo sentimiento de amor y
cariño entre un padre y sus hijas, máxime si consideramos que Irmita,
la mayor de las hijas, solamente convivió con René 8 años, 6 durante
su niñez en Cuba y 2 luego del reencuentro en los EU e Ivette, la
más pequeña, no ha tenido conciencia nunca de lo que es vivir con su
papá.
Por su parte a Olga, luego de su deportación de los
EU en el año 2000 se le ha negado en reiteradas ocasiones la entrada
al territorio, sin embargo, sólo en su última petición se le informó
que prescindiera de continuar presentando solicitudes pues no serían
aceptadas siendo sometida durante todos estos años al angustioso y
extenso trámite de solicitud de visa ante la Oficina de Intereses de
los Estados Unidos, proceso que indiscutiblemente crea un alto nivel
de expectativa y desasosiego para una mujer, que no solo sufre con
la lejanía de su esposo, sino también con la tristeza de sus hijas.
Igual agonía se le ha provocado a su madre Irma,
combativa y revolucionaria mujer que supo inculcarles a sus hijos el
amor a la Revolución y a la libertad con su propio ejemplo al
cooperar con la lucha del movimiento 26 de julio desde los Estados
Unidos e integrarse a la Revolución cubana desde su triunfo.
Interminable sería este alegato si continuáramos
exponiendo las difíciles circunstancias en las que se ha
desarrollado la vida de René durante estos largos años, el maltrato
psicológico del que han sido víctima sus hijas y las situaciones de
violencia que ha sufrido la familia. Una familia que nunca más ha
vuelto ha reencontrarse, una esposa a la que hace 9 años se le niega
el derecho de ver a su compañero, una hija que se ha hecho mujer sin
su padre y otra que solamente convivió con él en sus 4 primeros
meses de vida.
Ahora en las actuales circunstancias, después de
tantos años de injusto encierro el Gobierno de EU y la Corte Suprema
de Justicia, se empeñan en maniatar la solución pronta e
imprescindible que recaba un proceso, que a la luz de la opinión
pública mundial, ha demostrado la injusticia que representa condenar
a 5 hombres luchadores contra el terrorismo hacia Cuba.
El apoyo está entonces en todos nosotros:
multiplicar este mensaje, exigir al gobierno de los EUA la
liberación de nuestros 5 luchadores está en las manos de todas las
parejas que conocen el dolor de estar separadas, en las manos de
todos los padres que conocen el sufrimiento de no ver crecer a sus
hijos, en las manos de todas las madres que se duelen en el dolor de
una infancia truncada y en las manos de todas las jóvenes que
pudiéramos ser, hijas de Rene González…
22 de junio de 2009.