30 de septiembre de de 2011
Fiscal que secuestra a René en Miami es
viuda de exoficial de Inteligencia militar, que dio nombre a
la operación CIA Peter Pan
JEAN-GUY ALLARD
Caroline Heck-Miller, la fiscal que niega a René González
el derecho de regresar a Cuba y que rehusó perseguir a Luis
Posada Carriles por terrorismo, es viuda de Gene Miller, un
exoficial de Inteligencia militar en la guerra de Corea,
anticomunista visceral, que el Miami Herald luego reclutó y
quien le puso el nombre de Peter Pan a la operación CIA de
rapto de niños cubanos.
Diciembre
del 2001, a la salida de la corte de Miami, Caroline Heck-Miller
conversa con el otro fiscal, Guy Lewis, y casi junto a ellos
el terrorista José Basulto.
La vinculación de Carolina Heck con Miller explica gran
parte de su comportamiento aparentemente obsesivo contra
René y sus compañeros detenidos desde hace más de una década
en el sistema carcelario norteamericano, de tan mala fama.
Eugene "Gene" Miller nació el 16 de septiembre de 1920 en
Evansville, Indiana, y estudió periodismo en la universidad
de ese mismo estado.
Apenas tuvo la oportunidad de sentarse en la sala de
redacción del Journal Gazette de Fort Wayne, en 1950, cambió
sus planes y se sumó al ejército que lo asignaba —sin duda
por sus facultades de redactor— a los llamados Cuerpos de
Contrainteligencia (Counter Intelligence Corps –CIC, por sus
siglas en inglés). De siniestra fama, esta gestapo militar
se dedicaba a buscar y eliminar a "comunistas" tanto en
territorio coreano como en las propias filas de la US Army.
Miller ingresó en los CIC cuando conocían una fulgurante
expansión, no solo por la guerra sino por el anticomunismo
virulento que animaba la llamada comunidad de Inteligencia.
Años después, en 1988, un informe oficial revelaba que
los CIC reclutaron masivamente a criminales de guerra y
colaboradores nazis en los años de postguerra.
El respetado investigador y profesor Christopher Pyle
denunció luego, ante el Congreso federal, cómo mientras se
encontraba en el ejército supo que los CIC disponían de 1
500 agentes secretos que se dedicaban, en territorio
norteamericano, a observar y reportar detalladamente "cada
protesta de más de 20 personas en todo el país".
Apenas tres años después de dejar el ejército, Miller fue
contratado por el Miami Herald que, por supuesto, conoció
entonces de su carrera en la policía secreta del ejército.
Lo cierto es que Miller gozaba de tanta confianza en ese
diario famoso por sus afinidades con los capos más
recalcitrantes de la mafia terrorista cubanoamericana, que
era uno de los pocos individuos que entraban en la oficina
del dueño, Jack Knight, sin tocar. Nada sorprendente, Knight
había sido enlace de los servicios militares de inteligencia
y de censura durante la Segunda Guerra Mundial.
TAN CONSERVADOR QUE SE AUTOCALIFICABA DE DINOSAURiO
De opiniones ultraconservadoras, se calificaba a sí mismo
de "dinosaurio". Durante toda su carrera, sus credenciales
hicieron que fuera asignado a una serie de tareas
"sensibles", desde el asesinato de John F. Kennedy en Dallas
—en el cual se ha demostrado que fueron cómplices
cubanoamericanos de Miami—, el criminal tiroteo de la
Universidad Estatal de Kent, el secuestro de la heredera
Patty Hearst... .
Así fue como se encontró con el dossier de la operación
con la cual la CIA "sacó" de Cuba a más de 14 000 niños
después de una campaña feroz de desinformación y de
terrorismo propagandístico que hizo creer a padres cubanos
que iban a ser despojados de la Patria Potestad y que sus
niños serían enviados a campamentos de trabajo en la Unión
Soviética y podrían regresar convertidos en jabón y carne en
conservas.
A principios de los años sesenta, la CIA había tomado el
control absoluto de Miami, al crear en esa ciudad su
estación JM/WAVE, la más grande del mundo con presupuesto
ilimitado, con el único propósito de atacar y destruir a la
Revolución cubana por todos los medios.
La CIA nombró Programa de Niños Cubanos No Acompañados a
la infame operación, pero fue Miller, en un artículo
redactado en 1962, quien la bautizó con evidente cinismo con
el nombre de Peter Pan, el niño del cuento infantil quien
volaba y no tenía padres.
EL PAPEL CLAVE DE LA VIUDA DEL AGENTE SECRETO
En 1998, el mismo año en que el FBI arresta a los Cinco
cubanos a solicitud de capos de la mafia cubanoamericana, se
casa con la Fiscal federal Caroline Heck, diplomada de
Harvard y madre de un hijo.
Gene Miller se jubiló del Miami Herald en el 2001 y vivía
junto a Heck en su domicilio de South Miami hasta su
fallecimiento el viernes 17 de junio del 2005, con 76 años
de edad.
Caroline Heck-Miller, esposa de un exoficial de
inteligencia que se dedicó a "fichar", perseguir y
encarcelar a "comunistas" reales o imaginarios, es la fiscal
anticomunista que insistió en llevar el caso de los Cinco a
juicio, además de ser la que negó el traslado del proceso
fuera de Miami y la que desempeñó un papel clave para que
los cubanos fueran condenados injustamente a largas
sentencias, totalmente fuera de normas.
Como si no fuera suficiente, esta mujer que usa su
profesión en cumplir orientaciones de Inteligencia, con
celos de agente, fue la que tomó la decisión, a pesar de las
solicitudes de sus colegas del Departamento de Justicia, de
no presentar cargos penales en agosto del 2005 contra Posada
Carriles, quien confiesa y repite no sentir remordimiento
alguno por su crímenes terroristas.
La falta de ética de Heck-Miller y la ausencia de
imparcialidad y del rigor que exige su profesión, así como
su obsesión para que se aplique contra los Cinco cubanos
detenidos en EE.UU. un castigo injusto e inhumano, son
características de una activista anticubana y corresponden a
intereses de Inteligencia.
Así es esta funcionaria que se obsesiona con secuestrar
en el más grande santuario terrorista del continente a René
González, cuya familia reclama, al cumplir este 7 de octubre
la injusta sentencia que le fuera impuesta, la presencia en
su hogar de la capital cubana.
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