MIAMI.— Sorprende, aun a alguien que como uno está
íntimamente envuelto en esta campaña, el fervor que produce y
el compromiso a que obliga la causa a favor de lograr que se
haga justicia y que así se logre la libertad de nuestros Cinco
hermanos: Ramón Labañino, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero,
Fernando González y René González injustamente encarcelados
por el gobierno de Estados Unidos por combatir a sus peones,
los terroristas de la extrema derecha cubano americana,
principalmente radicados aquí en Miami.
En todos los continentes del mundo existen más de 300
comités específicamente dedicados a lograr la libertad de los
Cinco. Estos comités se han dado las tareas de informar a la
opinión pública de las ciudades y regiones donde viven la
verdad sobre los Cinco, además de denunciar y dejar en
evidencia la política de terrorismo de estado por décadas
mantenida por los gobiernos de Estados Unidos en contra del
pueblo cubano utilizando a terroristas de la extrema derecha
cubano americana.
En días recientes se dio a conocer la creación de la
Comisión Internacional por el Derecho a Visita Familiar
compuesta en un comienzo por 100 personalidades de 27 países,
entre los que se encuentran los Premios Nobel de la Paz,
Rigoberta Menchú y Adolfo Pérez Esquivel, además de los
norteamericanos el actor Danny Glover y la escritora Alice
Walker entre muchos otros.
La necesidad de esta Comisión obedece a la negativa del
gobierno federal de otorgarle visas a las esposas de René y
Gerardo, Olga y Adriana respectivamente, para que puedan
visitarlos. Esta situación se ha extendido durante los
más de nueve años que llevan encarcelados. Lo que
resulta en una violación de derechos humanitarios garantizados
por las leyes de este país, además de la Declaración Universal
de Derechos Humanos y la Convención Contra la Tortura.
El ensañamiento de las dos últimas administraciones
federales con los Cinco viola principios éticos, judiciales y
del derecho internacional. Por ejemplo, en mayo del 2005, el
Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias, uno de los
mecanismos especiales de la Comisión de Derechos Humanos de la
ONU, de hecho el mecanismo aceptado por los Estados Miembros
para que la ONU haga valer sus criterios sobre los aspectos
del Derecho Internacional que se relacionan a estos casos,
dictaminó arbitraria la detención y prisión de los Cinco por
contravenir el Artículo 14 de la Convención Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, e instó al gobierno de Estados
Unidos a adoptar las medidas necesarias para solucionar esta
situación.
El gobierno de Estados Unidos ha ignorado el fallo de este
organismo internacional, de la misma manera que ha ignorado y
violado leyes federales y los derechos sobre los procesos
jurídicos protegidos por la constitución federal. Para empezar
los detuvo, manteniéndolos encarcelados desde entonces hace ya
9 años y 4 meses, y los sometió a un fraudulento proceso
judicial basado en acusaciones falsas.
Tan escandalosas fueron las violaciones del debido proceso
en el juicio celebrado a los Cinco aquí en Miami, guarida de
los terroristas, que el Tribunal de Apelaciones del Onceno
Circuito, compuesto por tres jueces nombrados por el Pleno de
ese propio tribunal, dictaminó unánimemente, en agosto de
2005, la anulación del juicio de los Cinco, determinando la
revocación de sus condenas.
Más los Cinco no fueron libres. El gobierno federal a
través de enmarañados procesos de apelaciones en los
tribunales, los cuales burlan la justicia, mantiene a los
Cinco encarcelados bajo condiciones penosas. Los que sí están
libres en las calles de Miami son los terroristas de la
extrema derecha cubano americana –consortes de esta
Administración- culpables, como todos en esta ciudad sabemos,
de oprobiosos crímenes.
Reveladora esta situación: en plena campaña internacional
en contra del terrorismo que amenaza la seguridad de este
pueblo, el gobierno federal enjuicia bajo falsas acusaciones a
Cinco cuya labor era saber de los planes que fraguaban aquí en
Miami los terroristas de la extrema derecha cubana americana y
en cambio le garantiza la libertad a esos terroristas para que
puedan continuar cometiendo más crímenes.
Otro ejemplo de este ensañamiento es en la cuestión de sus
condenas. Tres de los Cinco, Ramón, Gerardo y Antonio,
fueron condenados a cadena perpetua por el delito, no de
espionaje en contra de Estados Unidos, sino de conspiración
para cometer espionaje en contra de Estados Unidos.
Recientemente Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea
Nacional del Poder Popular cubana, contrastaba estas largas
condenas impuestas a los Cinco con otra de sólo 10 años
impuesta hace unos meses, en junio de 2007, a un individuo
acusado de espionaje por haberse apoderado de 733 documentos
clasificados de la Casa Blanca.
En el caso de los Cinco la fiscalía federal no pudo
presentar siquiera una prueba de que ninguno de ellos hubiese
tenido acceso o hubiese adquirido ningún documento
clasificado, así y todo, se les condenó a tres de ellos a
cadenas perpetuas. A este otro individuo que fue acusado de
haberse apoderado de 733 documentos clasificados – ¡de la Casa
Blanca!- a cambio se le condenó a 10 años de prisió.
Porque este ensañamiento en contra los Cinco por parte de
los gobiernos de Estados Unidos no es sólo contra ellos, sino
que es otra cruel manifestación de la política de
agresión permanente mantenida en contra del pueblo cubano -en
contra del bienestar y la seguridad de nuestras familias en
Cuba-, no cejaremos jamás en nuestro empeño de verlos libres,
reunidos con los suyos en Cuba, como por ver también el fin de
la política genocida que tantas muertes de inocentes y tanto
sufrimiento ha causado a tan noble pueblo.