Otra escandalosa situación en torno al
proceso judicial de los Cinco, argumentada de manera
reiterada por Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la
Asamblea Nacional, la constituye "la petición de emergencia"
presentada ante la Corte de Apelaciones de Atlanta por el
gobierno de los Estados Unidos a finales de mayo del 2001,
en donde la Fiscalía reconoció que "Estados Unidos presenta
esta petición totalmente consciente de los numerosos
obstáculos que debe superar".
Después de comenzada la causa, la Fiscalía
presentó como principal cargo contra Gerardo Hernández
Nordelo el de "conspiración para cometer asesinato en
primer grado" que se transformó en el eje alrededor del
cual giró el proceso seguido en Miami contra los Cinco anti-terroristas
cubanos, el juicio más prolongado de la historia
norteamericana y el más silenciado también.
El 25 de mayo del 2001 la jueza en Miami
había terminado sus instrucciones estrictamente ajustadas al
Acta acusatoria de la Fiscalía y cinco días después,
actuando con asombrosa celeridad, preocupados con la falta
de sustentación del caso, los fiscales presentaron ante la
Corte de Apelaciones de Atlanta esa inusual y urgente
apelación, donde reconocieron que carecían de pruebas para
sostener su acusación contra Gerardo y pidieron retirarla.
El gobierno reconocía dramáticamente su
fracaso en demostrar la falaz acusación con estas palabras:
"A la luz de las pruebas presentadas en el juicio, esto
constituye un obstáculo insuperable para Estados Unidos en
este caso y probablemente resultará en el fracaso de la
acusación en este cargo".
Como ha señalado el compañero Alarcón, la
Fiscalía en esa apelación fue más allá: "este caso puede
establecer un precedente devastador... el perjuicio para el
gobierno será irremediable y el daño duradero" y repitió
"impone una barrera insuperable a esta acusación".
La Corte de Apelaciones de Atlanta no aceptó
la petición gubernamental.
Pese a que la Fiscalía reconoció que no
poseía pruebas para sostener su acusación contra Gerardo y
solicitó retirarla, la jueza en Miami cambió sus
instrucciones al jurado y sostuvo la inculpación. El 6 de
junio del 2001, Gerardo fue encontrado culpable y le fue
impuesta la irracional sentencia de dos cadenas perpetuas
más 15 años por un supuesto crimen que el propio acusador
reconoció había fracasado en sostener.
¿Cómo explicar lo ocurrido?
Ante todo porque el juicio tuvo lugar en
Miami, nido de los grupos terroristas que él combatió
heroicamente y donde había sido condenado de antemano en una
campaña de odio y calumnias de la prensa local pagada por el
gobierno federal, como se supo después.