11 de septiembre del 2006
La detención de los Cinco patriotas fue
una conspiración entre el FBI y la mafia de Miami
LÁZARO BARREDO MEDINA
Durante
estos ocho años transcurridos, han ido apareciendo más y más
evidencias donde queda probado que, lo que aconteció aquel
sábado 12 de septiembre de 1998 en Miami, obedeció más a la
conspiración de oficiales del Buró Federal de Investigaciones
(FBI) con la mafia terrorista anticubana, que a la protección
de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
La prensa de Miami reconoció el lunes siguiente, día 14,
que muchos expertos no se explicaban por qué el FBI había
arrestado ese fin de semana a las personas que monitoreaban a
grupos contrarrevolucionarios, porque era precisamente el Buró
Federal uno de los beneficiarios de la información que estas
personas recolectaban sobre acciones violentas de estos
grupos.
El comentario publicado el día 15 de septiembre de 1998 por
The Miami Herald planteaba que desde hacía tiempo el FBI tenía
conocimiento de la actuación de estas personas dentro de los
grupos de Miami, y añadía: "El lunes (14 de septiembre),
muchos en La Pequeña Habana conjeturaban que la redada era la
forma que tenía Washington de equilibrar la balanza de la
justicia contra los siete cubanos exiliados que el mes pasado
fueron acusados de tratar de asesinar a Fidel Castro".
Días después, en conferencia de prensa, Héctor Pesquera,
recién nombrado jefe del FBI en Miami, reconocía que esta
detención había generado contradicciones con algunos
directivos de su jefatura que no apoyaban esa acción, y agregó
que este caso "nunca habría llegado a las cortes" si él no
hubiera instado directamente a Louis Freeh, entonces director
de ese órgano, para que aprobara la medida de detención.
Evidentemente, algo anormal estaba ocurriendo...
OFICIALES DEL FBI CÓMPLICES DEL
TERRORISMO DE LOS CUBANO-AMERICANOS
La ola de atentados a hoteles cubanos en 1997 y las
posteriores declaraciones del connotado asesino Luis Posada
Carriles a The New York Times, pusieron en entredicho a los
órganos de la inteligencia y contrainteligencia
norteamericanos.
"A mí no me molesta ni la CIA ni el FBI", expresó Posada al
Times.
El diario recordó que hay documentos revelados en
Washington por los archivos de Seguridad Nacional que apoyan
la insinuación de Posada de que el FBI y la CIA tenían
conocimiento detallado de sus operaciones contra el Gobierno
de Cuba desde principios de los años sesenta.
El Times también reveló el testimonio del empresario
Antonio Jorge Álvarez (Tony), residente en Carolina del Sur,
quien dirigía la empresa WRB Enterprises en Guatemala y tuvo
en ese país contactos con Posada Carriles y otros terroristas
de origen cubano. Con riesgo para su vida, este empresario
suministró información al FBI en 1997 sobre los preparativos
de atentados contra el Presidente de Cuba durante la Cumbre
Iberoamericana en Isla Margarita, Venezuela, y sobre la
campaña de bombas que se gestaba contra hoteles en la Isla,
pero el FBI demostró poco interés en la denuncia.
Igualmente, Posada reveló que la Fundación Nacional Cubano
Americana (FNCA) financió durante años actos de violencia en
Cuba.
Días antes de la mencionada Cumbre en Isla Margarita, la
guardia costera de Estados Unidos detuvo en Puerto Rico una
embarcación con cuatro hombres, y encontraron dos fusiles
especiales Barret calibre 50 con mira telescópica, mientras el
jefe del grupo, el cubano-americano Ángel Alfonso Alemán,
aseguró a los guardacostas, como si fuera una credencial de
impunidad, que tenían la misión de matar al Presidente Fidel
Castro en Isla Margarita.
El jefe del FBI en Puerto Rico en ese momento era Héctor
Pesquera, quien seis meses después de esta detención fue
nombrado para dirigir la Oficina en Miami.
Pesquera ya había trabajado en el FBI a principios de los
ochenta en Tampa y había sido jefe de la Oficina en Puerto
Rico desde 1995, donde ganó renombre con la detención de
patriotas independentistas boricuas.
Las investigaciones posteriores confirmaron que la
embarcación es propiedad de José A. Llama, directivo de la
FNCA (recientemente Llama ha hecho público el trabajo del
Grupo Paramilitar de la Fundación en la dirección y apoyo
financiero y logístico de todos estos planes terroristas), y
que uno de los fusiles calibre 50 pertenece a José Francisco
"Pepe" Hernández, presidente de la FNCA, a quien Pesquera ni
siquiera citó para interrogatorio, tras encuentros con los
enviados de Miami y de intercambiar opiniones con el abogado
defensor de estos terroristas, un pariente cercano suyo,
Ricardo Pesquera.
Estos hechos armaron en 1998 gran revuelo en Estados
Unidos. En Miami, la prensa reconoció que las "autoridades se
muestran suaves frente a actos anticastristas".
"En medio de informes de que líderes del exilio cubano
financiaron atentados dinamiteros en La Habana, fiscales,
conspiradores y policías estuvieron de acuerdo en que las
conspiraciones anticastristas en el sur de la Florida no solo
son comunes, sino casi toleradas", escribió Juan A. Tamayo, un
columnista de The Miami Herald.
En ese artículo de Tamayo, publicado el 23 de julio de
1998, se decía: "Durante años la política tácita de las
agencias policíacas ha sido espiar a los militantes
anticastristas y romper sus conspiraciones antes que
enjuiciarlos, dijeron varios actuales y ex fiscales de la
región".
"Desde hace mucho tiempo existe la política de recopilar
informes de inteligencia y desmovilizar a esa gente,
interrumpir, en lugar de arrestar", declaró un importante ex
fiscal federal (pocos meses después se verificaría este
criterio al ser absueltos los terroristas confesos detenidos a
bordo del yate La Esperanza).
"La policía y los agentes del FBI siempre nos vigilaban,
pero básicamente nos dejaban tranquilos", afirmó César Roig,
un ex miembro de Comandos L.
Una de las cosas más interesantes de este artículo,
publicado dos meses antes de la detención de los patriotas
cubanos, son las declaraciones de Kendall Coffey sobre la
marcada parcialidad para celebrar un juicio "anticastrista" en
esa ciudad. Coffey había sido Fiscal Federal en Miami y luego
sería uno de los abogados de los secuestradores del niño
cubano Elián González.
Reconoció Coffey en ese artículo: "A través de los años
hemos actuado en cierto número de casos pero es muy difícil
obtener un jurado en esta parte de la Florida que halle
culpables a personas que son presentadas como combatientes por
la libertad".
El propio nombramiento de Pesquera tiene visos de obedecer
a influencias de la mafia y la extrema derecha norteamericana.
En cuanto llegó a Miami, sostuvo reuniones con dirigentes
contrarrevolucionarios y reafirmó compromisos con ellos (lo
cual ha quedado demostrado en todo el tiempo que ocupó la
jefatura del Buró del FBI en Miami).
En declaraciones publicadas el 29 de julio de 1998,
Pesquera enfatizó que "a pesar del torrente de informes
sobre ataques terroristas de exiliados anticastristas, no
planeo aumentar la prioridad de investigación para tales
acciones". A buen entendedor, pocas palabras...
A LA MAFIA LE URGÍA UN PRETEXTO
La mafia terrorista de Miami en 1998 estaba en medio de una
crisis. La muerte de Jorge Mas Canosa acrecentó las pugnas
internas y esa crisis se acentuó con los hechos de Puerto
Rico, que involucraron directamente a la FNCA y con otra
investigación pública sobre un alijo de armas y explosivos
almacenados en una embarcación anclada en el río de Miami y
perteneciente a grupos terroristas cubanos (operativo que el
FBI realizó gracias a la información suministrada por los
patriotas cubanos).
De igual modo, a pesar del descomunal reforzamiento de la
guerra de agresión contra Cuba que se desató a partir de la
provocación del 24 de febrero de 1996 y del establecimiento de
la Ley Helms- Burton, la política norteamericana comenzó a
agrietarse ante la realidad cubana.
Preocupados con la posibilidad de cambios hacia la Isla, el
entonces senador Bob Graham, de la Florida, a instancias de
los grupos anticubanos más recalcitrantes, pidió al Pentágono
un reporte especial sobre Cuba, en espera de nuevas
justificaciones para reforzar la agresión y el "tiro le salió
por la culata", porque el estudio, en el cual participaron
varias instituciones y personalidades políticas y militares
norteamericanas, concluyó en que la Isla no constituye una
amenaza para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
También la mafia sufrió otra derrota estratégica por esos
días, cuando el llamado "Zar de las Drogas", el general Barry
McCaffey, declaró que Cuba no tiene vínculos con el
narcotráfico. Sintieron tanta molestia ante esas
declaraciones, que el congresista Lincoln Díaz-Balart llegó
hasta a acusar ante la prensa de "comunista" a este general de
cuatro estrellas.
A mediados de ese año, se profundizó la cooperación entre
el FBI y las autoridades cubanas, cuando oficiales de ese
órgano viajaron a La Habana y recibieron un paquete importante
de información con fotos, documentos y cintas de video de al
menos 48 terroristas radicados en Miami, material entregado
precisamente por los patriotas que después serían detenidos y
cuyas pruebas serían desestimadas en el juicio al ser
clasificadas como "secretas" por el gobierno norteamericano.
La más connotada derrota la sufrió la extrema derecha
cuando, por 72 votos a favor y 24 en contra, el Senado se
opuso a Jesse Helms y aprobó una enmienda que se proponía
levantar el bloqueo en alimentos y medicinas. Igualmente, en
el Capitolio progresaba también la oposición a la
inconstitucional medida que prohíbe y penaliza los viajes de
los norteamericanos a Cuba.
Es en este contexto que la mafia terrorista necesitaba
urgentemente de un pretexto que paralizara ese movimiento a
favor de un cambio de política hacia Cuba y para ello
encontraron un sostén en el Jefe del FBI en Miami, mientras en
Washington los "padrinos" de la extrema derecha establecían
contacto con el máximo nivel para presionar por la detención
de los patriotas cubanos al amanecer del sábado 12 de
septiembre de 1998.
Lo insólito es que, mientras el Jefe del FBI en Miami
empleaba sus recursos para detener y armar un expediente
contra cinco personas que trataban de evitar actos de
terrorismo que dañaban tanto a su pueblo como a ciudadanos
norteamericanos, en esos mismos instantes andaban libres,
sostenían sus contactos y se entrenaban en el sur de la
Florida, 12 de las 19 personas que tres años después se
presume llevaron a cabo los actos terroristas contra las
Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington.
El FBI en Miami jamás obtuvo una sola pista sobre estos
terroristas... Estaban demasiado ocupados en el tema cubano. |