23 de agosto del 2006
Injusticia contra los Cinco e impunidad al
terrorismo
ORLANDO ORAMAS LEÓN
Gerardo, Ramón, René, Fernando y Antonio siguen tras las rejas en
Estados Unidos, varios de ellos en cárceles de máxima seguridad, y
todos sometidos a la revancha odiosa de quienes en Washington les
toman como blanco de represalias contra la Revolución cubana.
El Hueco, la incomunicación, las presiones psicológicas, son
algunas de las armas que han intentado para doblegar su integridad,
amén del injusto y amañado proceso judicial que les llevó al encierro.
Por estos días a Gerardo le comunicaron que su correspondencia
tardará varios meses. Vaya paradoja, cuando coincide que el terrorista
Orlando Bosch, aquel que disfruta del perdón otorgado por Estados
Unidos, proclama a los cuatro vientos sus crímenes, incluso la
voladura del avión de Cubana en octubre de 1976, además de varios de
los atentados que organizó contra el Presidente Fidel Castro.
Así, mientras la Oncena Corte de Apelaciones de Atlanta resolvió no
aceptar las consideraciones de tres jueces respecto a la necesidad de
un nuevo juicio de los Cinco, por la atmósfera viciada de Miami, Bosch
hace declaraciones al diario barcelonés La Vanguardia, y se ufana de
sus crímenes.
Se vuelve a poner en evidencia el doble rasero de la alegada
cruzada global antiterrorista de la Administración Bush, que tiene de
rehenes políticos a los Cinco, mientras hace de la vista gorda de los
aprestos terroristas contra Cuba, difundidos últimamente en la propia
prensa norteamericana.
En el diario Los Ángeles Times, que se publica en California, cerca
de donde Gerardo cumple dos cadenas perpetuas y 15 años, un artículo
de la colega Carol J. Williams sostiene que las conspiraciones como
las de Robert Ferro (con más de 1 500 armas), la compra de armas y
helicópteros, revelados por José Antonio Llama, entre otros planes
anticubanos, deberían ayudar a la causa judicial de nuestros hermanos.
En otras palabras, se confirma la necesidad de Cuba y la misión de
esos patriotas, de infiltrar a los grupos criminales de Miami a fin de
evitar los ataques terroristas contra la Isla, que ya causaron más de
3 000 muertes y una cifra similar de heridos y discapacitados,
superior al balance luctuoso en las Torres Gemelas.
Las declaraciones de Bosch, el médico de la muerte, corroboran el
artículo del Times. A La Vanguardia le confirma que "hubo muchos
intentos" de matar a Fidel. También se adjudica el plan de asesinarlo
en Chile, en 1971, como también el atentado contra el embajador de
Cuba en Buenos Aires. "Luego hicimos mil cosas", se regodea el
perdonado por George Bush (padre).
Se jacta del crimen de Barbados. "Para mí (aquel avión de pasajeros
con 73 personas a bordo) es un blanco de guerra"; y
continúa..."Comunistas todos. Los deportistas llevaban cinco medallas
de oro de esgrima...Era una gloria de Fidel...".
A nadie en Estados Unidos se le ocurre decir públicamente que
prepara un atentado con bombas, o que lo hizo en el pasado. Es la
cárcel segura, salvo que el objetivo sea Cuba, contra la cual la Casa
Blanca siente una permanente necesidad de destrucción. |