10
de enero del 2006
Justicia,
¿cuándo te dejarán actuar?
LOURDES
PÉREZ NAVARRO
lourdes.p@granma.cip.cu
Otros 12 meses
han transcurrido. Ya van siete largos años y continúan
sumándose evidencias que demuestran la verdadera esencia del
proceso contra los Cinco compatriotas nuestros: proteger a los
terroristas cubanoamericanos de Miami.
Miles de
documentos del abultado expediente judicial prueban la
inocencia de René, Gerardo, Fernando, Ramón y Antonio. Ellos
no buscaban información clasificada que atentara contra la
seguridad nacional de Estados Unidos, solo pretendían conocer
los planes de la mafia anticubana.
Las razones las
expusieron ellos mismos al esgrimir sus alegatos de defensa. "Prevenir
un conflicto que sembrara dolor en nuestros pueblos ha sido el
objeto de mis actos y la razón de mi deber, como lo ha sido
para mis compañeros", afirmó Antonio Guerrero el 27 de
diciembre del 2001, hace cuatro años.
"No
hemos actuado por dinero ni por rencor. Ninguno de nosotros ha
tenido la idea de hacer daño al noble y laborioso pueblo
americano. No lesionamos la seguridad nacional de este país.
"Cuba,
mi pequeño país, ha sido atacado, agredido y calumniado,
década tras década, por una política cruel, inhumana y
absurda", afirmó.
Tony alertó del
incuestionable "derecho de mi patria —como el de cualquier
otro país— a defenderse de quienes intentan hacer daño a
su pueblo. Compleja, difícil ha sido la tarea de frenar estos
actos terroristas, porque estos han gozado de complicidad o
indolente tolerancia de las autoridades".
Subrayó los
esfuerzos de la Isla por advertir al Gobierno estadounidense
de los peligros de estas acciones, para lo cual se han usado
canales oficiales, discretos o públicos. Pero nunca se ha
podido lograr una cooperación recíproca.
No quedó otra
alternativa, sostuvo, que contar con hombres que —por amor a
una causa justa, por amor a su Patria y a su pueblo, por amor
a la paz y a la vida— estuvieran dispuestos a cumplir,
voluntariamente, ese honroso deber en contra del terrorismo.
Alertar del peligro de agresión.
RAZONES PARA
ESTAR ALERTA
En diferentes
días de diciembre del 2001, ante la Corte de Miami, cinco
voces denunciaron cómo desde hace más de cuatro décadas en
esa ciudad actúan libre y abiertamente diversas
organizaciones con el objetivo de derrocar a la Revolución
cubana, y no sucede nada.
Pongamos algunos
ejemplos. El 22 de agosto del 2001, The Miami Herald publicó
un anuncio a página completa en el que un llamado Foro
Patriótico Cubano establece entre sus principios que reconoce
y apoya el uso de cualquier método en la lucha contra Cuba.
Uno de los firmantes de esa declaración es Orlando Bosch.
Otro connotado
criminal, Luis Posada Carriles, autor principal de la voladura
en pleno vuelo de la aeronave de Cubana de Aviación en la que
perecieron 73 personas, reconoció al periódico The New York
Times en los artículos publicados los días 12 y 13 de julio
de 1998, su responsabilidad en la autoría de esos atentados y
el financiamiento de los mismos proveniente de la Fundación
Nacional Cubano Americana.
Tácitamente,
admitió que él funcionaba como brazo armado de esa
organización; explicó que las autoridades estadounidenses no
han hecho ningún esfuerzo por interrogarlo sobre los
atentados terroristas contra hoteles en Cuba, lo cual
atribuyó a su larga relación con ellas.
También Ángel
Berlingueri, agente del FBI que participó en la detención de
Fernando González, ocho años antes de tal acción,
específicamente el 26 de octubre de 1990, compareció en un
programa radial, transmitido por la emisora WAQI Radio Mambí
(usualmente utilizada para recaudar fondos para las
actividades contra Cuba), y reconoció como algo natural que
desde Miami se ejecuten atentados y otras acciones contra la
Isla, y que el objetivo del Gobierno cubano (al tener agentes
en EE.UU.) es mantenerse informado sobre esos planes.
Tales
afirmaciones expresan con claridad cuál es la agenda
política de la oficina del FBI en el sur de la Florida.
Hechas por un miembro de la Agencia y en una emisora con las
características mencionadas, solo podrían tener el efecto de
estimular a los organizadores de movimientos terroristas
contra Cuba y brindarles la seguridad de que no serían
perseguidos por tal motivo.
Esa seguridad la
experimentó el terrorista Tony Bryant, quien —según
publicó The Miami Herald el 23 de julio de 1998— se reía
de que los oficiales del FBI lo habían interrogado luego de
que su lancha con explosivos a bordo apareció cerca de La
Habana. Prometió que no lo volvería a hacer y lo dejaron ir,
refirió Bryant al diario.
De esa misma
manera exige José Basulto, jefe de la organización Hermanos
al Rescate, sea "liquidado" el proceso que por estos días se
sigue contra dos conocidos terroristas, Santiago Álvarez
Fernández-Magriñat —quien apadrina a Posada Carriles— y
Osvaldo Mitat, por la tenencia ilegal de armas y explosivos.
No le faltan
precedentes. El pasado 6 de diciembre en el programa "A mano
limpia", televisado por el canal 41 de Miami, Basulto admitió
que los terroristas miamenses se han beneficiado siempre de la
tolerancia del FBI y de las autoridades judiciales, y
añadió: "Conozco muchos casos similares y que se han
resuelto de manera amigable, en los cuales las armas han sido
confiscadas o algo de este tipo, se ha regañado a la persona
en cuestión y ahí se terminó la cosa".
Lo afirmó,
además, por experiencia propia. En esa entrevista se jactó
de haber disparado con un cañón de 22 milímetros a bordo de
una lancha rápida contra un hotel de La Habana sin que "hasta
ahora" el FBI le haya hecho la menor pregunta.
Con tal
impunidad caminan tranquilamente connotados terroristas por
las calles de Miami "amasando" y ejecutando planes de
agresión por cualquier vía contra Cuba, incitados y apoyados
por la Administración de Bush que pretende, además,
fortalecer en el 2006 su proyecto de anexarnos como un estado
más a ese país. Sería bueno que el Presidente
estadounidense recordara sus propias palabras: "Aquellos que
acogen a un terrorista son tan culpables como el terrorista
mismo".
Si tal como
pregona al mundo, el Gobierno de EE.UU. tuviera un compromiso
real con la lucha contra el terrorismo, la respuesta al
proceso de nuestros Cinco compatriotas —uno de los más
prolongados de su tipo en la historia— no sería otra que
declararlos inocentes y otorgarles la inminente libertad.
Así lo exigen
el Grupo Especial de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de
la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el fallo
de tres magistrados de la Corte de Apelaciones del Onceno
Circuito de Atlanta, los miembros de los 247 comités de
solidaridad con la causa de los Cinco, y los miles de
intelectuales, entre ellos varios premios Nobel, firmantes de
una Carta abierta al Fiscal General de los EE.UU. Lo exige el
pueblo cubano, víctima por más de 40 años de actos
terroristas planeados en Miami.
"Al
fin y al cabo, afirmó René González en su alegato de
defensa, todo este asunto de los agentes de Cuba tiene fácil
solución: dejen a Cuba tranquila. Hagan su trabajo. Respeten
la soberanía del pueblo cubano... Nosotros tenemos mejores
cosas que hacer allí, todas más constructivas que vigilar a
los criminales que se pasean impunes en Miami."
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