18
de Marzo del 2003
Mensaje de Leonard Weinglass sobre el confinamiento de Gerardo
Hernández Nordelo
Leído por el compañero Ricardo Alarcón de Quesada en la
inauguración de la Bienal Internacional del Humor
Acabo de dejar a Gerardo y estoy escribiéndote desde Lompoc
(cárcel donde está recluido el héroe cubano). Gerardo fue sacado de
su lugar de trabajo el 28 de febrero y colocado en la Unidad Especial
de Alojamientos (Special Housing Unit —SHU, conocida en el lenguaje
carcelario estadounidense como "El Hueco"—). No le dijeron por qué.
Después de estar en la Unidad Especial por menos de una hora, fue
sacado de ese lugar y colocado en una celda destinada para castigar
especialmente a quienes tengan una conducta violenta en la SHU. Es la
forma más severa de castigo en la institución y a ella se refieren
como "La Caja".
Fue colocado en una celda sin ventanas, las rejas en el frente de
la celda están cubiertas por una malla metálica, una pantalla, que
hace prácticamente imposible ver a través de ella. La puerta es toda
de metal con una pequeña abertura para introducir la comida. Las
luces, dos tubos fluorescentes, están encendidas las 24 horas del
día. No puede distinguirse el día de la noche.
Fuera de la celda hay un estrecho corredor con una pared del otro
lado y una puerta de metal que permanece cerrada. Hay un inodoro y una
cama de concreto con una colchoneta muy fina dentro de la celda. Es un
espacio extremadamente pequeño que en toda su extensión apenas
alcanza para dar tres pasos.
Fue despojado de sus ropas y viste solamente calzoncillo y un
pulóver. No puede usar zapatos, no puede tener o recibir material
impreso de ningún tipo, nada para leer. Hay una señal colocada en la
puerta de su celda que dice que nadie puede tener contacto con él. No
se le puede pasar notas.
Cuando me retiré, vaciaron el corredor a través del cual él
pasó de manera de que nadie pudiera hablarle ni tener contacto alguno
con él. Hay 14 Celdas-Cajas en fila pero no se puede ver desde una
hacia la otra. Muchos de los otros 13 prisioneros que están en las
otras cajas están afectados mentalmente y gritan constantemente. Es
muy difícil dormir en medio de ese ruido.
Gerardo solicitó los formularios para presentar su protesta —que
según las regulaciones carcelarias tienen que serle entregados a
cualquier prisionero— y le dijeron que se habían acabado los
formularios. De todas maneras, él hizo una protesta en otro papel y
la presentó el 2 de marzo, pero no ha recibido respuesta alguna.
El día 11 de marzo, los carceleros le enseñaron una carta que le
había enviado Joaquín Méndez —otro de los abogados del equipo de
defensa— pero no le permitieron leerla. Le han dicho que le darían
acceso a su correspondencia legal, pero hasta ahora no ha recibido
ninguna de nuestras comunicaciones.
A pesar de todo, él parece estar con muy buena salud, muy fuerte y
con un espíritu combativo. Dice que es mucho peor que el aislamiento
que conoció en Miami, pero que él también se siente muy fuerte de
espíritu. Me dijo Gerardo: "Cada mañana al despertar mi estrella me
da fuerza para atravesar el día".
Se basa también su fuerza en la camaradería de los otros cuatro
que él supone estén sufriendo el mismo tratamiento, y en el
creciente apoyo a su causa. Envía saludos a su familia y me pide que
les diga que se mantengan fuertes.
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