3
de
Agosto de 2002
Respuesta
abierta a una joven norteamericana
Félix López
Alice Cooper
escuchó en una emisora local de California el saludo de un
emigrante latino a un cubano condenado a dos cadenas perpetuas
en la prisión de Lompoc. Alice —con la curiosidad de sus 18
años— comenzó a buscar los motivos de aquella referencia
afectuosa a un hombre que cumple una sanción tan elevada. En
ese peregrinar cibernético la joven encontró la edición
digital de nuestro diario.
El
Comité por la Liberación de los Cinco, además de su lucha
diaria, ha abierto en Internet la página web www.freethefive.org,
allí está toda la información sobre el caso
Tras un
acercamiento al caso de los Cinco Patriotas encarcelados en
Estados Unidos por combatir al terrorismo, Alice escribe que
le parece una historia increíble: "No puedo creer
—confiesa— que la justicia de mi país esté tan enferma.
¿Cómo es posible que gasten millones para capturar a
criminales en las regiones más remotas del mundo, mientras
encierran a personas que han identificado a los terroristas
del sur de Florida?
Pero Alice
Cooper, la muchacha que acaba de descubrir (por casualidad) la
injusticia de que son objeto nuestros compatriotas, también
tiene otras interrogantes, esas que nacen del silencio en
torno al caso y de la manipulación que hizo la prensa de
Miami para travestir la verdad: "¿Cómo comprender que
ellos no dañaron la seguridad nacional de los Estados Unidos
o dieron a Cuba alguna ventaja sobre nuestro país?".
Desde la óptica
de cualquier norteamericano, la palabra "espía"
implica, automáticamente, peligro para la nación. De ahí el
interés de las bandas mafiosas que mantienen secuestrado el
poder en el estado de la Florida, para imponer —aun sin
pruebas— el despiadado cargo de conspiración para cometer
espionaje.
La verdad,
Alice, es que las pruebas y los argumentos de la defensa
durante el juicio fueron aplastantes: demostraron las
actividades terroristas que contra Cuba se realizan desde
Miami, y la tolerancia cómplice de las autoridades. Son estás
últimas la que obligan al pueblo cubano a defenderse con el
esfuerzo heroico de jóvenes como esos por los que hoy te
interesas.
En sus alegatos
ellos aclararon que no habían buscado informaciones que
afectasen a la seguridad norteamericana ni causado daño
alguno a nadie. Pero si lo que se trata es de tener otra
fuente para contrastar, entonces hay que acudir a los
testimonios presentados en la Corte por altos jefes militares
que habían desempeñado importantes responsabilidades en las
fuerzas armadas norteamericanas, entre ellos el general
Charles Wilhelm, ex comandante en jefe del ejército para
Inteligencia; el almirante Eugene Carroll, ex vicejefe de
Operaciones Navales; y el coronel George Buckner, quien ocupó
una posición destacada en el Comando del Sistema de Defensa Aérea
de Norteamérica. Incluso el general James Clapper, ex
director de DIA (Agencia de Inteligencia del Pentágono) quien
compareció en el juicio como experto de la Fiscalía,
reconoció que los acusados no habían hecho espionaje contra
Estados Unidos.
Durante los
cinco meses de batalla argumental, en condiciones sumamente
difíciles y hostiles, en la Sala del Tribunal sobresalió la
total inocencia de Gerardo, Ramón, Fernando, René y Antonio.
Si algo estaba perfectamente demostrado era la culpabilidad de
sus acusadores. Estos últimos, en cambio, no presentaron ni
una sola prueba inculpatoria sobre el supuesto espionaje o los
daños a Estados Unidos o a sus ciudadanos. No apareció ningún
testigo que pudiese sostener esa acusación.
Pero hay más.
Invito a todo el que tenga alguna duda al respecto —y que
posea el tiempo suficiente para ello— a leer todos los
documentos presentados como evidencias de este caso; los
testimonios de los testigos y los argumentos de los abogados y
fiscales; las instrucciones dadas por la jueza Joan Lenard al
jurado para sus deliberaciones; a leer la Sección 794 del Título
18 del Código Penal de los Estados Unidos; a leer todos los
casos de espionaje que están recogidos en los Reportes
Federales; a leer todas las mociones presentadas por la fiscalía
y los abogados y sus respuestas relacionadas con los cargos de
espionaje; a leer todo lo que comentó la prensa de la Florida
a lo largo de todo el proceso judicial... Esa sería la forma
más certera para llegar a tener un juicio claro y justo de su
veredicto final.
El mérito
—como expresó Tony Guerrero, recordando a Martí— es de
la verdad y no de quien la dice. "No me crea a mí,
Alice, que soy un periodista identificado con la causa de mis
compatriotas. Averigüe por qué Jack Blumenfeld, uno de los
abogados de la defensa, se dirigió al jurado con las
siguientes palabras:
"Yo me uno
a mis colegas pidiendo a ustedes que la razón triunfe, y en
este punto yo busqué para tratar de decir algo sobre la razón
y sobre su importancia, para tratar de ser erudito y profundo
antes de que ustedes se fueran para sus casas; entonces mi
buen amigo, el poeta (se refiere a Tony), me dio las palabras
exactas. Son de un hombre que vivió y murió por la libertad
de su Patria, un hombre que a más de cien años de su muerte
se mantiene vigente en ambos lados del Estrecho de la Florida,
este fue José Martí: 'La razón es como un brazo colosal,
que levanta a la justicia donde no pueden alcanzarla las
avaricias de los hombres'. Yo les pido a ustedes, señoras y
señores, ser ese brazo colosal y elevar la justicia a donde
no puede ser alcanzada por la ideología y la demagogia de los
hombres".
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