15 de junio
de 2004
Cuestión de conveniencias
PERCY ALVARADO GODOY*
Tres años acaban de cumplirse en el día de ayer, 8 de
junio de 2004, del infame veredicto recibido por Ramón
Labañino Salazar, Gerardo Hernández Nordelo, Antonio
Guerrero Rodríguez, René González Sehwerert y Fernando
González Llort, por parte de una corte de la ciudad de Miami.
Acusados con un rosario de delitos no cometidos por ellos,
nunca un juicio en la historia de la jurisprudencia
norteamericana había sido tan politizado y manipulado por los
representantes del gobierno, los cuales contaron con el apoyo
y las presiones de la prensa mediática, encargada de
exacerbar y viciar a la opinión pública, y de los
representantes de la influyente extrema derecha en esa urbe.
Un rápido examen de las violaciones cometidas, permite a
cualquiera comprender la infamia cometida:
• Se les negó la posibilidad de ser juzgados en otra
sede (ciudad), haciendo que enfrentaran un juicio desventajoso
para ellos, minado por un ambiente de odio e intolerancia por
su condición de revolucionarios cubanos y luchadores contra
los grupos terroristas que se enseñorean en Miami y se
pavonean con sus crímenes.
• Se les endilgó el delito de enviar al gobierno cubano
información sobre la seguridad nacional de Estados Unidos, lo
que no pudo ser probado, a pesar de lo cual se les acusó de
conspiración para cometer espionaje.
• No se permitió a la defensa instruir al jurado sobre
la tesis de "estado de necesidad" que justificaba la
participación de estos hombres en tareas de penetración de
los grupos terroristas radicados en EE UU, los cuales
promueven actos de terrorismo contra su Patria.
• Se desoyeron 44 precedentes judiciales que
favorecerían a los acusados.
• Se impuso a un jurado viciado y dispuesto a
congraciarse con los sectores intolerantes de la ciudad de
Miami. Hoy se sabe que dicho jurado fue presionado para emitir
un fallo desfavorable y condenatorio para los acusados.
• Cuestionada actitud de tolerancia de la juez hacia la
fiscalía.
• Violación de la Quinta, Sexta y Octava Enmiendas de la
Constitución norteamericana, las que amparaban a los
acusados.
• Acusación a Gerardo Hernández del delito de
conspiración para cometer asesinato sin que existieran
pruebas para ello.
• En consecuencia, imposición de penas excesivas por los
supuestos delitos cometidos. Empleando de manera engañosa,
por ejemplo, el cargo de conspiración para cometer espionaje,
se les presentó como espías y se les impuso a tres de ellos
la máxima pena contemplada para este delito: cadena perpetua.
Nunca se probó que realizaran espionaje contra EE UU.
Todas estas violaciones de los derechos de los cinco
patriotas cubanos condujeron a tan injusto veredicto. Un
examen de diversos antecedentes judiciales de casos de
personas que sí cometieron realmente el delito de espionaje
contra Estados Unidos, nos permite comprobar la inconsistencia
de los argumentos esgrimidos por el gobierno y la justicia
norteamericanos para imponer sanciones tan exageradas, crueles
e infames. No cabe duda que a través de ellos se trató de
castigar a Cuba y satisfacer a la mafia miamense. Ese fue el
fin político de la fiscalía y su arbitraria actuación
durante el juicio.
Tal vez el caso más sonado de espionaje contra Estados
Unidos por parte de un país aliado lo representó el de
Jonathan Pollard. Analista de la marina de guerra
norteamericana, vendió importantes secretos a Israel a cambio
de grandes sumas de dinero.
Apenas fue capturado Pollard en noviembre de 1985, el
gobierno israelí pidió disculpas a la Casa Blanca. Usando el
frágil e increíble argumento de que Pollard no era miembro
del Mossad (el servicio de inteligencia de Israel) o de la
inteligencia militar de este país, el primer ministro Shimon
Peres adujo que el espía actuó imprudentemente como parte de
una unidad independiente de la inteligencia israelí,
prometiendo desactivar a la misma y castigar a los
infractores. Resuelto el asunto de manera dudosa, Pollard fue
condenado a cadena perpetua.
Años después en 1998, el jefe de gobierno israelí
Benjamín Netanyahu reconoció, sin embargo, que Pollard era
efectivamente un agente del Mossad. Queriendo ser presentado
como un patriota e incapaz de dañar a los Estados Unidos,
Pollard fue apoyado por el importante lobby judeo
norteamericano.
Al analizar el caso de Jonathan Pollard y su condena por la
justicia norteamericana por el delito de espionaje, cabe
preguntarnos: ¿Por qué imponer un mismo castigo a los Cinco
Héroes cubanos cuando en el caso de ellos no pudo probarse
que realizaran actividad de espionaje contra la seguridad
nacional de estados Unidos y a diferencia del agente israelí
nunca fueron capturados in fraganti en estas actividades?
¿Por qué se les imputó falsamente el delito de
conspiración para cometer espionaje, siendo juzgados como
espías y recibiendo las máximas condenas por un delito no
cometido? ¿ No es esto, acaso, manipulación de la verdad y
ensañamiento a partir de una mentira? Washington contó con
abundantes pruebas documentales sobre el delito cometido por
Pollard, mientras que en caso de los Cinco sólo se emplearon
falsas presunciones.
Otro sonado caso de espionaje cometido contra Estados
Unidos por el Mossad israelí lo representó la captura de 120
de sus agentes infiltrados en ese país en enero de 2002.
Esta vasta red de espionaje diseminada en varias
importantes ciudades norteamericanas como Los Ángeles, Miami,
New Orleans, Chicago, Atlanta y Phoenix, bajo el manto de
pertenecer a escuelas de arte, se dedicó a espiar a
residentes árabes y a operativos de Al Qaeda.
Una investigación realizada por la revista especializada
"Intelligence On line" demostró que esta red logró
penetrar a los grupos terroristas árabes radicados en los EE
UU y, sin embargo, nunca advirtió al gobierno norteamericano
de los macabros planes perpetrados el 11 de septiembre por Al
Qaeda contra las Torres Gemelas del World Trade Center y el
Pentágono.
Cabría preguntarse: ¿Por qué las autoridades
norteamericanas se limitaron a capturar a ese numeroso grupo
de miembros del Mossad y a expulsarlos con posterioridad, sin
tomar represalia alguna? ¿No estaban ellos, acaso,
infiltrados como agentes no declarados de otro país en grupos
terroristas ubicados en distintas ciudades norteamericanas?
¿Por qué a ellos sólo se les expulsó y a los Cinco Héroes
cubanos no, cuando aparentemente realizaban similares
actividades contra grupos terroristas?
En este caso específico, el FBI actuó de manera diferente
a como lo hizo en Miami en relación con los patriotas cubanos
detenidos. El portavoz del Federal Bureau Of Investigation
(FBI), Bill Carter, se limitó a declarar: "Este caso de
la red de espionaje israelí no existe. Ningún israelí ha
sido acusado por el FBI o el Departamento de Justicia."
¿No es sospechoso, por supuesto, que Héctor Pesquera, en ese
entonces jefe del FBI en Miami, "consultara" a
enemigos de Cuba como Ileana Ros Lethinen y Lincoln Díaz
Balart sobre cuál debía ser el proceder en este caso, antes
que a sus superiores dentro de FBI?
Mientras el FBI y las autoridades norteamericanas han
mantenido una actitud de relativa coherencia en los casos de
espías capturados in fraganti, es evidente que en el caso de
los Cinco han distorsionado la verdad con el fin de satisfacer
el odio irracional de la extrema derecha miamense. Prueba de
ello son los casos siguientes:
• Caso Aldrich Ames: Este alto funcionario de la CIA fue
arrestado por el FBI el 24 de febrero de 1994. Miembro de la
principal agencia de inteligencia de Estados Unidos desde
1963, fue reclutado en 1985 por la KGB soviética y luego,
ante la debacle del campo socialista, continuó prestando
servicios como doble agente ante el SVR ruso. La motivación
principal de Ames fue el dinero y desde su puesto como
responsable de la formación de futuros agentes de la CIA
facilitó amplia información sobre espías de esa agencia
destinados a Rusia. Fue responsable de la captura y ejecución
de varios de ellos, Fue condenado a cadena perpetua en el
mismo año de su captura.
• Caso Harold J. Nicholson: Reclutado en 1980, luego de
16 años de servicio dentro de la CIA, Nicholson fue detenido
el 12 de noviembre de 1996, acusado de vender información a
la KGB y, posteriormente, al SVR ruso. Fue condenado a cadena
perpetua luego de probarse que entregó amplia información
sensible de Estados Unidos a servicios especiales extranjeros,
a cambio de altas sumas de dinero. Recibió igual pena que
Ames.
• Caso Edwin Pitts: Fue detenido en 1997 luego de
trabajar por más de nueve años, a cambio de dinero, para la
KGB y el SVR ruso. Encargado por el FBI para espiar a
diplomáticos soviéticos y luego rusos acreditados ante la
ONU, fue reclutado por estos a cambio de dinero. Recibió
igual condena que los anteriores.
• Caso David Sheldon Boons: Miembro de la NAS, Agencia de
Seguridad de los EE UU, encargada del contraespionaje
electrónico norteamericano, fue reclutado por el SVR ruso.
Desde su alto puesto ofreció valiosa información a cambio de
dinero. Fue condenado a pena similar a la recibida por los
anteriores agentes dobles mencionados.
La referencia a estos casos de espías famosos involucrados
en el espionaje contra los Estados Unidos sirve para sacar
algunas importantes conclusiones con respecto al amañado
juicio seguido contra los Cinco Héroes cubanos.
1 ¿Por qué el FBI no usó la misma diligencia que la
empleada en estos casos para descubrir posibles delitos de
espionaje? La respuesta es simple: los cinco cubanos jamás se
dedicaron a buscar información sensible para la seguridad
nacional de Estados Unidos. Es por ello que jamás el FBI pudo
presentar una sola prueba capaz de inculparlos. Las pruebas
usadas en este caso fueron fabricadas o simplemente
presupuestas.
2 Al no poder hallar una sola prueba inventaron la
"conspiración para cometer espionaje". Sin embargo,
a pesar de que no es un delito similar al de cometer
espionaje, los cubanos recibieron la misma máxima pena como
castigo, igual a la que recibieron los casos de espías
confesos y probados anteriormente analizados. La injusticia
cometida, por tanto, está demostrada.
3 ¿Por qué en el caso de Gerardo Hernández, acusado
también de manera falsa por el delito de "conspiración
para cometer asesinato" se utilizó una pena mayor como
castigo (dos cadenas perpetuas) que la recibida por Ames, cuya
actividad de espionaje costó la vida a varios agentes de la
CIA en Rusia?
4 Por último, ¿por qué todos estos confesos y codiciosos
espías, que sí realizaron probadas acciones contra la
seguridad nacional de Estados Unidos, recibieron en sus
juicios respectivos todas las garantías constitucionales que
les fueron negadas a los Cinco?
Cuando nuestros Cinco Hermanos, patriotas de sólidas
convicciones e incapaces de traicionar a su Patria por simple
gloria o por dinero, como lo hicieron Ames, Nicholson, Pitts y
otros espías o mercenarios, sufren todavía injusta prisión,
convirtiéndose en expresión de los mejores valores éticos y
revolucionarios de los cubanos, no cabe duda que el juicio
realizado contra ellos fue, por encima de todo, una cuestión
de conveniencias para sus acusadores.
9 de junio de 2004
* Escritor guatemalteco
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