19
de Diciembre de 2002
Radiografía del indebido proceso
FÉLIX LÓPEZ
El desmontaje de lo que
semeja a todas luces un pésimo guión cinematográfico —con
continuas violaciones de la propia ley norteamericana en la Corte
Federal de la Florida— sirvió de hilo conductor al II Seminario
sobre los Cinco Héroes Cubanos prisioneros del imperio, evento
organizado por la Unión Nacional de Juristas de Cuba, institución
que celebró ayer su consejo anual en el Centro de Prensa
Internacional.
Ante un auditorio de
abogados, el doctor Rodolfo Dávalos, profesor titular de la
Universidad de La Habana, realizó una radiografía del mencionado
proceso y explicó su situación actual. Recalcó que la moción
presentada por Leonard Weinglass, defensor de Tony Guerrero (y a la
que se sumaron el resto de los abogados de la defensa), ponen de
manifiesto cómo la jueza actuante en el proceso (Joan Lenard)
cambió las reglas preestablecidas en el sistema judicial
norteamericano al denegar —en orden dictada el 27 de julio del
2000— el cambio de sede para el juicio.
Esa justa solicitud de
la defensa, recordó Dávalos, se realizó en virtud de la 6ta.
Enmienda, que garantiza la posibilidad de un juicio justo, con un
jurado imparcial. Pero la Corte Federal de la Florida obvió los
precedentes, ignoró los prejuicios que invaden a un amplio sector
de su comunidad y el estado de opinión creado en ella por las
campañas de prensa (recuérdese que para la fecha de la elección
de los jurados ya El Nuevo Herald había publicado cerca de 60
trabajos en los que intentaba legitimar el cargo de
"espionaje").
Para el doctor Dávalos,
la celebración del juicio en Miami fue la más grosera violación,
y el punto de partida de otra cadena de errores y negación del
debido proceso para los Cinco luchadores antiterroristas cubanos. El
precedente judicial ignorado por la Corte ("Pamplin vs. Mason")
trillaba el camino para que el proceso fuera sacado de las sórdidas
fronteras de Miami.
La moción de Weinglass,
interesando un nuevo juicio, se basa en nuevas e irrefutables
evidencias. Dávalos aclara que no se trata de una apelación, sino
de una acción legal permitida por el procedimiento penal
norteamericano: ante un error demostrado se puede pedir la nulidad
de la sanción y la realización de un nuevo juicio.
Dos son los argumentos
fundamentales de Weinglass: la negación del fiscal al precedente
"Pamplin vs. Mason", y su rechazo a la encuesta del
profesor Gary Moran, de la Universidad Internacional de la Florida,
en la que se demostraba la actitud prejuiciada de la comunidad hacia
los acusados. Al ignorar los argumentos de Moran, la Fiscalía
privó a la defensa de un perito crucial para pedir el cambio de
sede.
Ese propósito —ha
señalado Weinglass en su moción— se erosionó con la actuación
de la jueza, quien se limitó a analizar y decidir sobre el cambio
de sede en función de la publicidad perjudicial y aplicó el umbral
más alto, o sea, el requisito más riguroso, exigiendo que la
citada publicidad hiciera "prácticamente imposible" seleccionar un
jurado imparcial, cuando debió valorar simplemente la "probabilidad
de injusticia".
El Tribunal Supremo de
Estados Unidos, explicó Dávalos, ha dejado sentado que los
tribunales federales al conocer de las solicitudes de cambio de sede
antes del juicio, están investidos y deben invocar el poder de
supervisión de la justicia federal, a lo cual no hace referencia el
fallo de la jueza.
En estos momentos,
concluyó, el proceso se encuentra en la misma situación que 11
meses atrás, sin que se avance un solo paso: al conocer las
sanciones, los abogados de nuestros compatriotas notificaron que
apelarían el fallo ante el 11no. Circuito de Atlanta, paso que
está pendiente hasta tanto la jueza no se exprese en relación a
las dos mociones presentadas, las cuales —cualquiera que sea el
resultado— formarán parte del récord del proceso, y permitirá a
otra instancia judicial descubrir la cadena de violaciones y errores
de la Corte Federal de la Florida.
EL MISTERIO DE LOS
DOCUMENTOS CIPA
En otro momento del
seminario, Roberto González, abogado del bufete de J y 23, en el
Vedado capitalino, y hermano de René González, se refirió a otra
violación que bastaría por sí sola para anular el juicio: la
maldad táctica de la Fiscalía de hacer creer a los jurados que se
expresarían sobre un caso de seguridad nacional, al situar
las evidencias bajo la llamada Ley de Procedimientos de Información
Clasificada (CIPA), maniobra que obstaculizó el trabajo de la
defensa e interfirió en el debido proceso.
CIPA —procedimiento
que entró en vigor en 1980 para limitar la información clasificada
que se revelará en un juicio— fue descrita por René González
como los dos huecos, los dos calabozos. Es decir, pusieron a los
acusados en un hueco (el calabozo estaba en el piso 12 del Centro de
Detención Federal de Miami), y las evidencias exculpatorias que
ellos tenían que estudiar con sus abogados las pusieron en otro
hueco, en el sótano de un tribunal, en un edificio contiguo
vinculado por un puente carcelario.
No se ha explicado
suficientemente el esfuerzo humano que requería acercar el cuerpo
del acusado a ese otro lugar donde estaban las evidencias, en
presencia de su representante legal. Por otra parte, dice González,
esa evidencia no es secreta para el acusado, porque fue a él a
quien se le ocupó. Evidentemente, afirma, la Fiscalía se aseguró
de sacar de contexto la evidencia utilizando el acta CIPA.
El pecado original,
subraya el abogado, está en una expresión de la Fiscalía:
"poner toda la evidencia a la luz va a confundir al
jurado". En realidad la táctica utilizada no hizo más que
reforzar dentro del proceso el cargo de conspiración para cometer
espionaje, evidenciar un caso de seguridad nacional cuando
ciertamente no lo es.
Es increíble,
sentenció Roberto González, cómo la Fiscalía entresacó
renglones de los mensajes, fuera de su contexto, para fortalecer en
el jurado la idea de que estaban frente a un caso de espionaje. Lo
que hicieron, dice, fue tomar una pistola (prueba de un delito) y
separar el cabo del cañón. En el juicio presentaron solo una parte
del arma. En la otra, está claro, está contenida la verdad.
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