Cuba en la historia olímpica (3)
Barcelona ha sido la mejor actuación, con 31 medallas,
de ellas ¡14 de oro! Siete campeones en boxeo. También crecieron el judo
y otros deportes de combate. Béisbol y voleibol (f) en épicas faenas. En
Atlanta 1996 menos medallas, pero más deportes laureados (9). Savón sumó
el segundo cetro, Driulis el segundo podio. Jalón de Falcón y Neisser en
la nataciónENRIQUE
MONTESINOS
Tras la epopeya cubana en Moscú se produjeron dos ausencias
consecutivas, luego de las cuales el movimiento deportivo cubano
descargó toda su potencia en Barcelona 1992, cita que marcó la entrada
de los profesionales —con el básquet— y la de aquel flechazo inaugural
del que no quedó totalmente claro si fue tan preciso como para encender
el alto pebetero, o simplemente regalar esa emotiva impresión.
Recordista
mundial y campeón olímpico de las alturas, Javier Sotomayor.
En dichos XXV Juegos se produjo la actuación cimera de Cuba en la
historia, con 31 medallas en total, 14 de ellas de oro, 6 de plata y 11
de bronce, y una ubicación de alcurnia: quinto lugar.
En la etapa que abarcó Los Ángeles 1984 y Seúl 1988 creció el deporte
cubano y en el favorable suelo español mostró de un tirón todo lo que
tenía guardado.
DELIRIO EN EL CUADRILÁTERO
Félix
Savón tras la huella de Papp y Stevenson.
Los púgiles tuvieron una faena delirante, con nueve finalistas y
siete dorados. Sus insignias fueron el completo Félix Savón, iniciador
del camino para igualar las hazañas del húngaro Lazlo Papp y Teófilo
Stevenson, y el peso máximo Roberto Balado, derrochador de técnica quien
recibió la Copa Val Balker.
Marcelo, Casamayor, Vinent, Lemus y Ariel Hernández completaron el
septeto dorado (plateados Raúl González y Hernández Sierra).
SOTOMAYOR Y MARTÉN
El recordista universal en salto de altura, Javier Sotomayor, junto a
la discóbola Maritza Martén, encabezaron una actuación atlética de
leyenda, con siete preseas (2-1-4), mientras Roberto Hernández lideraba
a un relevo de 4x400 que resultó descollante subcampeón y finalizaban
con metales bronceados Ana Fidelia (800), Ioamnet Quintero (altura),
Moya (disco) y el relevo corto varonil.
Insólita
presencia de dos nadadores cubanos en un podio olímpico, Falcón y
Neisser.
El judo volvió a lucir todavía más al incorporarse el sector
femenino. Odalis Revé fue la primera mujer coronada, con subtítulo para
Estela Rodríguez y tres bronceadas a la cuenta de Driulis González
(¡todavía está en alza esa guantanamera, pues va a Beijing!), Amarilis
Savón e Israel Hernández.
MEDALLAS EN OCHO DEPORTES
Al incluirse de manera oficial el béisbol, la novena cubana resultó
imbatible, en tanto la sexteta femenina de voleibol comenzó su
protagonismo galáctico, sin duda un hito en deportes colectivos por una
nación pequeña, sin olvidar el meritorio cuarto lugar del quinteto
femenino de baloncesto.
Nada menos que ocho deportes fueron medallistas y no faltó entre
ellos la lucha (2-0-3=5), equipo capitaneado por Héctor Milián, el Rey,
en la grecorromana, y Alejandro Puerto en la libre.
Driulis
comenzó a ganar medallas en Barcelona ¡y se mantiene!
Otros sumados fueron los esgrimistas, de florete en específico, con
plata por equipos y un singular bronce individual. Y no se quedó atrás
el subtítulo conquistado por el levantador de pesas Pablo Lara.
EN ATLANTA NO TANTO, MÁS SEGUIMOS
En el ambiente desfavorable para Cuba de Atlanta 1996 —por idioma e
idiosincrasia, entre otros factores—, las bases creadas por el deporte
cubano permitieron continuar en la elite universal, tras una cosecha de
25 preseas (8-9-8) y el octavo lugar de un medallero general con acceso
para deportistas de 197 países.
A pocos les gustó dicha sede, desde el mismo momento en que
prefirieron a Grecia para la conmemoración del primer siglo de los
Juegos en la Era Moderna.
Es obvio el descenso ligero en total de premios, más no puede
soslayarse el aumento a nueve deportes medallistas, gracias a la
trascendental faena de los nadadores Rodolfo Falcón y Neisser Bent,
plata y bronce en los 100 metros espalda, para otro jalón indiscutible.
COMBATE TRAS COMBATE
Los boxeadores (4-3-0) conquistaron de nuevo la gloria olímpica y
tres de sus monarcas se reiteraron en lo alto del podio: Héctor Vinent,
Ariel Hernández y Félix Savón, a quienes se unió en debut el mosca
Maikro Romero.
Milián
fue imbatible en la greco a principios de los 90.
Al judo femenino no le faltó su poderoso accionar y fue Driulis la
reina del tatami, pese a una dolencia cervical que le hizo duplicar
esfuerzo y decisión. Estela Rodríguez refrendó el subtítulo barcelonés,
lo mismo que hicieron en bronces Amarilis Savón e Israel Hernández
—único en el sector varonil—, mientras se estrenaban en la satisfacción
olímpica Legna Verdecia y Diadenis Luna.
Entre los gladiadores, Filiberto Azcuy logró convertirse en amo de
los 74 kilogramos, y Juan Luis Marén dio crédito de su constancia con un
subcampeonato, mientras que el bronce de Alexis Vila salvó la honrilla
del estilo libre.
Las medallas de plata y bronce de la esgrima cerraron favorablemente
para Cuba el capítulo de quienes están obligados a obtener el premio en
batalla directa con el oponente. Fue ese sector de los combates el de
más distinciones, adjudicándose 18 de las 25 y 6 de las 9 doradas.
En otros deportes aparentemente más fáciles, como el atletismo, esta
vez la cosecha empalideció en contraste con la barcelonesa, apenas una
de plata y otra de bronce, si bien Ana Fidelia Quirot se superó en los
800 metros, lo mismo que Yoelbi Quesada en el triple salto.
Por último, resplandor especial para el béisbol y el voleibol
femenino, equipos que continuaron haciendo historia, mientras que el
levantador de pesas Pablo Lara hizo suya esta vez la del más brillante
color. (Continuará)
Cuba en la historia olímpica (4 y
final)
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olímpica (2)
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Olímpica (I)
25 de julio |