No por casualidad, directivos y trabajadores de la granja de
cultivo ALEVITUN se empeñan en incrementar rendimientos y resultados
generales, sobre la base de densidades de siembra a tono con el área
y riguroso apego a normas técnicas y procedimientos operacionales
propios del cultivo intensivo.
Según explican Elsy Escobar Verdecia, especialista en acuicultura
de la Unidad Empresarial de Base PESCATUN, y Juan Velázquez Ricardo,
jefe de área de operaciones pesqueras a igual instancia, las dos
hectáreas dedicadas al cultivo de esa curiosa especie debieran
tributar 80 toneladas, sin embargo hasta diciembre la entidad se
propone entregar 110, volumen que significa 31 toneladas por encima
de lo producido el año pasado.
Pero la gradual simpatía hacia el claria no solo se manifiesta
entre quienes cuidan con celo y pasión las larvas traídas desde
Camagüey, las siembran, alimentan, cubren y protegen con redes en
desuso contra la embestida de aves depredadoras, para finalmente
lograr una conversión rápida y eficiente que se traduzca en
volúmenes de carne y ayude a enfrentar necesidades alimentarias de
la población.
Poco a poco pierde fuerza aquel rechazo que inicialmente hicieron
muchos ciudadanos: unos por desconocimiento o falta de información y
otros dejados llevar quizás por la infeliz denominación de "pez
gato", impresionados por la apariencia externa del animal o por
leyendas y comentarios en torno a sus "extraños" hábitos
alimentarios, sin desconocer la forma poco sugerente de presentación
que caracterizó al producto en los primeros tiempos.
"Hoy, reitera Juan Velázquez, los filetes de claria tienen no
solo una mejor presencia, sino también creciente aceptación en la
red de pescaderías con que cuenta la provincia, en las ferias que
organiza el territorio e incluso entre visitantes de otras naciones
que reciben servicio en restaurantes y hoteles del país."
Por ello, la joven Zulema Arévalo Alonso, directora de la granja,
y los 15 trabajadores que intervienen directamente en el proceso
tecnológico, idean alternativas para mejorar las condiciones de
alimentación de esos animales, sobre la base de un aprovechamiento
más óptimo e inteligente de los subproductos de la propia industria,
del sector pesquero en general y de empresas como la cárnica, al
tiempo que se proponen disminuir los costos y continuar elevando los
resultados productivos.
Entre especialistas y trabajadores parece haber consenso en torno
a la no conveniencia de realizar crías extensivas, teniendo en
cuenta la alteración que provocó ese pez en el equilibrio ecológico
de presas y embalses: fenómeno que se ha empezado a contrarrestar o
revertir en la provincia, a partir de acciones de pesquería y de
control a favor de la supervivencia y normal desarrollo de todas las
especies.
La mala fama, en fin, con que a inicios del actual milenio llegó
desde Tailandia ese inquieto habitante del reino acuático, pierde
intensidad, al tiempo que su carne gana adeptos entre quienes la
consumen en filetes, en picadillo condimentado o en otras variantes
no menos nutritivas.